Que el Valencia ocupe la última posición de la tabla tras diez jornadas disputadas es síntoma claro de que no son una ni tan siquiera pocas cosas las que han fallado para llegar a esta situación límite. Un proyecto deportivo inexistente, un propietario que solo mira por el beneficio de su bolsillo y una dirección deportiva ineficiente han llevado al club de Mestalla a una realidad impropia de su centenaria historia.

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