«¡Esto es La Masia! ¡Esto es La Masia!«, exclamó un eufórico Hansi Flick cuando se le preguntaba por el aplastante triunfo sobre el Bayern Múnich (4-1), que le confiere a su Barça un aire de máquina ofensiva que llega muy engrasada al clásico del sábado ante el Madrid.
Y lo hace el técnico alemán con un equipo repleto de jóvenes nacidos en el hogar de la cantera, estableciendo un nuevo registro. El once inicial del Barça ante el Bayern tenía una media de 24 años y 185 días, que queda por debajo de aquel conjunto que diseñó Guardiola en noviembre de 2011 contra el Bate Borisov (23 años y 93 días).
Empezó con seis canteranos en el once inicial (Iñaki Peña, Pau Cubarsí, Balde, Casadó, Fermín y Lamine Yamal) y Flick acabó recurriendo en la segunda mitad a tres más: Dani Olmo, Ansu Fati y Gavi. El poder de La Masia entronizado en Europa con una exhibición que se llevó por delante al Bayern.
Ya antes de empezar el partido, el club bávaro, poderoso en lo deportivo, es dueño tradicional de la Bundesliga, y en lo económico, quedó fascinado por el trabajo de formación del club azulgrana. «Es excepcional para el Barça como club tan poco después de la salida de Messi ya tener potencialmente a un jugador como Lamine que podría reemplazarlo. Todo mi respeto para La Masia», exclamó Vincent Kompany, anunciando que Cubarsí «será uno de los líderes mundiales en el plano defensivo».
Cubarsí superó ‘la prueba Kane’
Cuando el Barça de Luis Enrique ganó el 6 de mayo de 2015 al Bayern de Guardiola (3-0), Pau Cubarsí tenía ocho años. Casi una década más tarde, y en su primer duelo con el club bávaro, no fue regateado ni una sola vez, aunque se le escapó –a él y a Inigo Martínez- Harry Kane en el acrobático remate que supuso el 1-1. El joven central –tiene 17 años- solo cometió una falta y erró siete pases de los 40 que hizo. Fue de menos a más.
A veces se olvida que Cubarsí, descubierto por Xavi, tiene apenas 17 años. Se ha normalizado tanto su condición de titular porque le ofreció a Flick una salida atinada ante la presión del Bayern, aunque le costó superar esa arrancada tras el 1-0.
El gol anulado de Kane (m. 11) y el gol legal de Kane (m. 18) le hicieron entrar en un territorio desconocido sufriendo mucho para desactivar al ‘nueve’ del Bayern. Aunque Pau logró sobreponerse arropado, en todo momento, por el oficio de su socio en el eje: Iñigo Martínez (33 años).
Balde, lateral, volante, extremo
Tenía 11 años el defensa. Y una década después tuvo que encargarse en Montjuïc de toda la banda izquierda. En ese asimétrico Barça ideado por Flick a él le toca ejercer de lateral zurdo en el plano defensivo. Sufrió al inicio porque Olise le llegaba demasiado solo, producto también de que los pasadores del Bayern podían parar y pensar antes de ejecutar la acción, especialmente Kimmich.
Luego, el Barça ajustó ese problema, que le hizo la vida más tranquila a Balde, permitiéndole así subir toda la banda. Iba de área a área. De Iñaki Peña a Neuer. Hizo más regates (dos buenos de cuatro intentos, el 50%) de los que sufrió. Solo en una ocasión fue superado por los delanteros del Bayern, que acabaron dimitiendo en la segunda mitad: seis tiros y ninguno a la portería del Barça, signo de su capitulación.
El «increíble» Casadó
No había cumplido aún 12 años ese jugador al que Flick se entregó una vez consumado el 4-1. «Es increíble. Si le ves jugar ahora, si sabes de dónde viene y el nivel que tiene actualmente, con todo lo que ha mejorado”, dijo el técnico alemán llenando de elogios a ese futbolista, a quien Márquez, obligado por las lesiones, tuvo que usar la pasada temporada hasta de lateral derecho.
«Es increíblemente bueno en defensa, también con el balón en los pies. Esto es La Masia. Estoy muy feliz. Todos ven la calidad de estos jugadores. Se puede ver en la segunda parte cuando combinábamos y manteníamos la posesión. Ha sido muy bueno», dijo Flick. En la retina del entrenador y de sus compañeros figurará para siempre ese pase ‘koemaniano’ a Raphinha en el 3-1. Un pase de más de 40 metros.
Fermín, 8 pases, 2 asistencias
Tras el 3-0 en que Messi derritió a Boateng, un niño andaluz hacía dos días que acababa de cumplir 12 años. Ahora, en un partido lleno de dinamismo e inteligencia futbolística, además de pillería, se marchó de Montjuïc siendo ovacionado.
Fermín completó una noche precisa y certera, capaz como fue de desequilibrar al imponente central surcoreano Kim –mide 1.90 m- en la jugada del 2-1 de Lewandowski. Mide el centrocampista azulgrana 14 cm menos que el defensa del Bayern. Pero el juego no entiende de físico sino de inteligencia.
Solo así se entiende que con ocho pases buenos de nueve realizados (89% de acierto) en una hora en Montjuïc dejara dos asistencias de gol. Fue tan dañino que el Bayern ni lo detectó. No necesitó participar mucho –apenas tocó 19 veces la pelota-, pero cuando surgió a la superficie nadie del Bayern lo encontró.
Lamine Yamal, venenoso desde atrás
Tenía siete años cuando se vivió la ya penúltima victoria del Barça sobre el Bayern. Estaba entonces aquel niño por las calles de Rocafonda, su barrio de Mataró. En Montjuïc le costó entrar en juego, condicionado por la presión atrevida del equipo de Kompany. Pero cuando agarró el balón no lo perdió –26 pases buenos de 31, 84% de acierto- además de ser una venenosa amenaza para la defensa alemana.
Basta recordar la extraordinaria asistencia que sirvió a Raphinha en el 4-1 que enloqueció al barcelonismo. Agarró la pelota en el flanco derecho del ataque, su casa, y desde ahí detectó el galope desenfrenado del brasileño a quien dejó, con ese preciso pase, prácticamente solo ante Neuer. Y Raphinha no podía fallar porque quería llevarse el balón a su casa marcando tres goles. Ahí está desde el miércoles por la noche.
Por cierto, suyo fue el pase a Fermín previo al 2-1 de Lewandowski. Parecía que no estaba, pero sí que estaba. Y ofreció Lamine un catálogo maravilloso de recursos técnicos que levantaron al público de Montjuïc de sus asientos, como ese caño a Gnabry.