El 24 de octubre de 1878 Sa Pobla se conectaba con la ciudad, Palma, a través de las vías del ferrocarril. Un acontecimiento que transformó radicalmente la vida de sus habitantes, dejando atrás las lentas y poco cómodas diligencias descritas por el Archiduque Luis Salvador como «miserables y sucias». La iniciativa de traer el tren a sa Pobla fue impulsada por visionarios como Miquel Socias Caimari, un abogado y político que supo ver en el ferrocarril una herramienta para el desarrollo de su pueblo. Gracias a su empeño y al apoyo de otros vecinos, el sueño de contar con una línea férrea se hizo realidad.

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