- No implica tomar las mismas decisiones, pero sí no criticarlas
- Cierre de filas con el error de ETA o el congreso nacional
- Discursos compatibles
- Diferencias con las discrepancias de otros presidentes
- Esquivar el intento de división de Sánchez
- Cerrar los choques de la etapa de Pablo Casado
La dirección del Partido Popular tuvo claro desde su desembarco en Madrid que debía corregir la deriva del anterior dirigente, Pablo Casado, con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Con ese objetivo, se han producido varias reuniones desde 2022 para mantener “coordinación y sintonía”, según confirman a Confidencial Digital distintas fuentes del PP y el entorno de la mandataria madrileña.
Feijóo y Ayuso han establecido un pacto tácito de no agresión. La dirección nacional otorga máxima independencia y libertad de acción a la presidenta, a la vez que se compromete a no criticar en público las decisiones de Génova. Un acuerdo de no interferencia que se ha cumplido a rajatabla desde la llegada del mandatario gallego, aunque las opiniones e incluso las decisiones de ambas direcciones hayan chocado. Así, mientras Ayuso ha decidido citar a Begoña Gómez en la comisión parlamentaria de la Comunidad, Feijóo —por ahora — descarta hacerlo en el Congreso, pero ninguno ha entrado a valorar los motivos ni los movimientos del otro.
No implica tomar las mismas decisiones, pero sí no criticarlas
Tanto Feijóo como Ayuso se muestran conscientes de que no defienden modelos idénticos, ni en las formas ni en el fondo. Pero sí pueden limitarse a sus parcelas, sin necesidad de criticar las decisiones del otro. En los distintos contactos que se han producido, Génova ha garantizado a Ayuso que no habrá interferencias del PP nacional sobre sus palabras o sus decisiones, ni en declaraciones ni en decisiones de los dirigentes del partido.
A su vez, la presidenta se ha comprometido a hacer lo propio: rechazar cualquier valoración sobre las decisiones que la cúpula haya anunciado y argumentado abiertamente. Un pacto que permite a la presidenta total libertad de movimientos, aunque sus decisiones vayan en contra de las de Génova.
Cierre de filas con el error de ETA o el congreso nacional
El respeto de Génova a todas las declaraciones de Ayuso, y la total libertad de acción que le ha garantizado Feijóo, han terminado por resultar en una “buena sintonía” entre ambas cúpulas. Una relación cordial que ha llevado a la presidenta a cerrar filas con su presidente ante el ruido interno que se ha instalado en el partido en las últimas semanas a raíz del error parlamentario de votar a favor de la enmienda que rebajará las condenas de 43 etarras.
Un desliz que ha llevado a distintos dirigentes territoriales a pedir cabezas mientras desde el equipo de Ayuso han respaldado a Feijóo y han trasladado que no exigirán ningún cese, y han depositado toda la responsabilidad en Sánchez: “Es quien debería dimitir por excarcelar etarras”, han afirmado fuentes del equipo de la presidenta, como adelantó ECD.
Tampoco Ayuso ha querido sumarse a las voces internas que han sugerido la celebración de un congreso nacional. Dentro del PP recuerdan que no se celebra una convención ordinaria desde 2017, porque el que descabezó a Casado y enarboló a Feijóo tuvo carácter extraordinario y allí no hubo debate alguno: ni sobre ideas ni sobre de estatutos. Pero el equipo de la presidenta rechazó, en público y en privado, entrar a ese debate: “Es decisión de Génova y la respetamos”.
Además, la presidenta ha mantenido una comunicación fluida con la dirección nacional para abordar discrepancias. Sucedió con las diferencias por las negociaciones con Junts, que dirimieron en privado, y también con el plantón de Ayuso a Sánchez de este lunes. La presidenta llamó el pasado domingo personalmente a Feijóo para explicarle sus motivos y comunicarle la decisión.
Discursos compatibles
Génova decidió aceptar la independencia de Ayuso. Mientras no manifestara una crítica abierta a la dirección, en la planta noble del partido consideran que su perfil propio la fortalece en Madrid, mientras que no influye a nivel nacional en la estrategia del PP, que ofrece otro modelo al conjunto del país.
Ambos consideran que la ciudadanía circunscribe el discurso de Ayuso a la Comunidad, y enmarca el de Feijóo como una alternativa para todos los públicos acorde a la figura del líder de la oposición. Las dos partes ganan.
Begoña Gómez, las reuniones con Sánchez, las negociaciones con Junts
Las discrepancias en distintos temas han resultado evidentes. Ayuso ha decidido citar al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y a su esposa, Begoña Gómez, en la comisión de la Asamblea de Madrid, que estudia presuntas irregularidades en el máster de la Universidad Complutense, que dirigía la mujer del jefe del Ejecutivo. Una citación que Génova ha rechazado en la Cámara Baja.
También se ha negado a acudir a la reunión con Sánchez en La Moncloa dos meses después de que Feijóo calificase de “error” que cualquiera de sus presidentes autonómicos declinara la invitación del presidente.
Del mismo modo, mostraron discrepancias en las negociaciones con Junts. Esteban González Pons, vicesecretario general del PP, se mostró más que a favor de negociar con el partido liderado por Carles Puigdemont, pero Ayuso se mantuvo firme: “No son de fiar”, afirmó ante la posibilidad de acordar con los independentistas una moción de censura contra el Gobierno. Pero tras las palabras de Pons guardó varios días de silencio y habló en privado con el presidente de su partido, como informó ECD.
Aunque esta retahíla de desacuerdos entre la línea política de Ayuso y la de Feijóo no han sentado bien siempre, tampoco entre los distintos dirigentes territoriales, pero no suponen ataques abiertos de la presidenta a las decisiones de Génova.
Ambos líderes se limitan a expresar sus opiniones y decisiones, aunque no concuerden, pero ni Ayuso critica que Feijóo las tome, ni el líder gallego critica los movimientos de la mandataria madrileña.
Diferencias con las discrepancias de otros presidentes
Una situación distinta, por ejemplo, a la que se produjo con Alejandro Fernández en el marco también de las negociaciones con Junts. El presidente del PP catalán sí se quejó públicamente de que la dirección del partido se abriese a contactos con Puigdemont.
“Junts sí es mi rival, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un rey fascista, con el que se niegan a “hablar””, afirmó en un mensaje a través de X —antes Twitter—, y lanzó un mensaje directo a Génova: “Que alguien me diga de qué hay que “hablar con ellos…”.
Esquivar el intento de división de Sánchez
El esmero de la dirección popular en cuidar la relación con Ayuso, se basó en no repetir los errores de Pablo Casado y el secretario general, Teodoro García Egea. La anterior dirección a menudo trataba de influir en las decisiones de las autonomías, forzando adelantos electorales como el de la Región de Murcia o el de Castilla y León, con un resultado amargo para los populares.
Estas interferencias generaron roces en varios territorios que el Partido Socialista trató de potenciar con la mirada fija en Madrid. El PP terminó explotando internamente. De ahí que Feijóo cambiara el rumbo para incluir las reuniones entre el presidente popular y Ayuso, que también buscan forjar un parapeto ante los intentos de división que lanza Moncloa.
No en vano, cuando se dirige a Feijóo, el presidente Sánchez a menudo utiliza la fórmula “su jefa” para referirse a la dirigente de la Comunidad de Madrid. Una estrategia comunicativa que utiliza como punta de lanza, precisamente, la libertad de la presidenta regional a la hora de decir y hacer.
Cerrar los choques de la etapa de Pablo Casado
El plan de las dos direcciones buscó, desde el principio, que ambas salieran reforzadas en sus estrategias. Un enfrentamiento constante dejaría un futuro incierto para el PP mientras sí o sí, beneficiaría al Gobierno, según concluyeron en el PP nacional y de Madrid. La guerra civil con Pablo Casado estaba reciente y debían subsanar cuanto antes esa hemorragia para evitar un desgaste de esa envergadura.