Alrededor de un centenar de personas han asistido hoy a la presentación de la Estación Biológica de l’Albufera (EBA) en un acto que ha acogido la Oficina Técnica de Gestión del Parque Natural en el Palmar. Esta iniciativa es fruto de un convenio que la Universitat de València (UV) y los anteriores gobiernos del Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat firmaron el 23 de mayo de 2023, cinco días antes del vuelco electoral de los comicios autonómicos y municipales que pusieron al PP al timón tanto del Consell como del consistorio. Casi un año y medio después, la EBA hecha a andar oficialmente con el objetivo de crear una estación de campo dedicada a la investigación de la fauna y la flora del Parque Natural de l’Albufera, y evaluar su respuesta a las diversas perturbaciones antrópicas, incluido el cambio climático.
La EBA es una iniciativa del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva (Icbibe) de la UV que aspira a ser, según palabras de la coordinadora de la estación, Raquel Ortells, en «un referente internacional y de atracción de talento» en investigación ambiental. Ortells, investigadora del Cavanilles y profesora titular de la UV, ha sido la encargada de presentar este nuevo espacio que nace con el fin de potenciar «la investigación experimental y la observación de campo en un medio seminatural como es el área protegida de l’Albufera y, con ello, contribuir a la resolución de los problemas ambientales» del parque natural.
La profesora de la UV Raquel Ortells, delegada del Institut Cavanilles en la Estación Biológica Ambiental (EBA) de l’Albufera, durante la presentación de la misma. / Miguel Angel Montesinos
Proyectos de investigación
En este sentido, durante el acto se han dado a conocer los proyectos de investigación que ya desarrolla el Institut Cavanilles alrededor de l’Albufera. Uno de ellos es el análisis de series temporales de los datos que existen sobre el parque natural que realiza el investigador predoctoral Pablo Amador, quien ha destacado que las entradas de agua al lago «han pasado de una media de 600 hectómetros cúbicos (hm³) anuales en la década de los años setenta a 200 hm³ o menos en la actualidad«. Hay que recordar que el Plan Hidrológico del Júcar (PHJ) fija en un mínimo de 210 hm³ al año los requerimientos hídricos en el lago de l’Albufera. No obstante, Amador, ha subrayado que «para mantener el carácter dulce del lago y alcanzar los objetivos ambientales fijados en el PHJ, el flujo de agua entrante debería ser de 417 hm³/anuales«. Es decir, el doble del agua que llega al lago en la actualidad.

Pablo Amador, investigador predoctoral del Icbibe de la Universitat, durante la presentación de su estudio en la inauguración de la Estación Biológica. / Miguel Angel Montesinos
Otro de los problemas que se aprecian en las series históricas de datos que ha analizado Amador, es que la reducción de los aportes también ha reducido la circulación, «con lo que el tiempo que agua pasa en el lago ha crecido significativamente». Igualmente, debido al calentamiento global, se ha incrementado la temperatura media del agua, «que ha pasado de 18 ºC en los años 70 a los 20 ºC de 2022″.
Impacto de pesticidas y fungicidas
En la jornada de presentación de la EBA también se han dado a conocer los resultados de los experimentos en los mesocosmos acuáticos o ecosistemas a escala que el Institut Cavanilles reprodujo en 2022 en la Oficina Técnica de Gestión del parque en 30 tanques de un metro cúbico de agua cada uno. El doctor e investigador del Icbibe Andreu Rico ha detallado que se analizaron los efectos del fungicida azoxystrobin, usado en el cultivo del arroz para combatir el hongo de la pycularia, y del herbicida bentazona que se utiliza para eliminar las plantas que compiten con el arrozal, sobre las poblaciones de macroinvertebrados del lago y en los procesos funcionales del ecosistema.
Rico ha señalado que, según los resultados obtenidos en los mesocosmos acuáticos del Icbibe, «los únicos en España que reproducen un humedal costero mediterráneo», los niveles actuales de azoxytrobin detectados en el lago, 5 microgramos por litro, «tienen un impacto en la disminución de las poblaciones de macroinvertebrados a largo plazo», siendo la gambeta (Dugastella valentina), la especie endémica más amenazada. Además, añade, «también inciden en la disminución de la tasa de descomposición de la materia orgánica». En cuanto a los niveles de bentazona observados, 25 microgramos por litro, Rico subraya, que en el ensayo en el mesocosmos se aprecia que «disminuyen las poblaciones de algas diatomeas bentónicas y zooplancton, lo cual reduce la incidencia de la actividad de la fotosíntesis y, por tanto, se aminora el secuestro de dióxido de carbono».

Alrededor de un centenar de personas han asistido a la jornada de presentación de la Estación Biológica de l’Albufera (EBA). / Miguel Angel Montesinos
«Un día histórico»
La jornada ha sido inaugurada por el secretario autonómico de Medio Ambiente de la Generalitat, Raúl Mérida, y su director general de Medio Natural, Luis Gomis, y la vicerrectora de Innovación y Transferencia de la UV, Rosa María Donat. También estaba invitado el representante del Ayuntamiento de València, el concejal de Devesa-Albufera, José Gosálbez, quien ha escusado su presencia. Cabe recordar que la última vez que Gosálbez participó en un foro científico, el pasado febrero en la apertura de la conferencia internacional ‘Conservación y gestión de humedales ante el cambio climático‘ que acogió València con motivo de la Capitalidad Verde europea, cargó contra el «alarmismo climático» y se mostró negacionista del calentamiento global con lo que parte de los expertos abandonaron la sala.
Mérida ha calificado que la presentación de la EBA como «un día histórico» porque en su opinión «es muy importante que todo lo que se aplique en l’Albufera sea respaldado por la ciencia». «No queremos creencias, sino ciencia, y resolver la actual confrontación que existe alrededor del parque con criterios técnicos», ha añadido Mérida. El secretario autonómico también resaltó su «agradecimiento a la antigua Administración que inició la EBA» bajo la atenta mirada en primera fila de Sergi Campillo (Compromís), vicealcalde y concejal de Ecología Urbana y delegado de Devesa-Albufera en la anterior legislatura.

Luis Gomis, Rosa María Donat y Raúl Mérida, durante su intervención en la inauguración de la EBA, con Sergi Campillo en primera fila. / Miguel Angel Montesinos
El director general de Medio Natural señaló «la importancia de que tres Administraciones se unan para optar por la ciencia», mientras que la vicerrectora insistió en que la prioridad de la EBA es «ser un referente en calidad científica de la investigación de campo y en la docencia sobre l’Albufera, así como en la difusión de sus valores ambientales y paisajísticos».
Cuatro años prórrogables
El convenio entre la UV, Generalitat y ayuntamiento del que surge la EBA tiene una vigencia inicial de 4 años, con lo que finalizaría en mayo de 2027 aunque si las tres partes están de acuerdo se podría prorrogar otros cuatro años más, hasta 2031. A partir de esta última fecha se debería de firmar un nuevo convenio si se quisiera mantener esta estación biológica que nace sin sede pero que tiene a su disposición los espacios, recursos y equipamientos del parque natural gestionados por la Generalitat y el ayuntamiento, como la oficina técnica del Palmar y sus laboratorios, los viveros, la granja y la piscifactoría, así como los tancats de la Pipa y de Milia.
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