Con los Presupuestos en el aire, la carrera por marcar perfil propio se intensifica entre los socios de investidura de Pedro Sánchez. A la clásica competición entre Junts y ERC, que eleva el precio de estas formaciones a la hora de pactar, se ha sumado en los últimos días una escalada entre Podemos y Sumar que amenaza con arrojar más inestabilidad a la legislatura. En Moncloa interpretan que la línea dura de los morados se debe a que tratan de anticiparse a un hipotético escenario de ruptura por parte de los posconvergentes si rechazan las cuentas públicas.
Fuentes del Ejecutivo advierten ante esta estrategia que “se equivocan de diagnóstico”, pues están confiados en sacar adelante los Presupuestos. Sin embargo, su principal preocupación se centra en Sumar, tras subir los de Yolanda Díaz el tono contra el PSOE en materias como la vivienda y hacer una “incomprensible” pinza con el PP para que el Gobierno deba recabar la autorización del Congreso sobre el envío de armas al extranjero. Uno de los ministros del círculo de confianza de Pedro Sánchez lamenta que esta espiral entre Sumar y Podemos se debe a la “gran ansiedad por ser protagonistas” en el espacio político a su izquierda.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se encargó de mandar un mensaje público de reprimenda a sus socios de coalición por lo que tildó de deslealtad. «Me trasladaron que no era verdad lo que decían determinados medios y luego resultó que sí era verdad», lamentó este miércoles en declaraciones a los medios en los pasillos del Congreso. El movimiento de Sumar no solo facilitó una victoria parlamentaria al PP, sino que fragmentó al bloque de investidura. A cambio, los populares apoyaron su norma sobre las hipotecas abusivas. En este punto, los socialistas insisten en que el voto del PP «no era necesario porque iba a salir de todos modos. Por ello concluyen que “no se entiende”.
La relación competitiva entre Podemos y Sumar, con los primeros tratando de recuperar autoridad en este espacio desde posiciones más rupturistas, está provocando que los de Yolanda Díaz reaccionen a la defensiva. Esto es, marcando distancias con el PSOE. Algo que volvió a ponerse de manifiesto este jueves al dejar sola a la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, durante su comparecencia en el pleno del Congreso.
El portavoz de Sumar en esta materia, avisó a la ministra que sin medidas contundentes durará lo mismo que «un piso de 600 euros en Idealista». Sin embargo, su posición como socios de coalición incrementa la sensación de ingobernabilidad, que buscaría azuzar el PP. Sobre todo cuando más allá de las diferencias discursivas se visibiliza a través de las votaciones. La problemática del acceso a la vivienda es una vía de agua que el Gobierno no logra controlar y la agitación social contribuye a que los socios parlamentarios busquen desmarcarse para evitar complicidad.
Camino sin retorno
Por otro lado, esta escalada en el espacio a la izquierda del PSOE conlleva el riesgo de que Podemos suba el precio hasta desprenderse por un camino sin retorno. Poner líneas rojas a cambio de su apoyo en las que no puedan dar marcha atrás y que sean inasumibles para el Gobierno. Fuentes del Ejecutivo trasladan que “no nos cogería en la cabeza” este escenario, pero ya alertan que sus dos condiciones de máximos para apoyar los Presupuestos son “inasumibles”: romper relaciones con Israel y rebajar por ley los alquileres un 40%. De ahí que les preocupe la decisión de Podemos de hacer una consulta a la militancia para ratificarlas, lo que dificultaría dar marcha atrás y buscar puntos de encuentro en la negociación.
“Una consulta solo se puede cambiar con otra consulta”, apunta un ministro socialista dando cuenta del peligro que conllevaría instalarse en posiciones. Una cosa es que “hagan valer sus votos” y otra adoptar posiciones cercanas al bloqueo. El Gobierno necesita a todos sus socios para sacar adelante las cuentas públicas.
Exigencias “inviables”
Desde el ala socialista del Ejecutivo remarcan que la exigencia de rebajar los alquileres es “inviable” porque la Constitución defiende la propiedad privada. “No se puede obligar a un propietario otra cosa es declarar zonas tensionadas o establecer un límite”, argumentan. Una inviabilidad que extienden a su pretensión de condicionar la política exterior respecto a las relaciones con Israel.
La debilidad en el espacio de Sumar, tanto orgánica como electoral tras las europeas y la bajada en los sondeos, ha llevado al PSOE a un intento de aglutinar bajo sus siglas al voto progresista. En su congreso federal fijado entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre se busca renovar y reforzar las bases ideológicas del partido para convertirse en “faro de la socialdemocracia”. Con todo, en Ferraz son conscientes de que la fragmentación del espacio a su izquierda se traduce en desmovilización y, a la postre, dificulta la suma del bloque progresista. A todo ello se añade el clima de corrupción que busca alentar la oposición al calor del caso Koldo y la investigación a la esposa del presidente del Gobierno.