El buen momento que atraviesa el turismo en España, con récord de afluencia y de ingresos, se refleja también en el atractivo de sus activos inmobiliarios y en un cambio de tendencia entre los potenciales compradores. El gran fondo oportunista, que protagonizó el sector tras la pandemia, cuando la inactividad del Estado de alarma fomentó las ventas de inmuebles, deja ahora paso a las grandes fortunas familiares o family offices (como se conocen en la jerga del sector), que buscan inversiones con poco riesgo en unos establecimientos que son ahora más caros.

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