¿Cómo es posible fabricar aceitunas rellenas de anchoa en un lugar en el que ni hay aceitunas ni hay anchoas? Pues justo eso es lo que se le ocurrió en 1926 a Cándido Miró, un emprendedor del municipio alicantino de Alcoy que en aquel entonces poco podía imaginar que el negocio que montó para elaborar de manera mecanizada el aperitivo que se preparaba manualmente en los bares de la ciudad iba a convertirse con los años en un imperio de dimensión internacional. Porque eso es lo que es hoy en día la empresa Cándido Miró-Serpis, más conocida como Aceitunas Serpis, que, con una facturación de 54 millones y presencia en 30 países, persigue potenciar aún más su posicionamiento en Europa, América y Asia a través de un ambicioso plan de expansión propiciado por la entrada de Miura Partners como accionista mayoritario.

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