Es la hora de Pau Sans. El canterano, de nuevo entre lo mejor del Real Zaragoza ante el Almería, asoma como una de las probables novedades en el once que el equipo aragonés presentará en Elda. Se lo ha ganado a pulso el zaragozano, que no deja de llamar con fuerza a las puertas de una titularidad que aún no ha degustado en casa. De hecho, Pau tan solo ha formado una vez en la foto. Fue en la tercera jornada, en Anduva, una semana después de liderar, con gol incluido, la remontada en Cartagena (1-2), donde estrenó su cuenta anotadora con el primer equipo. Sin embargo, apenas estuvo 45 minutos en el campo en Miranda, ya que Víctor Fernández lo sustituyó al descanso.
Desde entonces, Sans no ha hecho otra cosa que mejorar al equipo. Y eso que sus apariciones se cuentan con los dedos de una mano (menos de 200 minutos). Como durante los veinte finales que estuvo en el campo el pasado domingo ante el Almería, al que incordió, de nuevo partiendo desde la derecha, para convertirse en una de las principales amenazas zaragocistas en busca de un empate que no llegaría. Ni es su hábitat natural ni su puesto favorito, pero Pau Sans, que cumplirá 20 años en noviembre, volvió a dejar patente que, si Víctor insiste con el actual dibujo, ahora es el mejor inquilino para una posición que sigue buscando dueño.
Porque si Adu no está, Aketxe tampoco. El vasco acumula ya cuatro encuentros seguidos en el once y en todos ellos ha empezado en el costado diestro del ataque para, con libertad de movimientos, aumentar la presencia y la amenaza en los pasillos interiores. Pero Aketxe no está aportando en ataque (de hecho ha dejado de lanzar incluso los saques de esquina) y sufre y hace sufrir en tareas defensivas. Su primera parte ante el Almería fue un recital de imprecisiones y desajustes, lo que le abocó a la ducha en el intermedio.
Pero el elegido para ocupar su puesto tras el paso por el vestuario fue Francho, un mediocentro caído a la derecha. El movimiento, poco habitual hasta ahora en Víctor, juntaba a tres centrocampistas con los que el Zaragoza ganó en consistencia, sí, pero no en amenaza, ya que apenas hubo ocasiones de gol. Hasta que, tras el segundo tanto de Luis Suárez, salió Pau. Con el canterano, el equipo ganó en verticalidad, profundidad, desborde, descaro y sobre todo valentía para obligar al Almería a dar un paso atrás y protegerse. De nuevo, Sans era oxígeno, ilusión y esperanza. Con él a un lado y con Liso en el otro, el Zaragoza cambió para bien, aunque no le dio para encontrar el gol del empate.
Ahora, la irrupción del aragonés en el once se antoja casi premisa básica en busca de ese cambio pretendido y habida cuenta de que nadie es capaz de adueñarse de una posición que, siempre que el técnico no decida cambiar el sistema, parece destinada a él más pronto que tarde. De hecho, Víctor ya dejó claro que, salvo necesidad urgente o riesgo de inactividad, no volverá al filial. «En los costados posiblemente es donde más oportunidades tenga. Lo importante es que, donde juegue, lo haga bien», apuntó. Mientras unos no están, Pau Sans, que siempre aparece, quiere guerra.