Alrededor de una mesa de madera, en la planta de arriba de un oscuro y castizo bar de Malasaña, esperan charlando entre ellos los cuatro integrantes de Carolina Durante: Diego Ibáñez (cantante), Martín Vallhonrat (bajo), Mario del Valle (guitarra) y Juan Pedrayes (batería). Un par de tazas vacías, una cocacola y un plato con restos de pincho de tortilla completan el bodegón de tasca en el que se ha convertido su desayuno.
Aparte de ser un grupo de música, son amigos de toda la vida, y se nota. La conversación fluye entre vaciles e interrupciones, se complementan y se contradicen, también se repreguntan. A veces son ellos los que llevan la conversación, otras se cansan y prefieren que les lleves tú. Diego y Martín cargan el peso de la mayoría de las respuestas. Al primero, más impulsivo y emocional, se le humedecen los ojos cuando piensa en lo bonito que resulta que dos personas se enamoren en uno de sus conciertos, pero también se calienta cuando recuerda que en un reciente libro sobre la historia de los pijos en España se hable de sus «antecedentes familiares».
Martín, por el contrario, prefiere ser más cauto y reflexivo, se encarga de armar el discurso sobre el nuevo álbum y también se muestra más comprensivo cuando habla de los fans que se sienten traicionados cuando su grupo favorito triunfa. Mario piensa bien sus intervenciones, que aunque no son tantas acaban dando casi siempre con la clave. Mientras, Juan, que sabe que las entrevistas no son su especialidad, se limita a responder con un «estoy con Martín».
Hace ya tiempo Carolina Durante dejó de ser solamente el grupo de los himnos generacionales que saltó a la fama con Cayetano en 2018 para ser una de las bandas de referencia del indie-rock nacional. La última vez que hablaron con El Independiente fue en enero de 2023. Estaban a punto de lo que algunos titulares grandilocuentes bautizaron como «el concierto de sus vidas«. Se estrenaban en el WiZink de Madrid con Los Nikis de teloneros después de dos cancelaciones previas por culpa de la pandemia. En esta ocasión lo hacen por el lanzamiento de su tercer álbum, Elige tu propia aventura (Sonido Muchacho), en lo que aspira a ser su trabajo más arriesgado hasta la fecha y en el que han aprendido a jugar con otros registros, pero sin perder su esencia.
Entonces estaban nerviosos por la magnitud del evento, ahora también lo están pero por el inicio de una nueva etapa artística. Aunque en realidad esto no es nada nuevo para ellos, pues si algo ha caracterizado siempre a estos cuatro chavales es que son puro nervio, no lo pueden evitar. «Que se acelere el tiempo, si se pudiese poner en por dos, lo haría», reconoce el cantante, aunque acto seguido se corrige: «Bueno, en verdad no, hay que disfrutar cada momento, vivir el presente y todo eso, pero sí que estoy muy nervioso».
Pregunta.- La última vez que hablamos estabais a punto de tocar frente a 8.000 personas en el WiZink. Ahora que ha pasado el tiempo, ¿cómo recordáis aquellos días?
Martín: Fue raro de vivir en presente y ahora no lo recuerdo de forma diferente. Todo fue muy rápido, de hecho tengo ganas de vivir un segundo WiZink para enterarme de lo que es tocar en un WiZink.
Diego: No lo disfrutamos. De hecho yo quiero quitarme la espinita del WiZink, porque para mí lo mejor de ese concierto fue la peña y eso no puede ser.
Mario: Pienso que fue bastante catártico porque había tanta gente que nos ha acompañado desde el principio, que se ha ido sumando y que han formado parte de la historia del grupo. De esto me di cuenta al día siguiente y fue muy bonito.
Diego: A mí cuando me para la peña por la calle diciéndome el WiZink no sé qué, digo pues tío yo no lo recuerdo muy allá, pero me alegra y me emociona mucho. El otro día me encontré una pareja que se había conocido en un pogo y que a raíz de ahí empezaron a quedar y ahora son novios y fue muy emocionante, se me ponían los pelos de punta.
Martín: Desde dentro estábamos a mil por hora, revolucionados. No lo recuerdo como algo disfrutable, de estar ahí y pensar joder qué bien me lo estoy pasando.
Diego: Este lo vamos a disfrutar mucho más, va a ser la hostia. Yo estaba sin voz por primera vez en mi vida y con el gemelo roto, no podía hacer prácticamente un gesto. Si no hubiese sido por esta movida me lo hubiese gozado, la presión no me afecta, de hecho me vengo arriba. Pero al ser un tema de salud… ¿Y tú qué Juan?
Juan: Nunca lo sabrás.
Martín: A Juan es que le programamos como a un robot.
Juan: Yo no me acuerdo de nada desde subir hasta bajar del escenario, y no me pongo nervioso jamás, para un bolo no, para todo lo demás sí.
P.- Antes del WiZink me anticipasteis que estabais en un momento de cambio. Ahora que el disco ya está hecho y digerido, ¿hacia dónde va vuestro sonido?
Diego: Hacia algo mejor, siempre que vamos a hacer un disco nuevo, mi objetivo es que me guste más que el anterior y con este además, no solo me tenía que gustar más, sino que además tenía que ser diferente al anterior, ese era el doble objetivo.
Mario: Teníamos muy claro que queríamos salirnos del molde de lo que veníamos haciendo hasta ahora e igual sí que había un poco de incertidumbre. Pero ahora que lo hemos hecho, siento que tenemos libertad total de cara al futuro para ir en la dirección que nos de la gana.
Diego: Y lo siguiente será lo que es Cuatro chavales para el primer disco, que es mejor, como este pero mejor. ¿Es la respuesta que queríais, chicos? (ríe mirando al resto).
P.- En Elige vuestra propia aventura habéis jugado con otros registros pero sin dejar de sonar a Carolina Durante. ¿Ga sido difícil?
Diego: Lo complicado es no sonar Carolina Durante, creo que tenemos una cosa de estilo y que despegarnos de ella es bien complicado. De hecho cuando terminamos este disco sentí que nos habíamos quedado cortos. Hay cosas que hubiese hecho diferentes, podría haber un cambio mayor. Aunque luego lo pienso con perspectiva y digo, vale, parece que ha habido un cambio. A lo mejor más cambio hubiese sido un poco loco.
Martín: Nosotros componemos las canciones así y somos la formación que somos: guitarra, bajo, batería y voz. Al final el proyecto lo hemos hecho nosotros cuatro y no estamos haciéndolo para componer música, lo hacemos para pasarlo bien y si conseguimos encontrar otra manera de hacer música pasándonoslo bien, que no sea tocando nuestros instrumentos está guay, pero es lo que nos sale. Esto ha sido una primera aproximación a intentar pasarlo bien haciendo música sin ser únicamente una banda de garage o de local de ensayo, otra manera más juguetona de hacer música.
Diego: Era un poco cambiar nuestras reglas.
Martín: Para mí tampoco es algo nuevo porque cuando empecé a tocar en Carolina Durante tampoco sabía tocar el bajo. Es como performar que eres músico, no es ser músico. Explorar, pasártelo bien.
P.- ¿Cómo funciona el concepto de «elegir tu propia aventura» dentro del álbum?
Diego: Realmente el concepto viene cuando ya está compuesto todo. Lo llamamos Elige tu propia aventura porque la canción está en el disco, y porque creo que le va al disco. Con canciones como Dios Plan, Joderse la vida…, va de ir eligiendo en tu vida, en la medida que puedas, lo que quieres hacer con ella.
Martín: Al principio estábamos barajando algo como aprender a vivir en el hoyo, cosas como estar tranquilo. Elige tu propia aventura tiene que ver con un tema de la mirada, de cómo miras a tu vida. Si miras tu vida totalmente cotidiana desde un punto de vista súper romántico, de repente parece que estás viviendo una gran aventura.
Diego: Cuando te levantas, qué decisiones tomas. Tomas café y sientes que Dios tiene un plan para ti, o no te levantas y eliges dormir tres horas más, mandar a tomar por culo la mañana y sentirte una mierda después.
Martín: Es como la canción de Un buen día de Los Planetas. Si narras la vida desde ese romanticismo es la polla y si lo narras desde la tragedia más absoluta tienes un dramón. Creo que es la historia del pop en general.
P.- Si tuvierais que jugar a elegir vuestra propia aventura a través de estas canciones, ¿cuál sería la de cada uno?
Diego: Tomé café, la primera, Dios plan, empiezas la mañana a tope, un día guay. No voy a elegir Hamburguesas… y Joderse la vida. Ese sería mi día.
Mario: Yo no lo tengo muy claro, cuando estábamos componiendo el disco estaba en un momento muy bonito de mi vida y no me sentía del todo identificado con las canciones. Evidentemente es hacer música con tus colegas y te resuena, pero a mí me parecía que estaba quedando muy pesimista. Fíjate cómo son las cosas que cuando lo estábamos grabando, ahí estaba pasando varias putadas y ahí sí que me sentí bastante identificado. Yo diría que la de Interludio, noches de insomnio jodido, no es el día que elegiría, pero a veces toca.
Martín: Para mí San Juan, tiene mucha luz y me gusta mucho eso.
Juan: Yo la de Tomé café no, ya te lo digo, tomé cocacola si eso (ríe). Estoy con Martín, la de San Juan.
Diego: La canción de la luz.
Martín: Tiene algo que me recuerda a música de campamento.
Diego: ¿Si tuvieras que vivir en una canción de este disco vivirías en San Juan?
Martín: Sí.
Mario: Yo también. Nos quedamos con San Juan.
P.- No sé si habéis visto la película de Los Planetas, Segundo premio, que va precisamente del momento crucial para un grupo que quiere sorprender con su tercer disco, ¿cómo ha sido vuestra grabación, daría para hacer una peli?
Diego: Yo no la he visto, pero sé que voy a llorar qué flipas.
Martín: No sé cuánto de acuerdo estarán Los Planetas con esta película. Yo te puedo dar mi opinión como espectador y como miembro de un grupo y la verdad es que me emocioné mucho. Objetivamente creo que está bien descrito ese momento del grupo en el que gente pasa por cosas personales, hay diferencias creativas, hay una autoexigencia muy grande. Nosotros pasando por un tercer disco, creo que hay muchos paralelismos en los que realmente me identifico. Aunque ninguno de nosotros está metido en la heroína ni nada por el estilo, son otros problemas.
Diego: Nuestra película sería un coñazo. Aunque también podríamos romantizarla, hay canciones que se han compuesto en Colombia, en Ciudad de México…
Martín: Yo creo que igual que Segundo premio, Los Planetas cuando vean esta película pensarán: «¿Qué es esto?». Yo tenía un colega que era especialista en esto, cuando contaba alguna historia era como: «Tío yo he estado ahí contigo y no fue así, pero me gusta más». Te podemos contar la película del disco, pero todo ha sido mucho más tranquilo. Elige tu propia aventura también va de esto, de cómo te cuentas tu propia vida.
P.- Hace poco estuvisteis tocando en la sala Wurlitzer de Madrid haciendo un ciclo con otras bandas emergentes de las cuales sois referentes. ¿Os piden consejo ahora que sois los mayores?
Martín: No te piden consejo como tal pero, por ejemplo, el otro día quedé con Carlos Elías de Alcalá Norte y luego me escribió diciendo que le había servido mucho la charla. Como tú has pasado por un proceso parecido, de repente lo has petado viniendo del underground con Cayetano o La vida cañón en su caso, eso de que de repente te hagan muchísimo caso y que las conversaciones dentro del grupo ya tengan que ver con: «Hostia tenemos una oportunidad, tenemos que sacar un segundo disco», mucha presión de repente. No es tanto pedir consejo, sino: «Oye tío tú has pasado por esto, cómo lo gestionasteis».
P.- Cayetano, que ahora incluso ha servido como punto de partida para escribir un libro sobre la historia de los pijos en España [Quiero y no puedo, de Raquel Peláez] y la introducción parte de una conversación con Diego Ibáñez.
Diego: Me pone en la introducción y se tira un triple hablando de mis antecedentes familiares. Qué pesadilla, de verdad, que mi madre es administrativa en una empresa cobrando un sueldo absolutamente normal y mi padre, en fin, prefiero no hablar. Que mi familia no es rica ni por asomo, a ver cómo lo tengo que decir. Lo peor es que yo accedí a responder algunas preguntas por whatsapp y le respondí contigo (mirando a Martín).
Martín: Por lo visto ella estaba trabajando en Vanity Fair cuando nosotros dimos nuestra primera entrevista, que Vanity Fair nos escribió básicamente preguntándonos por qué éramos pijos. Dónde habíamos estudiado, quiénes eran nuestros padres, de dónde salía el grupo, y entonces empezamos a tirarnos el triple respecto a ciertas cosas, mezclando mentiras con verdades y yo creo que mucha gente se ha quedado con eso. Cuando sacamos Cayetano estábamos en un punto de venga, vamos a jugar a ser esto. Tampoco hemos jugado nunca a ser los pobretones de barrio, pero hay grandes diferencias entre unas cosas y otras.
Diego: Antecedentes familiares…, me cago en mi puta vida.
P.- Hace unas semanas, Noni de Lori Meyers se quejaba en una entrevista de los fans que quieren que el grupo siga siendo algo de unos pocos. Vosotros estáis en un momento muy dulce como banda. ¿Es compatible ser indies con triunfar?
Martín: Es normal, desde el punto de vista del fan también sientes que hay algo que se te está muriendo.
Diego: Es como si el grupo fuese un pastel, los fans no quieren que crezca, la gente que quiere ese pastel, porque la parte que te toca va a ser mucho más pequeña y sientes que eso ya no es tuyo. Yo lo vi con Alcalá Norte por ejemplo, hay gente que decía, buah, somos parte de esto.
Martín: Pero pasa con todo, es como decir, joder, molabas más cuando eras Crema. Es un clásico, simplemente cuando una persona o un artista tiene su proceso y su vida y quiere marcarse nuevos objetivos, evidentemente hay cosas que se le hacen viejas, pero cuando tú eres un fan y tu vida va a otro ritmo, de repente ves algo que se te escapa y parece que eso que era tan guay se te está muriendo.
Mario: Se romantiza mucho el underground, pero a nuestro alrededor todos los colegas que tienen grupos lo que hacen es pelear por crecer haciendo su movida. Es lo que queremos todos.
Diego: Yo prefiero que me escuche un millón de personas a solo mis amigos y mi familia y siempre lo voy a preferir, qué cojones. Otra cosa es lo que tú hagas para conseguir que te escuchen un millón de personas. Yo voy a seguir haciendo lo que me sale hacer a nivel artístico, lo que me gusta y lo que me emociona, no voy a cambiar eso para llegar a no sé cuantas personas, pero evidentemente cuanto más peña esté en nuestro barco, mejor.