Si te instalas a vivir en el mundo del caos pueden suceder cosas así: que la vida te pasa por encima. De esa forma perdió el Valencia anoche: víctima de su propia inocencia, perjudicado por una expulsión, la de Pepelu, que no existió y destrozado, al final, por una crisis social que le hace vivir con la mente convertida en una batidora mental. La derrota es dolorosa por cualquier lado que se mire, a pesar de que su mediocridad ya no llama la atención. En este caso, sin embargo, por su continuidad en el tiempo, da la sensación de que no existe solución a la vista. El Valencia es colista. La caída libre no se detiene. Esperan tiempos muy duros. ¡
Como si de una profecía se tratara, durante la tarde de ayer, previa al partido de Mestalla, coincidí con el mítico jugador Francisco Vidagany, hombre de club como pocos y excelente lateral izquierdo del Valencia CF durante más una década. Horas más tarde, debutaba en esa misma posición Rodrigo Abajas, antes de dar paso al atronador retorno de José Luis Gayà. Vidagany, como Gayà, combinaba pundonor con rapidez y técnica. También, le iba la vida en cada envite y aún se le nota el brillo sincero en la mirada cuando habla del Valencia CF. La Copa del 67 y la Liga del 71 adornan un currículum impecable. Su aura también refleja la paz del que ha dado todo por un escudo y unos colores. Es un hombre discreto, pero pude apreciar la preocupación en su rostro ante la deriva del equipo.
Una de las características más bellas de Mestalla es que reúne a miles de personas de las más diversas condiciones económicas y sociales, pero unidas por el amor a unos colores. En estos tiempos, también, por el estallido social. Las 42.453 personas que decidieron pisar Mestalla este lunes por la noche supieron animar, pero sin olvidar la crítica a Lim, en general, y al palco, en particular. Durante la hora previa, la avenida de Suecia rugió en solidaridad con los valencianos retenidos en Singapur. Durante la segunda parte y, al término del partido, el estadio entró en convulsión. Todo, en pleno proceso de negociación para la construcción del distópico futuro estadio. El caos en el que vive instalada la entidad es indescriptible. Esperan tiempos muy duros.
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