«Perplexity es como tener un amigo realmente inteligente que puede encontrar y resumir rápidamente información para ti de todo Internet«. Así se presenta en su propia página web la última sensación dentro del sector de la inteligencia artificial (IA). Un motor de búsqueda de información, como Google, pero en formato de chatbot conversacional, como ChatGPT, que en los últimos meses ya está empezando a acaparar titulares y que no deja de expandirse.

Por el momento, lo último que sabemos es que la compañía está negociando una nueva ronda de financiación de entre 500 y 1.000 millones de dólares. Una inyección que podría elevar su valor total hasta los 8.000 millones de dólares. Nada mal, teniendo en cuenta que la empresa tiene apenas dos años de vida. Aunque sus cuatro fundadores tenían experiencia previa, porque trabajaron juntos en Google AI, y uno de ellos -Aravind Srinivas, actual CEO- formó parte también de OpenAI, así que también conoce bien a sus principales rivales.

Según la propia compañía, cuando el usuario le hace a Perplexity una pregunta la aplicación utiliza la IA para «entender exactamente lo que estás preguntando». Después, busca la información entre «toneladas» de páginas web y artículos. Y la recopila para formar una respuesta «clara, concisa y escrita en lenguaje sencillo». La contestación incluye, además, el enlace a las fuentes originales para que puedas verificarla o profundizar en ella.

«Perplexity tiene muchísima más fiabilidad en las respuestas que proporciona y muchísima más amplitud y alcance de conocimiento que el resto de herramientas similares», resume Javier del Ser, responsable de IA en el centro de investigación Tecnalia y profesor en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). «ChatGPT es capaz de proporcionarte una experiencia de usuario muy fluida, hasta el punto de que se puede llegar a conversar con él. Perplexity digamos que tiene más profundidad. Y eso, para algunos casos de uso, es una ventaja esencial. Por ejemplo, a la hora de realizar una investigación es una fuente de primera en determinados campos», añade.

Miguel Ángel Román, cofundador del Instituto de Inteligencia Artificial, concuerda con esto: «Las respuestas de Perplexity son más fiables que las de un chatbot convencional, dado que antes de responder busca las fuentes de información que pueden ser relevantes, y además las referencia para cada párrafo. No obstante, todavía no se puede garantizar una fiabilidad total. Así que todas las respuestas, al igual que con ChatGPT, deben ser verificadas antes de darlas por válidas. Podemos decir que las fuentes de información encontradas reducen la probabilidad de alucinaciones, pero no la eliminan completamente».

Competencia de Google y ChatGPT

A Perplexity se le compara ya con Google y con ChatGPT con razón. «Es competencia empresarial, por supuesto, porque puede ser utilizado como si fuera Google y puede ser utilizado como si fuera ChatGPT. La diferencia es que, dependiendo del caso de uso, puede que se sea insuficiente. Por ejemplo, la diversidad de punteros que puede devolver una búsqueda en Google es muchísimo mayor de la de Perplexity», afirma Del Ser.

Para él, actualmente Google es más interesante si se trata de encontrar información diversa. ChatGPT es más «genérico», pero también más creativo. Mientras que Perplexity es superior a la hora de explorar un tema muy concreto, e incluso permite elegir qué fuentes quieres utilizar y cuáles no. «Como científico y usuario que soy de estas plataformas, a mí me gusta más Perplexity que ChatGPT«, recalca.

No cabe duda de que ha llamado la atención. La semana pasada Telefónica anunció que había decidido invertir a través Wayra, (su división de capital riesgo) en Perplexity. De esta manera, siguen los pasos de Nvidia o Jeff Bezos, con objetivo de «ofrecer condiciones preferentes y ventajosas a los clientes de la operadora en Brasil, Reino Unido y España». En paralelo, Telefónica detalló que ha desarrollado un app dentro del catálogo de Movistar Plus+ que permite a los clientes de la plataforma preguntar sobre cualquier tema a Perplexity pulsando el botón de Aura del mando vocal.

El movimiento suscitó interés, y más siendo Telefónica la empresa protagonista. Pero a algunos no les convenció. «No entiendo los intereses reales que hay detrás de esa apuesta. Podría ser una forma de tratar de recuperar el mercado que Google creó a costa del acceso universal a Internet proporcionado por las operadoras de telecomunicaciones, pero solo es especulación», desliza Román, que considera que el papel que jugará Perplexity dentro del ecosistema de las grandes compañías de IA está por ver, porque «dependerá de que hagan una buena ejecución». Aunque sostiene que en realidad no tienen ninguna «fórmula secreta» que el resto no pueda replicar.

«Tienen la ventaja de ser los primeros en utilizar la IA para buscar información en Internet, y habrán aprendido mucho del proceso para seleccionar y combinar la información relevante mediante un modelo de lenguaje de gran tamaño. Pero no es una barrera de entrada suficiente como para que empresas como Google u OpenAI no puedan llegar, sobre todo teniendo en cuenta que el negocio de Google es precisamente ese y que OpenAI ha sacado un prototipo de un producto similar llamado SearchGPT, para el cual ha llegado a acuerdos con grandes productores de contenido (en España, Prisa Media)», indica.

Acusaciones de plagio

Las empresas que desarrollan modelos basados en IA suelen protagonizar en muchos casos problemas legales o, como mínimo, polémicas relacionadas con el entrenamiento de sus modelos. Y Perplexity no es una excepción. En junio de este año Forbes acusó a la compañía de haber plagiado uno de sus reportajes bajo suscripción, en el que relataban un «proyecto secreto» militar del exdirector ejecutivo de Google, Eric Schmidt, que había impulsado unos drones desarrollados con IA para dar soporte a Ucrania en su guerra contra Rusia.

«Perplexity ha tomado nuestro trabajo, sin nuestro permiso, y lo ha republicado en múltiples plataformas (web, video, móvil) como si fuera en sí mismo un medio de comunicación. Mientras buscábamos, encontramos una copia similar de una segunda historia de Forbes. Y otras primicias robadas a Bloomberg y CNBC«, detalló Forbes en un artículo publicado en su web, escrito por Randall Lane, director de contenido y editor jefe de la revista, que también cargaba duramente contra la «amoralidad» de Srinivas, que aseguraba que planteaba «un riesgo existencial».

Pocos días después, el portal Wired apuntó en la misma línea en otro artículo titulado ‘Perplexity plagió nuestra historia sobre cómo Perplexity es una máquina de mentiras’, en la que entrevistaron a diversos expertos -que no se pusieron de acuerdo- sobre las consecuencias legales que podría tener este tema para la empresa. Para solventarlo, a finales de julio Perplexity comunicó que lanzaba un nuevo modelo de reparto de ingresos. Antes de que acabe el año la empresa planea meter anuncios en su buscador, y la idea es que cuando utilice información de un determinado medio de comunicación o plataforma para elaborar una respuesta les ceda un porcentaje de los ingresos que han percibido gracias a la publicidad.

Del Ser valora positivamente ese acuerdo: «La privacidad de contenidos y la confidencialidad es un problema que está en boca de muchos. A fin de cuentas, cuando este tipo de modelos se entrenan utilizando fuentes de datos masivas siempre se cuela contenido que quizás no debería ser público. Y en el caso de Perplexity, además, eran contenidos de pago. Así que es normal que estas empresas se quejen. Este tipo de herramientas deberían ser respetuosas con estos temas y reconocer la autoría original, tal y cómo ha sucedido en este caso».

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