«Los que sean de sentimiento y escudo del Hércules tienen que estar con nosotros». Lo dice Rubén Torrecilla, convencido de que los seguidores blanquiazules no renunciarán a su asiento en el José Rico Pérez este sábado (21:30 horas) por seguir desde casa el Clásico del Bernabéu o la pelea de Topuria en Abu Dabi. La competencia es terrible. Puede que haya hasta que batallar con la climatología, aunque, según el pronóstico, la amenaza de lluvia va perdiendo fuerza con el paso de las horas.
El herculanismo contra todos, contra la polarización ibérica del fútbol encarnada en merengues y culés, contra las descargas descontroladas de testosterona dentro de una jaula, contra una mala hora para cualquier cosa que no sea cenar tranquilo después de una semana repleta de inquietudes laborales y desgaste físico, contra los pensamientos intrusivos y los programas deportivos martilleando con la parálisis del planeta en torno a la televisión entre las nueve y las doce de la noche.
El Hércules, que trata de no recurrir a las invitaciones para no devaluar su producto en Primera RFEF, ha optado por no atajar la posible fuga de seguidores de su estadio provocada por la relevancia mundial de las dos opciones de ocio y pasión con las que compite en horario, así que este sábado tendrá ocasión de calibrar cuál es el orden de prioridades de su masa social. «No tengo dudas de que vendrá mucha gente. Madrid y Barcelona no se juegan nada, porque queda mucha liga, y nuestra afición está disfrutando de su equipo», sostiene el técnico.
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«Los que sean de sentimiento y escudo del Hércules tienen que estar con nosotros. Además, pueden echar un ojo en cualquier momento al móvil para ver cómo va el otro partido», describe Torrecilla, para quien una caída sobresaliente de espectadores en la grada coincidiendo con la visita del filial del Atlético de Madrid después de tres semanas sin perder, habiendo sumado 7 de los últimos 9 puntos y estando a un solo paso del liderato, sería una decepción mayúscula.
El preparador blanquiazul recupera a Oriol Soldevila, su goleador, y a Dani Romera, el delantero centro que debiera sumarse rápido a esa tarea. Alvarito y Sotillos se quedan en la recámara lastrados por sendas dolencias musculares, así que la única duda que atormenta al técnico es decidir cuándo da entrada a su máximo artillero, si al comienzo del choque o en la segunda mitad.
En el plano posicional también le toca decidirse entre Artiles y Aranda, es decir, entre premiar al canario por su entrega semanal y su gol salvador en Algeciras, o recuperar para la causa a Aranda no vaya a ser que desconecte más de la cuenta… tan pronto. Abraham, que se mostró seguro en Yecla, debería tener continuidad para verificar su evolución y su integración.
El resto, un bloque cada semana más reconocible con el que contener a un filial muy físico en el que destaca el toledano Víctor Mollejo en el regreso al club de su vida. El equipo que entrena Fernando Torres suma seis semanas sin perder. Fuera de casa se han enfrentado a Intercity, Alcorcón, Fuenlabrada e Ibiza y han ganado en las dos visitas a los clubes de su Comunidad.
Llevan 11 puntos, 4 menos que el Hércules, así que tienen la oportunidad de dar un buen mordisco a la clasificación. Los alicantinos solo han cedido dos en el Rico Pérez, los que se le escaparon en el protoderbi de la tercera jornada. Tras las tablas en La Constitución, toca volver a sumar de tres. «Hacerles el partido incómodo», ese es el plan que ha preparado Rubén Torrecilla sobre un césped recién plantado.