Yamandú Orsi, el candidato por el Frente Amplio (FA, centroizquierda), y Álvaro Delgado, del Partido Nacional (blancos, en el poder) definirán la presidencia uruguaya en el segundo turno del 24 de noviembre, según dos encuestas divulgadas en la noche del domingo. De acuerdo con la consultora Cifra, el profesor de historia Orsi, obtendría el 44% de los votos, 17 puntos más que el delfín del actual mandatario, Pedro Lacalle Pou. El Partido Colorado, quien tuvo como abanderado a Andrés Ojeda, logró el 16% de las adhesiones. Otras formaciones menores, Identidad Soberana, el Partido Independiente y Cabildo Abierto llegarían al 2%. Por su parte, Equipos Consultores le otorga al aspirante del FA un 43,2%, contra el 28% de los blancos y el partido Colorado a 15,5%. Los números de Opción Consultores eran muy similares.
«Vamos por ese último esfuerzo, con más ganas que nunca«, dijo Orsi a la militancia en su primer acto después de los comicios. Con su estilo profesoral y didáctico llamó a los que esperaban el milagro de los 50% para ganar en el primer turno a no descorazonarse. « Hoy es una noche de alegría, de fiesta de la democracia». Tanto en su comando de campaña y como el de Delgado comenzaron a hacer cuentas de cara al choque en las urnas del último domingo del mes venidero. El FA necesita superar la suma de los dos principales partidos tradicionales y repetir hazañas previas, cuando fueron elegidos Tabaré Vázquez, en 2004 y 2014, y José Pepe Mujica, en 2010. «Nos espera un tiempo en que la unión es imprescindible».
Delgado necesitará reunir detrás suyo a todos los que no quieren que retorne al poder la centroizquierda. «No se gana el gobierno sin nosotros», recordó el colorado Ojeda, dispuesto a hacer una alianza con los blancos.
Disputa en el Congreso
Blanca Rodríguez, candidata a senadora por el FA dijo que «los resultados están dentro de lo previsto, de lo que podía pasar». Se ha confirmado que la centroizquierda «es la fuerza política más votada en el Uruguay, y se confirma además que estamos cerca de la mayoría en el Senado y que el Frente Amplio creció cinco puntos con respecto a 2019». De acuerdo con el presidente de la coalición, Fernando Pereira, los números extraoficiales son «muy positivos» y permiten «pelear la segunda vuelta con mucho optimismo».
Las primeras proyecciones indican, por otra parte, que el PN tendría la primera minoría en la cámara de Diputados.
La contienda uruguaya se diferencia de las experiencias electorales de sus vecinos, Argentina y Brasil, por un bajo coeficiente de violencia retórica y, también, por el predominio de propuestas marcadas por la moderación, inclusive en el FA. La centroizquierda no realizó nunca una política de tierra arrasada respecto de administraciones precedentes ni tampoco lo ha hecho el actual presidente Pedro Lacalle Pou. Las diferencias existen pero no son marcadas ni llevan a los antagonismos. Los comicios de este domingo no han modificado esa regla que rige desde que ese país recuperó la democracia a mediados de la década de los ochenta del pasado siglo. El tono de los discursos de los competidores fue en ese sentido elocuente «Somos un gran país en el que nadie aquí es más que nadie, un país que tiene que crecer gracias al esfuerzo y el trabajo y buscar que nadie quede rezagado, que nadie se nos quede atrás. Por eso queremos ganar», recordó Orsi en la noche dominical.
En otro aspecto se destacan los comicios uruguayos: el bajo nivel de ausentismo. La Corte Electoral informó que votaron 2.7 millones de ciudadanos, un 89% del padrón.
También se votaron dos plebiscitos que no llegaron a buen puerto por no reunir el 50% de la aprobación. Uno buscaba a habilitar los allanamientos nocturnos, prohibidos por la Carta Magna. El otro, anular los fondos de pensión privados.