Las imágenes, desafortunadamente, se repiten todos los veranos, sobre todo en agosto. Cientos de jóvenes toman las dunas del Puntal de Somo, en la Bahía de Santander, para hacer botellón. La impresionante lengua de tierra de 4,5 kilómetros de longitud, que abrocha la bahía, es un lugar idílico para echar un día de playa, pero la masificación amenaza este espacio único. 

Fuente