«Veo en el horizonte el colapso total del sistema eléctrico cubano«. En julio de 2022 Jorge Piñón, experto cubano en energía, ya lo predijo en una entrevista en Radio Martí. El apagón que lleva sufriendo la isla desde el jueves es el mayor que se recuerda. El régimen ha sido incapaz de mantener las infraestructuras energéticas más antiguas, ha decaído la llegada de combustible y a la vez no ha sido capaz de invertir en renovables.
Jorge Piñón, docente especializado en energía en la Universidad de Austin (Texas), ha explicado en The New York Times que los 11 millones de cubanos se abastecen de energía eléctrica gracias a ocho centrales que tienen cerca de 50 años. «En los últimos 15 o 12 años no han recibido el mantenimiento adecuado, de modo que están todo el tiempo estropeándose», comenta. La vida de una central de este tipo es como máximo de 30 años.
Cierre de servicios no esenciales
El apagón que está padeciendo Cuba desde el jueves pasado ha provocado que se cierren todos los servicios no esenciales, incluidos los colegios. Esta semana empieza con una Cuba bajo mínimos. El régimen castrista asegura que los hospitales sí cuentan con generadores. Sería un desastre que en los centros sanitarios se quedaran sin suministro y sin agua.
Sin luz, sin agua, sin comida… Es como un país en guerra pero no se ha disparado un tiro»
«Llevo 80 horas sin luz. Estoy en la provincia de Mayabeque. Casi todo el mundo está así. También estamos sin agua». José Manuel González Rubines, periodista y analista político, nos explica su situación tras la última oleada de apagones en Cuba. «Nosotros tenemos un generador y podemos almacenar agua en tanques, pero eso es extraordinario. A la mayoría se le ha podrido la comida en los refrigeradores. Nosotros hemos ofrecido ayuda a los vecinos. Es como un país en guerra pero no se ha disparado un tiro».
«Están poniendo la electricidad con microsistemas y eso ha permitido restablecerla a la mitad del país. Pero sigue sin repararse totalmente», comenta González Rubines, que nos contesta con audios de whatsapp cuando tiene batería en el móvil. «Para el agua están repartiendo en camiones cisterna, pero es insuficiente. Hay quienes se han metido en locales estatales donde había cisternas soterradas».
Destaca que Cuba padece «una profundísima crisis alimentaria» y es muy costoso conseguir alimentos.»He visto a vecinos míos llorando porque se habían quedado sin comida», señala González Rubines.
Inversiones arrojadas por la borda
Ya hace dos años, Jorge Piñón señalaba que era urgente la recapitalización estructural. Piñón ha denunciado en reiteradas ocasiones cómo el régimen ha tirado por la borda inversiones multimillonarias.
«En 2014 se anunció, y se firmó en 2016, un acuerdo con Inter-RAO de Rusia por 1.300 millones de euros para la construcción de cuatro unidades de 200 mega watts cada una por un total de 800 mega watts, tres para La Habana del Este y uno para Mariel y aquí estamos. La pregunta mía al gobierno cubano es: ¿qué pasó con ese acuerdo que se firmó en el 2016 con Inter RAO-(Export)?», decía entonces el experto.
El especialista se refirió también al proyecto de energía eólica de La Herradura en la provincia de Las Tunas, impulsado en 2013. «Eran 54 turbinas para un total de 100 mega watts, financiada totalmente y equipada totalmente por China», dijo en relación a los parques eólicos La Herradura 1 y La Herradura 2, ubicados al norte de esa provincia.
Aludió también al proyecto de 140 millones de dólares, con inversiones de una compañía inglesa y Azcuba, para construir la planta de biomasa en el central Ciro Redondo, el único central en Ciego de Avila, que estaba en operaciones. «Esa planta estaba lista para operar en diciembre de 2021. ¿Sabes qué? No está operando. ¿Por qué no está operando? Porque no hay caña. No tienen ni marabú”, explicó Piñón, quien aseguró que no se trata del embargo, como suele reiterar como un mantra el oficialismo cubano, sino que es «mala gestión del Estado del sector energético».
No es coyuntural
Coincide con este diagnóstico Sebastián Arcos Cazabón, director interino del Instituto Cubano de Investigación de la Universidad Internacional de Florida. Ya no hay tiempo ni dinero. «Lo que está pasando en Cuba no es resultado de un accidente, de una coyuntura. Es resultado de una desinversión crónica en la infraestructura económica del país. Necesitarían dedicar10.000 millones de dólares en el sistema eléctrico y no tienen ese dinero ni lo pueden recibir», apunta a El Independiente desde Miami Arcos Cazabón. Hijo de revolucionarios críticos con el castrismo, Arcos Cazabón salió de Cuba en 1991.
«Es mala gestión. Hay una incapacidad de regímenes totalitarios de gestionar adecuadamente las inversiones necesarias para los ciudadanos. En la URSS se desvió gran parte del presupuesto para enviar un hombre al espacio… Esos modelos se han desplomado, primero desde 1991 cuando la URSS dejó de pagar las cuentas. A partir de entonces el régimen ha estado sobreviviendo sin reformar el modelo clásico socialista donde la economía se planifica desde arriba. Todo el mundo sabe que no funciona y Cuba lo ha demostrado», señala Arcos Cazabón.
Los cubanos no tienen un gobierno decente que responda a sus preocupaciones y atienda sus necesidades»
«Los cubanos no tienen luz, ni agua, ni nada qué comer y no tienen un gobierno decente que responda a sus preocupaciones y atienda sus intereses. La agricultura cubana va en picado. Ya casi ni exporta habanos. Es el colapso total del modelo socialista y específicamente del modelo castrista. Eso no quiere decir que vaya a caer mañana. Es el colapso del modelo económico. Solo se sustenta por el control policial y el monopolio del ejercicio de la violencia», añade Arcos Cazabón.
Miedo a la represión
El dictador cubano, Miguel Díaz Canel, salió vestido de militar a reconocer que la situación es «excepcional» por la emergencia energética, que atribuyo al embargo de EEUU, oh novedad, y al huracán Oscar. Pero este fenómeno meteorológico es posterior a la caída del sistema.
En varios barrios de La Habana y en Trinidad hubo caceroladas, y Díaz Canel advirtió a los que comenta actos de «vandalismo» en estas circunstancias. Los cubanos saben cómo las gasta el régimen castrista. Cerca de un millar de los que salieron a las calles en el verano de 2021 fueron condenados a penas surrealistas. De diez a veinte años por gritar consignas contra el régimen.
«Ha habido protestas, pero no se corresponden con la magnitud de la crisis. Este colapso del sistema, que era previsible. Hay mucho descontento popular pero la sociedad cubana ha llegado a un grado de anemia política. La gente está muy cansada del gobierno, que es totalmente ineficaz, pero está muy asustada por las condenas a los manifestantes en otras ocasiones. Dentro de las cárceles la situación es catastrófica», apunta González Rubines desde Cuba. «También los cubanos están convencidos de que las protestas no van a conducir a que las cosas cambien».
Más de dos millones de cubanos han salido de la isla en los últimos cuatro años, y de ellos 900.000 están ahora en EEUU. Son personas en edad laboral, entre los 16 y los 59 años, en su mayoría. «El país se desangra demográficamente. El régimen está contribuyendo a esa crisis demográfica. Exportan el descontento, así tienen menos bocas que alimentar. Es un cálculo frío. Se sostienen en el poder a costa de la destrucción sistemática de la nación».