Un acusado de violación en Zaragoza defiende que la chica aceptó las relaciones sexuales «sin problema»

La Audiencia Provincial de Zaragoza albergó ayer otro juicio por un delito de agresión sexual en el que el debate volvió a girar en torno al consentimiento o no de las relaciones sexuales que el acusado –K. D. (Senegal, 1993)– mantuvo el 5 de septiembre de 2023 con una joven en la capital aragonesa. «Ya estamos con la historia de siempre», llegó a decir la representante del ministerio fiscal en alusión a las declaraciones cruzadas de uno y de otro después de que el procesado reiterara que la chica aceptó «sin problema» el encuentro sexual consistente en una felación y en una penetración vaginal. Ella, por su parte, afirmó todo lo contrario. «Yo ningún problema con España, solo trabajar y mi casa (sic)», afirmó el acusado ante el tribunal de la Sección Tercera, presidido por el magistrado José Ruiz Ramo, ante quien incluso manifestó que la chica le hizo «chantaje».

Los hechos referidos se remontan a la tarde del 5 de septiembre de 2023, en torno a las 20.30 horas. Según consta en el escrito de acusación de la Fiscalía, la denunciante le había prestado 20 euros una noche de fiesta y, cuando ambos coincidieron en la calle Delicias, el acusado le instó a que le acompañara a casa para devolvérselos. Pero, ayer, el joven senegalés ya desmarcó del relato de la chica en este punto. «Siempre el día 1 yo tengo mi nómina», afirmó para excusar su petición monetaria.

Las relaciones sexuales se consumaron en el domicilio en el que reside K. D., ubicado en la calle La Aljafería. Según explicó ayer el denunciado, la chica le practicó una felación y, posteriormente, la penetró vaginalmente hasta que abandonaron juntos la vivienda. Ella, por el contrario, sostuvo que se le abalanzó después de dejarle claro que solo quería tener con él una relación de «amistad».

Por todo ello, el ministerio fiscal y la acusación particular a cargo del abogado Ángel Cordero solicitaron una pena de diez años de cárcel por un delito de agresión sexual y una indemnización que asciende a 9.000 y 15.000 euros, respectivamente. La Fiscalía, además, imputa a K. D. un delito de obstrucción a la Justicia por el que solicita otros dos años de prisión después de que la chica manifestara que el procesado le pidió que retirara la denuncia cuando, al día siguiente, coincidieron a las puertas de un supermercado ubicado en la calle Delicias. Pero el chico dijo todo lo contrario: que fue ella quien le hizo «chantaje» para que le entregara 50 euros.

La defensa ejercida por la letrada Soraya Laborda, por su parte, interesó la absolución de su representado al alegar que el testimonio de la víctima «no cumple los requisitos» para que constituya una prueba de cargo. «Ella describe una agresión sexual violenta, pero no hay ninguna lesión», argumentó Laborda, para quien la interposición de la denuncia se fundamenta en «razones económicas». La letrada, precisamente, solicitó al tribunal provincial que su cliente declarara en último lugar. Lo hizo acompañado de un intérprete que no le pudo ayudar porque el traductor no sabía hablar bien el castellano. Este juicio, precisamente, ya se suspendió a principios del presente mes después de que otro traductor no fuera capaz de entender la variedad dialéctica del joven senegalés.

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