No hay forma de comprobar si está en lo cierto, pero Pedro Martín-Calero sostiene que la persona más sorprendida por el Premio a la Mejor Dirección ‘ex aequo’ que obtuvo en el Festival de San Sebastián gracias a su ópera prima no es otra que él mismo. “Como suele decirse en estos casos, para mí estar presente en la competición ya era suficiente recompensa”, admite. “Después de todo, ‘El llanto’ no solo es mi primer largometraje, también es una película de terror”, añade en alusión a la falta de atenciones que el cine catalogable dentro de ese género suele sufrir en los certámenes cinematográficos de prestigio.
Desde su triunfo en Donostia hasta su llegada a la cartelera esta semana, en cualquier caso, su película ha pasado por dos festivales más, el de Sitges y la SEMINCI de Valladolid, y en ambos ha recibido la más calurosa de las acogidas. “Supongo que conecta con la gente porque, en ella, lo que causa el terror no son bichos de otro planeta ni cosas por el estilo”, opina acerca de ese éxito. “Son miedos muy reales, que nos preocupan, nos duelen y nos quitan el sueño a todos”.
‘El llanto’ retrata por partes a tres mujeres pertenecientes a dos épocas distintas y separadas por miles de kilómetros -encarnadas por la española Ester Expósito, la francesa Mathilde Ollivier y la argentina Malena Villa– que son acechadas por un mismo ente maligno e invisible cuya manifestación física es, al menos inicialmente, tan solo el sonido terrible de un lamento lloroso. “La idea surgió de poco más que una imagen, una joven que baila en una discoteca”, recuerda el vallisoletano, que también menciona a la escritora Mariana Enríquez entre las fuentes de inspiración de la película.
Amenaza sobrenatural
“En cuanto compartí con Isabel lo que tenía en la cabeza, la convencí para que me ayudara a darle forma”. Isabel es Isabel Peña, en su día ganadora de dos premios Goya al Mejor Guion junto a Rodrigo Sorogoyen -uno gracias a ‘El reino’ (2018), el otro gracias a ‘As Bestas’ (2022)- y coguionista de ‘El llanto’; mano a mano con ella, Martín-Calero convirtió la película en una alegoría sobre los terrores que el patriarcado puede llegar a representar. “Usamos una amenaza sobrenatural como metáfora a través de la que hablar del dolor que la violencia contra las mujeres provoca tanto en las propias víctimas como en quienes las rodean, del escepticismo y la desconfianza de la que ellas son objeto y de cómo esa violencia, si no se ataja, se propaga entre generaciones”, explica el director. “Adoptar las maneras propias de las películas de terror nos sirvió como un medio para hablar de cosas importantes sin necesidad de adoctrinar al espectador, y apelando directamente a su inconsciente”.
Confiesa no ser un gran conocedor de la retórica del cine de género, pero nadie lo diría al revisar tanto los videoclips que en su día rodó para artistas como The Weeknd, Hinds y Territoire como sus spots publicitarios para Adidas y Honda, entre otras marcas. “Recuerdo que había quienes me decían: ‘tienes que dedicarte a contar historias de terror’, pero por entonces mi uso de las herramientas visuales propias de ese tipo de ficciones era algo no deliberado sino puramente instintivo”. La publicidad nunca fue su vocación, pero reconoce estarle muy agradecido. “Trabajar en ese sector me salvó económicamente en una época en la que estaba malviviendo y, sobre todo, me enseñó muchísimo; gracias a ello aprendí a tener muy en cuenta la concisión porque, al fin y al cabo, un anuncio tiene que contar una historia en unos pocos segundos”. La utilidad de las lecciones salta a la vista: en ‘El llanto’, Martín-Calero exhibe una precisión narrativa y estilística imponente, en virtud de la que logra generar tensión dramática prácticamente en cada plano.
La nueva película ha sido producida por Caballo Films, compañía cofundada por Sorogoyen en cuya génesis también participó el propio Martín-Calero. “Rodrigo ofreció varios consejos muy valiosos tras leer una de las primeras versiones del guion y posteriormente dio algunas opiniones más cuando estábamos en la fase de montaje; somos viejos amigos, tanto a él como a Isabel los conocí en la Escuela de Cine de Madrid”. El de ‘El llanto’, comenta, no es el primer guion que escribe junto a Peña. “Ya trabajamos en uno en 2016, y hacerlo nos sirvió para darnos cuenta de que compartimos una sensibilidad, unos referentes y un sentido del humor”. El texto, una ficción distópica, permanece guardado en un cajón y ahí se quedará, al menos de momento. “Habría que hacerle varios retoques para poder usarlo. Aunque, bien pensado, ¿quién sabe?”.
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