La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) ha tenido uno de los mejores regalos por su 75º. aniversario, el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. «El galardón lo entregan el 25 de octubre y el cumpleaños es el 26», dice feliz su secretario general, Mariano Jabonero.

Ha dicho que es imposible ir a la escuela con el estómago vacío.

Sí. Es que hay una realidad: tenemos una región en la cual un millón de niños van sin comer de casa al colegio. A lo que se añade ir a clase con 40 grados a la sombra y un 60% de humedad.

Difícil incentivar la escolarización.

Nosotros hemos desarrollado programas en los que ir a clase va acompañado de poder comer, y con eso atraes a la gente al colegio. Otra opción es lo que llamamos transferencias condicionales: las familias cuyo hijo va clase regularmente tienen una subvención.

La zona rural es aún peor que la urbana, imagino.

El 80% de los americanos viven en ciudades. El campo se ha vaciado. La zona rural ha quedado muy desatendida. Las opciones de educación son pocas y pobres.

Y las más perjudicadas, las niñas.

La exclusión es altísima, no digamos ya en el caso de las niñas. Hay un motivo además que es el embarazo prematuro no deseado. En algunos países una de cada tres niñas no termina Secundaria por eso.

¿De qué edades habla?

De 13 a 16 años. Muy duro. En Centroamérica hay también una gran parte de la población a la que se excluye directamente de la escuela. Esos niños acaban en el narcotráfico, la emigración clandestina o la violencia.

¿Cómo lo hacen en la OEI?

Tenemos una campaña de televisión en Argentina y en Paraguay que a mí me encanta, que es con grandes jugadores de fútbol que les dicen a los chicos: «El partido se juega hasta el final, yo he terminado la Secundaria». Es un mensaje poderoso contra el abandono prematuro. Un gran problema.

¿Y el retraso tecnológico?

El tema de tecnología en la escuela ha sido estrella en la política educativa en América Latina en los últimos años. Se han invertido miles de millones, no exagero, en comprar computadoras. La experiencia ha demostrado que no funciona. Debe haber un proyecto educativo.

No creo que se vean muchas tabletas en los pueblos.

El gran problema es la desigualdad. Tenemos colegios en la región, unos con altísimos recursos, y zonas rurales en las que la escuela es un chozo.

Un ejemplo a seguir…

Brasil tuvo un programa de lucha contra la pobreza impresionante, salieron millones de personas. Cuando se sale de ahí se busca la educación. Es el país que más ha crecido del mundo en estudiantes universitarios.

No llegan noticias muy alentadoras de América en cuestión de libertades.

Yo tengo también pasaporte paraguayo, me siento americano, la región es mi vida. Nunca la he visto tan dividida por razones ideológicas, se gobierna por intereses. Pero no seamos excesivamente eurocéntricos.

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