Está en todos los fruteros, encimeras, neveras y, sin embargo, a menudo, es un gran olvidado. Hablamos del limón, el rey de los cítricos y una fruta que tiene importantes beneficios para nuestra salud.
Su aportación fundamental es su riqueza en vitamina C. Tanta que podríamos decir que en un solo limón encontramos casi la mitad de lo que un ser humano debería ingerir cada día.
Porque mientras un adulto sano debería ingerir, aproximadamente, entre 75 mg. (mujeres) y 90 miligramos día (hombres) de vitamina C, un solo limón nos puede aportar algo más de 30 miligramos de este nutriente tan necesario para nuestra salud. Es decir, la mitad o un tercio de la ración diaria recomendada.
¿Para qué sirve la vitamina c?
La vitamina C es un potente antioxidante que fortalece el sistema inmunológico y lo estimula para incrementar naturalmente nuestras defensas. Sin embargo, no solo es clave para la defensa del cuerpo contra las infecciones, sino que es un remedio, por ejemplo, para combatir resfriados.
Y como muy bien sabían nuestras abuelas, basta con preparar una infusión de miel y limón y, opcionalmente jengibre, para aliviar los síntomas de malestar, congestión y garganta irritada.
Además, y aunque no cura el catarro, la vitamina C lucha contra la fatiga y el cansancio que produce, esencial para recuperarnos de un proceso gripal o catarral, por ejemplo. También promueve la inmunidad, combate las infecciones, ayuda a curar heridas…
¿Qué más cosas tiene un limón?
Además de vitamina C, el limón tiene otros nutrientes importantes para el organismo:
- Calcio: es importante, sobre todo, para la función muscular y la secreción de hormonas.
- Potasio: ayuda a que los músculos y los nervios funcionen correctamente.
- Folato: esencial en la formación de glóbulos rojos.
Limón: tiene acción bactericida, pero no hace milagros
El estudio ‘Propiedades biocidas del zumo de limón’ de Miguel D’Aquino y Sergio A. Teves, que examinó su uso como desinfectante en las aguas de consumo, determinó que esta fruta tiene un gran poder contra las bacterias.
En concreto, tal y como afirman en las conclusiones de su estudio:
- «Puede destruir la bacteria Vibrio cholerae solo a una concentración mínima de limón del 2% y en un tiempo de acción mínimo de 30 minutos. Se recomienda, sin embargo, conocer la alcalinidad del agua local que se busca tratar antes de fijar la concentración mínima de limón que hace falta».
Pero cuidado, porque aunque su acción bactericida es importante, no hay evidencia científica de que el uso de agua con limón sirva para fines tan diferentes como la pérdida de grasa, tal y como señala la nutricionista Marta Castroviejo.
- «El limón no desintoxica el cuerpo. Este tipo de afirmaciones no tienen fundamento en la fisiología del cuerpo, pues son los órganos (riñones, hígado, piel, intestino…) los encargados de eliminar esas toxinas».
Además, en las redes se ha extendido que este cítrico alcaliniza la sangre. Otra afirmación gratuita ante la que la doctora advierte:
- «El cuerpo tiene sistemas para mantener la sangre en un rango de pH, y lo que ingieras no lo va a modificar de forma notoria. Si esto ocurriese podría ser peligroso».
Beneficios del jugo de limón
Según una información publicada por el Departamento de Nutrición del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, en los limones hay muchas más cosas de lo que parece. Y al margen de lo bien que combina con muchas comidas, está lleno de nutrientes que ofrecen beneficios reales para la salud.
De entre todos, cabría destacar:
Alivia el dolor de garganta
El agua tibia mezclada con miel y limón es el típico remedio casero que desde tiempo inmemorial han utilizado nuestras abuelas ¡y funciona! La mezcla puede proporcionar beneficios calmantes para el dolor de garganta tan típico durante el invierno.
Previene cálculos renales
El jugo de limón eleva los niveles de citrato en la orina, lo que unido al calcio ayuda a evitar la formación de cálculos renales.
Mejora la digestión
La cáscara y la pulpa de los limones contienen una fibra soluble llamada pectina que promueve la producción de enzimas digestivas en el hígado, ayudando a eliminar los desechos de su cuerpo. También ayuda a promover la regularidad intestinal, lo que reduce el riesgo de estreñimiento.
Ayuda a regular el azúcar en la sangre
Comer frutas ricas en fibra puede ayudar a mantener la glucosa en sangre a raya, con lo que los diabéticos se pueden controlar mejor.
Facilita la pérdida de peso
No es que el limón adelgace, pero sí que su zumo, gracias a la pectina y a la fibra, aporta sensación de saciedad. Y tener menos hambre sí puede ayudar a adelgazar.
Conveniente para la piel… y el acné
Los limones tienen cualidades antibacterianas naturales y ácidos alfa hidroxilo, como muchos medicamentos para el acné de venta libre. Así que puede iluminar, exfoliar… y también promueve la síntesis de colágeno, que es otro impulso para la piel.
¿Elimina la caspa?
Es otro de los beneficios que se atribuye a los limones, si te frotas con él el cuero cabelludo. Pero es como la afirmación de que cura el mal aliento: no parece que tengan mucho sostén científico.
¡Cuidado con nuestros dientes!
El limón no solo nos aporta beneficios. No hay que olvidar que puede producir daños en el esmalte dental.
El contacto directo del jugo de esta fruta puede producir un desgaste irreversible del esmalte, e incluso la pérdida, y dar lugar a otras patologías dentales como caries, sensibilidad y pérdida estructural de los dientes.
Un consejo poco sabido, pero muy importante para que los perjuicios no ganen a los beneficios del limón:
- Nunca debemos cepillarnos los dientes inmediatamente después de consumir limón. Si lo hacemos, ocurrirá que la acidez se esparcirá por toda nuestra boca y penetrará en el esmalte.
La solución más efectiva es tomar la limonada (o cualquier bebida con limón) con pajita (reutilizable, claro), para evitar que toque los dientes.
Enjuagar con agua para eliminar la acidez de la boca es otro recurso para evitar dañar irreversiblemente el esmalte de nuestros dientes.
Sin embargo, el limón no es el único alimento que contribuye a la erosión dental. Otras frutas cítricas como la naranja, el pomelo y la mandarina, también lo hacen. El encurtido, los tomates, la soda, el té, bebidas deportivas y el vino blanco son otros víveres ácidos que tiene efectos negativos sobre nuestros dientes.