Casi 600 personas quedaron atrapadas el lunes en el sureste de Francia después de que la única carretera de acceso a un complejo de vacaciones quedara dañada por inundaciones. «Hoy brilla el sol, hay agua, electricidad, nadie está entrando en pánico», declaró Liliane Boyer, alcaldesa del municipio de Le Muy, a medio camino entre Marsella y Niza. «Todas las autoridades están trabajando para que los turistas que debían partir hoy o esta semana puedan hacerlo», añadió.

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