Los filipinos la llaman shabu, pero en España la conocemos como metanfetamina, una potente droga que está causando estragos en todo el mundo por su poder de adicción y por los devastadores efectos que tiene sobre la salud. En nuestro país, su consumo todavía no está extendido, pero preocupa. Por eso era tan importante una redada de la Policía como la operación Manila que llevó a cabo hace tres años para desarticular una de las mafias que la distribuían en Madrid a través de tres narcopisos en el barrio de Tetuán.
A partir de este lunes, la Audiencia Provincial juzga a nueve de los supuestos responsables de levantar una organización compuesta fundamentalmente por ciudadanos filipinos, pero en la que también había españoles, un italiano y un nigeriano que actuaba como mula trayendo la droga desde Barcelona en tren. Para cada uno de los acusados, la Fiscalía pide nueve años de prisión y 300.000 euros de multa por un delito de notoria importancia contra la salud pública y otros dos años de prisión por un delito de pertenencia a grupo criminal.
El Periódico de España ha tenido acceso a todos los detalles de la investigación y a cómo organizaban una distribución que movía la droga desde Barcelona, donde existe preocupación desde hace años con el consumo de shabú en el Raval por parte de la comunidad filipina, hasta Tetuán, un barrio del norte de Madrid.
Tres narcopisos en Tetuán
Allí, la organización contaba con tres narcopisos concentrados en apenas unos cientos de metros y entre los que iban rotando el punto de venta para intentar despistar a la Policía, aunque había uno que solía mantenerse como almacén. Todo esto se lo comunicaban a sus clientes por medio de canales privados de comunicación para que supieran dónde debían ir a comprar ese día y dónde no para evitar levantar sospechas.
Lo que se encontró la Policía cuando llevó a cabo los registros no fue un gran alijo, pero sí una demostración de que había una operación organizada en marcha. Por ejemplo, se incautó de utensilios para la preparación, el consumo y la venta de droga como básculas de precisión, pipas de cristal para fumar, sopletes, bolsitas de plástico para preparar las dosis y metanfetamina. Y, además, durante estas redadas también se incautó de un puñal, una navaja, cuchillos y un spray de autodefensa.
Julen Martínez, letrado de la defensa de varios acusados, mantiene por su parte que no existen pruebas suficientes como para llevar a cabo la acusación, puesto que, en el momento de la detención, estos no se hallaban en poder de ninguna sustancia estupefaciente. Una razón por la que, según el abogado del despacho Valmaseda, confía en que se termine dictando una sentencia absolutoria contra ellos.
La metanfetamina viajaba desde Barcelona
La metanfetamina, que es una droga sintética que imita, de forma más potente, los efectos de la anfetamina convencional, todavía no ha alcanzado niveles de consumo en la Unión Europea cercanos a los del cannabis o la cocaína, las dos drogas mayoritarias, pero desde Bruselas alertan de que es un mercado «en constante crecimiento» por la mejora en los procesos de producción y su bajo coste.
En este caso, el shabu, o la metanfetamina, no era fabricada en el barrio de Tetuán, sino que la organización la conseguía a través de diversas ‘mulas’, como era el caso, por ejemplo, de Joseph O. A, un hombre de origen nigeriano que está acusado de transportar la droga desde Barcelona y que fue detenido en la estación de Atocha con 200 gramos de ‘meta’ en la mochila. Unas semanas más tarde, otro compañero, Rubén C.O., era detenido en el mismo lugar con otrs 90 gramos que iba a entregar a la organización para su posterior reventa.
Así queda probado en los informes de la Policía a los que ha tenido acceso este periódico, y en los que se detalla cómo estos hombre llevaban a cabo el transporte de sustancias estupefacientes hasta Madrid a través del AVE, con el que realizaban viajes exprés en el mismo día. Una vez en la capital, llevaban a cabo el intercambio por dinero con la organización del barrio de Tetuán en un hotel y, supuestamente, se llevaban los beneficios de vuelta a Cataluña.
El caso de Joseph, en concreto, no ha pasado desapercibido para la Fiscalía, que dada la «gravedad» de los delitos de los que se le acusa y de sus antecedentes, ha pedido que no se le compute la pena de prisión por la expulsión del país hasta que no cumpla al menos tres cuartas partes de la condena.