Las imágenes, desafortunadamente, se repiten todos los veranos, sobre todo en agosto. Cientos de jóvenes toman las dunas del Puntal de Somo, en la Bahía de Santander, para hacer botellón. La impresionante lengua de tierra de 4,5 kilómetros de longitud, que abrocha la bahía, es un lugar idílico para echar un día de playa, pero la masificación amenaza este espacio único.
Y es que su valor no se circunscribe solo a sus playas de arena dorada, sino que, al tratarse de una flecha litoral, funciona como un sistema de sedimentos dinámico que equilibra las corrientes generadas por las mareas y temporales, y la propia desembocadura del río Miera. Es decir, tiene un papel clave en la navegación de la bahía.
El Puntal de Santander será una isla en 15 años
Año tras año, sin embargo, el cambio climático -el nivel del mar sube cada año 3 milímetros en el Cantábrico- y la acción del hombre van degradando el espacio que, según el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria, podría romperse y convertirse en una isla en solo 15 años, teniendo unas consecuencias gravísimas para todo el equilibrio de la bahía.
Ante esta situación el PSOE de Cantabria llevó a uno de los últimos plenos una Propuesta no de Ley para reforzar la protección del espacio controlando el número de visitantes que recibe. «Es el punto más sensible, sin duda, porque es un lugar de interés comunitario y tiene una figura de especial conservación», señala a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Pablo Zuloaga, portavoz del PSOE en Cantabria.
Botellones en las dunas
«La conservación de las dunas del Puntal de Somo se complica por la cercanía con la ciudad de Santander, porque es una playa comunicada con la ciudad directamente por lanchas. Los dos chiringuitos que hay ya han denunciado que son incapaces de dar servicio a los visitantes que llegan y hay macrobotellones brutales en la arena», precisa Zuloaga, que recuerda que las dunas permiten que la Bahía de Santander sea navegable y que el puerto ejerza su actividad con normalidad en la bahía.
Este verano se han producido situaciones dantescas, señala, con grúas accediendo al puntal a retirar coches que eran incluso aparcados en zonas de dunas.
Por todo ello, desde el PSOE presentaron recientemente una moción en el Pleno, que fue rechazada con los votos en contra de PP, en el Gobierno, y Vox (en total 19 votos) y los votos a favor de PSOE y PRC (16 votos). «Solo pedíamos y pedimos que se desarrollen las herramientas que están reflejadas en el plan especial de conservación».
Es desde hace tiempo el aumento del turismo, tal y como ha contado este periódico en varios artículos, una preocupación para los vecinos y ayuntamientos de Cantabria. En Cabezón de la Sal, por ejemplo, el Ayuntamiento, con el Gobierno cántabro, se han visto obligados a establecer un control de acceso al bosque de secuoyas, un espacio único en Europa, que podría estar recibiendo unas 800 visitas al día [se pretende que el límite diario ronde los 300].
Además de la degradación del suelo -pueden verse las raíces de varios ejemplares-, muchos visitantes -uno de cada diez- arrancaba una corteza del árbol para llevársela de recuerdo.
En el Faro del Caballo, en Santoña, la problemática se repite. Este verano se montaban colas interminables para bajar los 763 escalones del Faro del Caballo, enclavado entre acantilados tras cruzar un frondoso bosque y que es considerado uno de los más bellos de España. Durante se esté verano, por diferentes circunstancias -caídas o problemas cardiovasculares- se han tenido que producir varios rescates de turistas con helicóptero.
Ante esta masificación, Santoña, junto al Gobierno de Cantabria, están implementando medidas de control de aforo que se podrían a empezar a poner en marcha en Semana Santa tras una prueba piloto durante las últimas semanas. El refuerzo de la protección de ambos tesoros de la comunidad fue llevada a pleno por el PSOE y en este caso la PNL sí que fue aprobada. «Está habiendo accidentes en los escalones, tanto de caídas como cardiovasculares. Como aumentan los turistas, aumentan los rescates».
Una ecotasa como Asturias y País Vasco
La propuesta que sí fue rechazada también por PP y Vox es establecer una ecotasa turística como existe en Cataluña o Baleares, algo que se están planteando también los Gobierno de Asturias y País Vasco. «Desde el Gobierno de Cantabria se niegan a tener una regulación que permita a los ayuntamientos cobrar una ecotasa por la llegada de visitantes», añade Zuloaga, que precisa que proponían un marco legal para que la medida fuera progresiva, en base al tipo de establecimiento y la época. «Queremos que se cobra para visitar Cantabria».
«Es que Cantabria», razona, «está teniendo problemas de prestación de servicios en la época estival. Se debería ampliar la temporada turística además para generar empleos de mayor duración». Según el portavoz del PSOE, el cambio de modelo turístico que trajo la pandemia del Covid, y también, en menor medida, el cambio climático -cada vez más veraneantes viajan al norte de España porque tiene temperaturas más suaves- han provocado «una llegada masiva de turistas» que está teniendo sus efectos.
Según los datos facilitados por la Sociedad Regional Cántabra de Promoción Turística (Cantur) a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, el número de viajeros hospedados en alojamientos hoteleros y extrahoteleros de esta comunidad aumentó un 0,5% este julio con respecto al año anterior y un 3,7% en agosto. En total, 788.380 visitantes hicieron turismo en la comunidad el pasado verano.
El precio del alquiler de viviendas se dispara
Además, precisa Zuloaga, el afloramiento de viviendas turísticas ha hecho que el fenómeno esté en alza y haya disparado «el precio del alquiler de las viviendas más que en ningún otro punto de España«. «Queremos que haya una sostenibilidad turística, ambiental y también social porque Cantabria está viviendo un crecimiento del turismo desmesurado», argumenta el portavoz del PSOE, que plantea una misma línea de discurso en este ámbito que Cantabristas, un partido político de nuevo cuño que el pasado mayo reunió a miles de vecinos en una manifestación donde uno de los eslóganes era “impedir que Cantabria se convierta en la Ibiza del norte”.
La convocatoria, que pedía frenar la construcción de un macrocomplejo turístico en una extensa área natural de alto valor paisajístico entre Loredo y Langre, que incluía 350 «segundas residencias» y un campo de golf, fue un éxito. “Nosotros proponemos regularizar y racionalizar el turismo”, sostiene Lobete, cuyo partido cosechó en las pasadas elecciones autonómicas y municipales un 1,7% de los votos, pero que esperan vivir un auge en 2027 siguiendo la estela de “defender Cantabria y su gente”.