Hacerse retoques estéticos, como por ejemplo ponerse bótox o ácido hialurónico, es cada vez más frecuente. Según el último informe de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), en España, el 45% de la población afirma haberse realizado un tratamiento de medicina estética. Pero atención, porque no todo vale. Hay que tener mucho cuidado con quién realiza el tratamiento y dónde. Es muy importante que estos procedimientos los realice un médico especializado.
El Colegio de Médicos de Barcelona ha realizado una infografía de los diez tratamientos de medicina estética que más se realizan. Entre ellos se encuentran las inyecciones de bótox, de ácido hialurónico y de estimuladores de colágeno; la colocación de hilos tensores en la cara o en el cuerpo, el uso de láser o la luz pulsada intensa (IPL), o los micro injertos de cabello.
Se trata de procedimientos médicos y, por lo tanto, tienen que estar realizados por un facultativo, ya que son los profesionales formados y habilitados con la calidad, seguridad y responsabilidad. «Como cualquier tratamiento médico puede tener contraindicaciones», explica Carlos Jarne, médico estético.
«Desean ese tratamiento y van a acudir a quien se lo haga», asegura la médico Petra Vega. Cabe destacar que el 15% de los pacientes que acuden a una consulta de medicina estética es porque han sufrido secuelas al haberse realizado algún retoque con personal no autorizado.
Advierten del intrusismo laboral
Además, los profesionales advierten del intrusismo laboral del sector. Cada vez es más habitual realizarse procedimientos estéticos en sitios no homologados, con productos que no cumplen la normativa e incluso con personas que no tienen ninguna formación médica. Algo muy peligroso. «El bótox mal puesto es una toxina, puedes inyectarlo en vasos sanguíneos. Puede ser muy peligroso», explica la cirujana plástica Cristina Brasó.
El factor determinante en la mayoría de los casos es el precio y esas personas que quieren hacerse algún retoque sea como sea. Acuden a domicilios particulares, en los que no existen los medios necesarios para garantizar la seguridad que el paciente necesita. El bótox, por ejemplo, es una toxina que se puede inyectar en vasos sanguíneos. Además, como cualquier tratamiento médico puede tener contraindicaciones y debe ser controlado por un especialista.
Asimismo, la presión en redes sociales hace que la media de edad a la que los jóvenes empiezan a «pincharse» sea los 26 años. Los vídeos contando cómo aplicarse toxinas, como por ejemplo el bótox, hace que someterse a estos procedimientos médicos parezca algo fácil. No hay que frivolizar con los tratamientos estéticos y es muy importante confiar solo en los profesionales.
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