El Su-57, caza de quinta generación ruso, utiliza tácticas innovadoras con drones señuelo y misiles de crucero Kh-59M2 para evadir y atacar sistemas de defensa antiaérea ucranianos.

El analista militar ruso Alexéi Mijáilov ha informado que el ejército ruso ha implementado una novedosa táctica de asalto aéreo contra los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania. Mijáilov señala que Moscú ha estado llevando a cabo ataques coordinados sobre sistemas como el Patriot, IRIS-T, NASAMS y MIM-23 Hawk, utilizando drones como señuelo y lanzando misiles de crucero desde sus cazas Su-57 Felon, que permanecen fuera del alcance visual de las defensas ucranianas.

El 20 de octubre, en diversas redes sociales rusas y a través de canales de Telegram, aparecieron imágenes que mostraban al Su-57, el más reciente caza de quinta generación, en pleno vuelo. Según los informes, el avión fue avistado en la región cercana al mar de Azov y portaba misiles de crucero, que los expertos creen que podrían ser del tipo Kh-59M2.

En paralelo, las fuerzas ucranianas han experimentado importantes bajas en sus sistemas de defensa aérea en el último mes. Entre la noche del 19 y la mañana del 20 de octubre, un sistema MIM-23 Hawk fue atacado. Se sospecha que el Su-57 avistado en el mar de Azov estuvo involucrado en este ataque, empleando un misil de crucero para destruir dicha posición. Este sistema de defensa había sido previamente entregado a Ucrania por el gobierno español.

A pesar de que el Ministerio de Defensa ruso no ha emitido ningún comunicado oficial sobre la operación, fuentes ucranianas han señalado que el sistema de defensa “español” ha sufrido daños considerables. Algunos componentes, como los lanzadores y los radares, quedaron fuera de servicio tras el impacto inesperado del misil de crucero.

Días antes, otro sistema de defensa aérea estadounidense, el Patriot, localizado cerca de la ciudad de Járkov, también fue objeto de ataques por parte de las fuerzas rusas.

De acuerdo con el análisis de Mijáilov, los ataques rusos han deteriorado gravemente la capacidad defensiva aérea de Ucrania, debilitando la cobertura de protección sobre ciudades clave como Dniéper y Zaporizhia. El experto subraya que, en la mayoría de los casos, estos ataques han ocurrido de manera sorpresiva, lo que ha limitado la capacidad de respuesta ucraniana.

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La imagen muestra misiles antiaéreos US Hawk en un desierto de Arabia Saudita, 1991. (Foto AP)

El incremento de las pérdidas en los sistemas de defensa aérea ucranianos ha motivado a los países occidentales a actuar con urgencia, buscando reforzar la capacidad defensiva de Kiev. En una reunión del G7 el 20 de octubre, Ucrania y Alemania firmaron un acuerdo que tiene como objetivo mejorar las defensas aéreas ucranianas.

A este esfuerzo se espera que se sumen otras naciones como Noruega, Bélgica, los Países Bajos y Dinamarca. Alemania, por su parte, se ha comprometido a enviar sistemas de defensa aérea IRIS en sus variantes T y S, especializados en la protección de corto alcance con misiles guiados por calor.

Mientras tanto, las fuerzas aeroespaciales rusas están empleando misiles Kh-31 para atacar las defensas antiaéreas ucranianas. Estos misiles supersónicos están equipados con sensores altamente sensibles capaces de identificar las señales emitidas por los radares de los sistemas de defensa aérea. Debido a su velocidad extrema, los Kh-31 pueden alcanzar sus objetivos en cuestión de minutos.

Los aviones Su-35 y Su-30SM son las principales plataformas de lanzamiento de estos misiles antirradar. El Ministerio de Defensa ruso ha difundido varias veces imágenes de los Su-35 operando en el Distrito Militar del Norte, donde patrullan regularmente con al menos un misil Kh-31 a bordo. Según Mijáilov, “desde el inicio del Distrito Militar del Norte, los cazas rusos y los misiles Kh-31 han destruido decenas de sistemas de defensa aérea ucranianos y diversas estaciones de radar”.

Sin embargo, las Fuerzas Armadas ucranianas han aprendido a minimizar las pérdidas provocadas por estos misiles supersónicos, conocidos como “asesinos de defensa aérea”. Los Kh-31 localizan las posiciones de los sistemas de defensa a través de las emisiones de radar, pero la potencia de sus ojivas no es suficiente para cubrir completamente las áreas de posición. Esto ha llevado a las tripulaciones ucranianas a reducir sus emisiones de radar y a dispersar sus lanzadores y sistemas de defensa para mitigar los daños.

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En los sistemas modernos de defensa aérea occidentales como los Patriot, IRIS, SAMP y NASAMS, las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) confían en misiles con cabezales de búsqueda activos para enfrentar a las aeronaves rusas. Los enfrentamientos se basan principalmente en la información recopilada por sistemas de reconocimiento electrónico y datos suministrados por aviones de alerta temprana de la OTAN, que patrullan casi de manera constante sobre la zona de conflicto.

El analista Alexéi Mijáilov afirma: “Esta estrategia no permite que las defensas aéreas ucranianas se enfrenten eficazmente a los cazas rusos. Sin embargo, el verdadero objetivo de Kiev no es solo proteger sus fuerzas de los ataques aéreos, sino infligir el mayor número posible de bajas a las fuerzas aeroespaciales rusas”.

Al mismo tiempo, el mando militar ucraniano ha desplegado todas sus capacidades defensivas para contrarrestar los misiles de crucero rusos de largo alcance y los drones de ataque, como los modelos Geran-2 y Gerber. En este aspecto, los sistemas antiaéreos ucranianos están operando a plena capacidad, con radares que detectan los objetivos y los señalan para ser destruidos por los misiles tierra-aire, utilizando todos los lanzadores disponibles.

El alcance de los misiles rusos Kh-31, sin embargo, no es suficiente para alcanzar las principales posiciones ucranianas desde donde las defensas aéreas interceptan los drones conocidos como “motos voladoras”. Además, las fuerzas ucranianas están maximizando la movilidad de sus sistemas, trasladándolos rápidamente de un lugar a otro para dificultar los ataques rusos.

No obstante, desde principios de octubre, los drones rusos Geran-2 y Gerber han incrementado notablemente su efectividad, causando graves daños en instalaciones militares e industriales clave de Ucrania.

Estas armas han alcanzado un nuevo nivel de letalidad, como muestran las imágenes y videos publicados por los ucranianos, donde se observa que los drones de ataque rusos ahora operan en grupos numerosos durante el día, aumentando su capacidad destructiva.

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Su-57

Según el analista Alexéi Mijáilov, Kiev no reconocerá públicamente que su sistema de defensa aérea no ha cumplido con las expectativas. Aunque los ciudadanos ucranianos publican regularmente videos de lanzamientos de misiles tierra-aire, cada vez más drones kamikaze rusos logran alcanzar sus objetivos a pesar del creciente despliegue de sistemas antiaéreos.

El pasado fin de semana, los medios ucranianos difundieron imágenes de un nuevo dron ruso que ha sido diseñado sin una ojiva convencional. Este dron está equipado con varias esferas cubiertas de papel de aluminio con un patrón especial. En términos físicos, estos dispositivos son conocidos como “lentes de Luneberg”. Estas esferas, cuando son iluminadas por un radar, refractan las señales y hacen que el pequeño dron aparezca en las pantallas de los radares como si fuera un objetivo mucho más grande.

Estos drones señuelo son extremadamente económicos de producir y pueden fabricarse en grandes cantidades. De hecho, Ucrania afirma haber identificado el nombre del dispositivo en partes de los drones señuelo: “Parody”. Según las Fuerzas Armadas ucranianas, desde inicios de octubre, cada ataque con drones kamikaze Geran-2 y Gerber ha sido acompañado por el lanzamiento masivo de señuelos Parody. En algunas ocasiones, se utilizan uno o dos señuelos por cada dron kamikaze real.

Desde el comienzo del otoño, los cazas rusos de quinta generación, como el Su-57, también han planteado un serio desafío para la defensa ucraniana. Estos aviones están constantemente desplegados lo más cerca posible de la zona de combate. Mijáilov explica que “el Su-57 despega rápidamente de sus aeródromos, asciende a gran altitud y se dirige a la zona de alerta. Gracias a sus avanzadas capacidades, estos cazas son prácticamente invisibles tanto para los aviones de alerta temprana AWACS de la OTAN como para los radares terrestres ucranianos”.

El Su-57, además, porta misiles Kh-69, un arma avanzada que ha comenzado a ser empleada masivamente por las fuerzas aeroespaciales rusas. Estos misiles son fácilmente almacenados en los compartimentos internos de los cazas de quinta generación, y su apariencia es similar a los más pesados Kh-101. Esto permite que los Su-57 operen con mayor eficacia sin ser detectados por las defensas antiaéreas ucranianas, aumentando el riesgo para las infraestructuras estratégicas del país.

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Una característica clave del misil Kh-69 es su modularidad, lo que permite instalar diferentes tipos de ojivas según la misión. Entre las opciones, se incluyen municiones monobloque, de racimo, y cabezas diseñadas para destruir búnkeres enterrados y puestos de mando. Según el experto ruso Alexéi Mijáilov, “estos nuevos sistemas de misiles destruyen objetivos en la retaguardia ucraniana a diario”.

Con esta información, se pueden evaluar las nuevas tácticas adoptadas por las fuerzas rusas. Además de los misiles Geran-2 y Gerber, las fuerzas aeroespaciales rusas han estado utilizando activamente señuelos Parody, lo que incrementa el impacto de cada incursión, incluso cuando el número de drones kamikaze es relativamente pequeño. Esta estrategia ha causado ataques masivos contra las defensas antiaéreas ucranianas, haciendo evidente que la amenaza no puede ser ignorada.

En respuesta, Ucrania está utilizando todos los sistemas de defensa aérea disponibles, pero la situación se ha complicado aún más con la introducción de los cazas Su-57. Estos aviones, casi invisibles para los radares ucranianos y los aviones de alerta temprana de la OTAN, ejecutan ataques en tiempo real con misiles Kh-69. Las ojivas avanzadas de estos misiles causan mayores daños a los lanzadores y radares de los sistemas de defensa ucranianos que los misiles Kh-31 previamente utilizados.

Las imágenes y vídeos publicados del Su-57 en acción muestran que la situación para las defensas aéreas ucranianas se ha vuelto extremadamente desafiante. Ahora, los cazas rusos han comenzado a usar misiles convencionales Kh-59M2, lo que añade una nueva capa de complejidad a la defensa ucraniana.

Esta nueva táctica ha resultado ser una desagradable sorpresa para el mando militar de Ucrania. Según Mijáilov, Kiev tiene muy pocas opciones para contrarrestar estos ataques. La única alternativa viable sería reducir la actividad de sus sistemas de defensa durante los ataques con drones y misiles rusos, o continuar sufriendo la pérdida de costosos sistemas de defensa aérea occidentales, valorados en millones de dólares.

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