La psicopatía es un trastorno grave de la personalidad que se caracteriza por una amplia gama de déficits emocionales, como la falta de empatía. Según un nuevo estudio de Matthias Burghart, investigador del Instituto Max Planck de Friburgo, esto puede deberse a que estas personas padecen alexitimia, también conocida como ceguera emocional.
El término alexitimia viene del prefijo griego a- (sin) y las palabras lexis (lectura) y thymos (emoción), así que su significado literal es «no hay palabras para las emociones». Según se explica en este trabajo, publicado en la revista PLOS ONE, se caracteriza por la incapacidad de identificar y describir los sentimientos, así como por un estilo de pensamiento orientado hacia lo externo. Es decir, la persona que lo padece tiende a centrarse en los estímulos y eventos externos en lugar de las experiencias internas.
Introducida por primera vez en la década de 1970, la alexitimia se ha vinculado problemas como la depresión, la ansiedad y las quejas sománticas. «Se refiere a la incapacidad de una persona para reconocer y describir sus propias emociones. Las personas con alexitimia tienden a percibir sus sentimientos como sensaciones puramente físicas. Por ejemplo, la tensión emocional se registra como mera incomodidad física o dolor», indican los autores.
Según señalan, las investigaciones en Psicología Clínica muestran que la capacidad de identificar y comprender adecuadamente las propias emociones es esencial para el funcionamiento saludable de otras capacidades emocionales, como la empatía y la regulación de las emociones.
«Para nosotros ,como científicos, esto plantea la pregunta: ¿la psicopatía está relacionada con la alexitimia y, si es así, podría esta relación (al menos en parte) explicar los muchos otros déficits emocionales que a menudo se observan en la psicopatía?», se pregutna Burghart, investigador postdoctoral en el Instituto Max Planck para el Estudio del Crimen, la Seguridad y el Derecho en Friburgo, según se recoge en un comunicado de la institución.
Para responderla, tanto él como un equipo de la Universidad de Constanza realizaron una encuesta a dos grupos: un grupo de 315 personas seleccionadas al azar de la población general (68% mujeres), que fueron reclutadas a través de carteles y anuncios en las redes sociales.
Un segundo grupo estaba formado por 50 pacientes internados cuatro salas diferentes de una clínica psiquiátrica y todos tenían en común que habían sido ingresados después de haber cometido delitos en condiciones como responsabilidad penal atenuada o adicción a las drogas.
Rasgos psicopáticos típicos
El resultado que se encontraron es que la «muestra forense» presentaba «niveles significativamente más altos de audacia, mezquindad y desinhibición en comparación con la cohorte de población general». Características que, según explican, están consideradas rasgos psicopáticos típicos.
Pero lo que realmente resultó novedoso, aseguran, es el hallazgo científico de que las personas con fuertes rasgos psicopáticos tienden a tener mayores dificultades para reconocer y describir sus propias emociones (es decir, padecen alexitimia), lo que a su vez contribuye a una falta de empatía y una mala regulación emocional.
«Por el contrario, esto significa que las medidas terapéuticas para mejorar la conciencia emocional podrían ser útiles para las personas con personalidades psicopáticas», añaden. Porque, según Burghart, «si estas personas consiguen reconocer y describir sus propias emociones, su empatía y su capacidad para regularlas también pueden mejorar». De ser así, lograrían reducir el riesgo de reincidencia en los delincuentes.