En dos escalones muy diferentes. Por un mundo están separados ahora mismo el Fútbol Club Barcelona y el Sevilla, una realidad que se plasmó sobre el terreno de juego y que arrojó una victoria muy plácida de los hombres de Hansi Flick. [Así vivimos la victoria del Barça ante el Sevilla]

El Barça se deshizo con facilidad de un rival sin alma que claudicó en la primera mitad. Porque eso es lo que duró este encuentro en realidad, menos de 45 minutos, los mismos que tardaron los culés en hacer tres goles y dejar todo visto para sentencia.

Lewandowski abrió el camino desde el punto de penalti, y después Pedri y de nuevo el polaco mataron el choque. La segunda parte fue un paseo en el que el Barcelona pudo jugar andando y reservarse para lo que le viene por delante la semana que viene, dos partidos de altura, primero ante el Bayern en Champions y después ante el Real Madrid en El Clásico.


Lewandowski celebra uno de sus goles ante el Sevilla.

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Una fiesta culé

Sobre el papel se presumía una gran desigualdad. Este partido, que hace no mucho tiempo era uno de los partidos más calientes de la competición, en los últimos años ha cobrado un cariz muy diferente por la delicada situación que vive el Sevilla desde hace tiempo.

La previa decía que se medían un equipo lanzado como este nuevo Barça, y otro en depresión, como es el andaluz, así que dos y dos esta vez sí que resultaron ser cuatro en el fútbol. Muy pronto se vio que el guion establecido se iba a cumplir sin sobresaltos y que el final de la película parecía predeterminado.

Los de Hansi Flick se hicieron con el control del encuentro desde el pitido inicial. La posesión fue toda azulgrana, y también el primer intento porque Lamine Yamal ejecutó un lanzamiento que se marchó por encima del larguero. 

Lewandowski, felicitado por su gol.


Lewandowski, felicitado por su gol.

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El Sevilla se aferró a las contras, y también a un milagro, para tratar de hacer daño a su rival. Lukebakio puso algo de peligro al finalizar un contraataque con un disparo que se fue a las nubes, pero fue de lo poco que se pudo llevar a la boca el equipo hispalense ya no en la primera mitad, sino en todo el partido. 

Con el paso de los minutos se acrecentó el dominio culé. El Barcelona cada vez recuperaba el balón antes, cada vez presionaba más arriba y cada vez pisaba el área con más asiduidad. Parecía, por lo tanto, tan sólo cuestión de tiempo que el gol cayera más pronto que tarde. 

En efecto, en el ecuador de la primera mitad se descorchó el tapón de los goles. Raphinha fue derribado en el área en una acción discutida por el Sevilla, pero De Burgos Bengoetxea señaló el punto de penalti para que Lewandowski anotara acto seguido desde los once metros. 

Pedri celebra su gol ante el Sevilla.


Pedri celebra su gol ante el Sevilla.

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La fiesta del Barça tan sólo acababa de comenzar. Sin tiempo apenas para respirar, llegó el segundo. Los locales encontraron espacios a la contra, y ahí también saben matar de forma certera. Lewandowski conectó con Lamine Yamal, que le puso vértigo a la jugada y consiguió pisar área. Entonces, levantó la cabeza y vio a Pedri libre de marca en la frontal, una posición desde la que el canario puso el balón en la escuadra de la portería andaluza.

Todavía había más antes del descanso. Lewandowski estaba desatado, así que con el olfato de ese goleador que lleva dentro y que nunca morirá, metió el pie para desviar el disparo de Raphinha y hacer el tercero. Un gol que mató definitivamente al Sevilla, que por si no tenía suficiente desgracia además perdió a Ejuke por lesión.

Un partido muerto

No tenía mucha pinta de cambiar de aires el partido en la segunda mitad, y efectivamente este segundo acto fue un remanso de paz para el Barça. Los culés pudieron empezar a pensar en lo que tienen por delante la semana que viene, empezando por el Bayern y terminando por el Real Madrid, mientras veían pasar los minutos para sumar tres nuevos puntos. 

Lamine Yamal se sacó un nuevo truco de la chistera con un disparo con el exterior de su pie izquierdo que a punto estuvo de colarse en la mismísima escuadra, pero Nyland reaccionó a tiempo con una gran parada. 

El único sobresalto lo puso Isaac Romero para el Sevilla. El jugador hispalense cayó derribado dentro del área culé y el colegiado señaló penalti, pero enseguida la acción quedó invalidada por un fuera de juego previo.

Pablo Torre ejecuta el disparo de uno de sus goles ante el Sevilla.


Pablo Torre ejecuta el disparo de uno de sus goles ante el Sevilla.

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Lo más emocionante desde ahí hasta el final del partido fue ver el regreso de Gavi. Casi un año después de su grave lesión de rodilla, el centrocampista pudo volver a pisar un terreno de juego en plena competición. Un momento de lo más emotivo.

Con el partido muerto llegó el gol de Pablo Torre para el Barça, el tanto de Idumbo para el Sevilla, y la segunda diana de Torre al filo ya del final. Goles que hicieron más grande la diferencia en un partido que estaba visto para sentencia desde antes incluso de llegar al descanso.

Barça 5 – 1 Sevilla

Barcelona: Iñaki Peña; Kounde, Cubarsí, Íñigo Martínez, Balde; Casadó, Pedri (min. 83), Raphinha (Fermín, min. 66); Lamine Yamal (Pablo Torre, min. 76), Lewandowski (Pau Víctor, min. 66) y Ansu Fati (Gerard Martín, min. 76).

Sevilla: Nyland; Carmona, Badé, Marcao, Pedrosa (Montiel, min. 81); Agoumé (Idumbo, min.70), Gudelj; Lukébakio, Peque (Suso, min. 46 (Sow, min. 69), Ejuke (Sambi, min. 45+1); e Isaac Romero.

Goles: 1-0, min. 23: Lewandowski, de penalti. 2-0, min. 28: Pedri. 3-0, min. 39: Lewandowski. 4-0, min. 82: Pablo Torre. 4-1, min. 87: Idumbo. 5-1, min. 89: Pablo Torre.

Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Mostró cartulina amarilla a Pedrosa (min.45+3), Ansu Fati (min. 74) y a Sow (min. 86).

Incidencias: Asistieron al encuentro 47.848 espectadores, en partido de la décima jornada de LaLiga disputado en el Estadio Olímpico Lluís Companys. Antes del inicio del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria de Johan Neeskens, exjugador azulgrana fallecido recientemente a los 73 años.

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