La salida de Iñigo Errejón deja una pregunta que sobrevuela a toda la izquierda alternativa: ¿quién conocía los antecedentes de ya exportavoz de Sumar? Desde su dimisión, tanto Más Madrid como Sumar han tratado de levantar sendos cortafuegos y han negado conocer conductas previas que apuntaran a casos de abuso sexual. Pero lo cierto es que el dirigente ya estuvo a punto de quedarse fuera de las listas electorales de Yolanda Díaz en junio del año pasado. Fue a raíz del polémico episodio en Castellón, por el que una víctima anónima denunció en redes tocamientos en un concierto. Algo que llevó el viernes al cese fulminante de una diputada madrileña. Pero no fue la única vez que un capítulo de su vida personal le puso en duda: el pasado enero el dirigente también fue objeto de escrutinio dentro de Sumar, y a punto estuvo de costarle su puesto como portavoz.
Para entender el desembarco de Errejón en el Congreso esta legislatura hay que fijarse en el 19 de junio de 2023. Era lunes y ese día pasaron dos cosas relevantes en esta historia. Una de ellas es que apareció una denuncia anónima en redes, a través de una cuenta de Twitter creada ex profeso para relatar lo ocurrido. Era el testimonio sobre el episodio ya conocido de Castellón, que a los días terminó circulando en todos los ámbitos de la izquierda. Pero ese lunes sucedía también algo especialmente relevante: en plena precampaña electoral, Sumar registraba ante la Junta Electoral Central las listas para las generales del 23J. Era lunes.
«Errejón se habría quedado fuera»
El diseño de estas listas había sido fruto de una difícil negociación con Podemos que había concluido unos días antes y en las que se dejó fuera a Irene Montero. Errejón, entonces líder de Más País, había negociado ocupar el número tres de la lista por Madrid. Una vez que tuvo asegurado su puesto para volver al Congreso en una negociación personal con Díaz, el entonces dirigente continuó su vida habitual. Y el sábado antes de registrar las listas, el 17 de junio de 2023, estaba en Castellón y salió de fiesta. El mismo lunes en que Sumar registró las listas, llegó la acusación pública.
Más allá de que este asunto se convirtiera en la comidilla durante los días posteriores, no había más datos que un testimonio anónimo en redes. Tampoco había denuncia. Pese a esto, algunas voces de Sumar admitían entonces que, si la publicación hubiera llegado antes del registro de las listas, «Errejón se habría quedado fuera». Fuera de las listas y, por tanto, del ámbito de la política nacional. Apenas unas horas salvaron a Errejón de una salida abrupta del Congreso de los Diputados, donde llevaba cuatro años como diputado de Más País.
La realidad es que la polémica tardó horas en coger vuelo, una vez que la Junta Electoral Central ya tenía en su poder las listas de Sumar al Congreso de los Diputados. Ningún partido de los que conformaban la coalición –donde estaba también Podemos– hizo causa por este asunto. Se daba la circunstancia además de que ni Más Madrid ni Sumar respondían por Errejón, que no se encontraba vinculado a ninguna de las dos formaciones.
Ruptura con Más Madrid
El diputado no estaba en las filas de Sumar y mantenía una rivalidad manifiesta con la formación de Mónica García. Ya en la negociación de las listas hubo tensiones porque Sumar computó a Errejón como cuota Más Madrid, a lo que el partido madrileño se opuso. Después de elevar su queja, los de García lograron tener ‘cuota propia’, con dos puestos de salida -el 4 y el 7 por Madrid- de manera independiente al diputado madrileño. El enfrentamiento se ocultó para no empañar la campaña.
La ruptura entre el partido de Mónica García y Errejón ya venía de lejos. El dirigente, que se enfrentó a Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid en primavera de 2019, abandonó la arena madrileña unos pocos meses después para presentarse a la repetición electoral de noviembre de 2019. Para ello fundó su partido nacional, Más País, en un movimiento al que opuso gran parte de su equipo de Más Madrid. El fracaso en las urnas le llevó a lograr sólo dos diputados.
Después de su aventura frustrada, Errejón trató de tomar de nuevo el control de la formación madrileña, lo que llevó al divorcio total en 2020, cuando intentó armar una candidatura alternativa a García en la primera asamblea de Más Madrid, valiéndose de cuadros como Tania Sánchez, Guillermo de Palacio o Eduardo Rubiño. Pero aquel movimiento no salió: no logró que nadie se postulase como candidato y renunció a dar la batalla. En julio de 2020, García fue nombrada oficialmente líder del partido sin ningún rival.
Sin relevancia política
El resultado, por una o por otra causa, llevó a que el episodio de Castellón no adquiriese entonces la relevancia política que ahora ha cobrado. Por entonces Sumar no podía expulsarle orgánicamente, al no ser miembro de su partido, y Más Madrid, según anunció el viernes noche en un comunicado, contactó con la diputada implicada en este episodio pero finalmente dio el caso por cerrado.
Después de admitir la insuficiencia de su actuación, la formación terminó por cesar el viernes a Loreto Arenillas, que respondió con un comunicado donde denunciaba ser un «chivo expiatorio para ocultar errores» y acusaba a la organización de no haber investigado los hechos.
Lo cierto es que desde Sumar ni desde Más Madrid no se le pidieron explicaciones a Errejón, a quien sí dieron en la campaña tuvo un papel más o menos discreto, y que no estuvo en el cierre de campaña ni compartió escenario con Yolanda Díaz. Tampoco se le exigió el acta una vez que tuvo que tomar posesión de su escaño. Errejón respondía por Errejón. Por entonces, la acusación pública no se había traducido en ninguna denuncia y aquello quedó en una anécdota.
Dudas sobre su vida personal
Una vez que el episodio de Castellón quedó atrás, Errejón comenzó a ganar peso en el círculo de Yolanda Díaz hasta convertirse en un parte de su núcleo duro y una figura casi imprescindible. Fue el diputado madrileño quien, durante meses, dio forma a los discursos de la líder de Sumar. Pero su figura generaba ciertos recelos en las filas del grupo parlamentario.
El desorden en el ámbito personal del dirigente, su afición a la vida nocturna y su fama de seductor y mujeriego suscitaron dudas sobre la idoneidad de dar visibilidad pública a su perfil. Un año antes, Errejón había tenido que sentarse en el banquillo tras ser acusado de propinar una patada a un hombre de avanzada edad, una agresión de la que resultó absuelto después de quedar fuera de plano de las cámaras de seguridad en el preciso momento en que presuntamente ocurrió. Sus antecedentes sí pesaron en noviembre a la hora de dejarle fuera del Gobierno de coalición, frente a su aspiración por ser ministro.
A día de hoy, todos los cargos consultados admiten que su perfil revestía una importante fama por las habituales fiestas a las que acudía, pero desmienten que, más allá de las dudas que puede suscitar ese tipo de conductas, pudieran prever comportamientos de violencia sexual como los que están saliendo a la luz.
Galicia, el segundo ‘tropezón’
El pasado enero, cuando Errejón ya se había ganado la confianza de Díaz y hacía méritos para ser nombrado portavoz del Congreso tras la salida de Marta Lois, el ya diputado de Sumar -que había entregado su partido a la vicepresidenta- tuvo un nuevo tropezón. No fue muy visible, pero volvió a levantar todas las alarmas en el equipo de Díaz.
Fue el pasado 12 de enero, cuando Yolanda Díaz acudió a una playa de A Coruña inundada de pellets en la que fue la efímera polémica de la precampaña gallega. Errejón dirigía esa campaña. Sin embargo, no apareció en las fotos.
La prensa estaba convocada a primera hora para ver a la vicepresidenta segunda recoger con sus manos los rastros de la mercancía vertida en el mar. Y ya cuando terminaba la cita, apareció Errejón con gafas de sol y desaliñado. Unas horas antes, de madrugada, Errejón había publicado en Twitter por error una imagen donde salía de fiesta junto a su escolta. La particularidad de la imagen es que se encontraban en los urinarios del lugar, según la foto que fue minutos después eliminada pero que fue captada por algunos usuarios, y a la que este medio ha tenido acceso.
Reunión con Errejón
En Sumar se alarmaron por su comportamiento, que por entonces podía ser cuestionable pero que no revestía cariz que apuntara a violencia machista. Tanto es así, que desde el gabinete de Yolanda Díaz mantuvieron una reunión con el diputado para lanzarle una advertencia: si quería ser portavoz debía «ordenar» su vida personal. No podían repetirse escenas como la vivida en Galicia. Errejón se disculpó y se comprometió a moderar sus salidas y cuidar su imagen personal. El dirigente comenzó a acudir a terapia.
La imagen se fue degradando en los últimos años. Quienes conocieron a Errejón en su primera etapa política, en el nacimiento de Podemos, relatan que su «mala vida» fue a peor a raíz de su caída en desgracia en el partido. Después de verse apartado de la primera línea política y el despido de gran parte de su equipo, Errejón se vio aislado. Cambió de compañías y poco a poco le fueron abandonando quienes le habían acompañado en los años anteriores.
A raíz de su ruptura con Más Madrid, esta sitaución se hizo aún más evidente al tiempo que se fueron agravando, según admiten fuentes próximas, las conductas reprochables del diputado. Unas conductas entonces relacionadas con su intensa vida nocturna y que ahora han dado pie a múltiples acusaciones y una denuncia, de momento, por presunto delito de agresión sexual.