Todoterreno, activa y activista. Uge Sangil (La Palma, 1968) lleva los últimos meses compaginando un concurso-oposición (que ha aprobado), su trabajo como educadora social en un centro para personas con discapacidad física y psíquica y la presidencia de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+), donde se despide del cargo este fin de semana tras seis años y medio.
Han sido dos mandatos consecutivos marcados por la pandemia, el aumento de los discursos de odio por parte de la ultraderecha y la violencia contra personas del colectivo, pero también por el activismo y el equipo. De su cargo se va con un Ley Estatal LGTBI y trans, con una legislación pionera contra la LGTBIfobia en el trabajo y con Orgullos más reivindicativos. También con una ‘espinita’: la de no haber logrado el reconocimiento de las personas no binarias.
P. ¿Deja la Federación igual que como se la encontró?
R. No, ha cambiado en muchos aspectos. Ahora es una federación más inclusiva con el colectivo y con la diversidad. A nivel laboral, tenemos una oficina técnica que ha crecido de nueve a 17 trabajadores. Y un espacio físico que, sin buscarlo, ha mejorado en las instalaciones.
A nivel de incidencia política, que es a lo que se dedica Federación, nos vamos con una ley LGTBI y trans aprobada, y con el impulso del Pacto de Estado contra los discursos de odio hecho que, anque no se apruebe en esta legislatura, seguramente lo haga en febrero o marzo y gracias al trabajo con otras organizaciones. Además, en su momento conseguimos que Gobierno devolviera derecho a las mujeres sin pareja, lesbianas y bisexuales al acceso a las técnicas de reproducción humana asistida (RHA) [en el Sistema Nacional de Salud].
También hemos dado un paso adelante haciendo Orgullos de más incidencia política como ocurrió en el anterior a las elecciones generales el 23J del 2023, cuando se venía encima la ultraderecha a acecharnos.
P. Este año la Federación lanzó un mensaje bastante poderoso a raíz de una encuesta que elaboró: si está el Gobierno que está ahora, es gracias al voto del colectivo. ¿Van a utilizar este mensaje más adelante?
Las veces que haga falta. En el Orgullo de 2023 lanzamos un mensaje [el peligro del ascenso de la ultraderecha]. Ahora tenemos un gobierno progresista. La ultraderecha sacó bastantes diputados, pero no tienen mayoría en el Congreso.
El colectivo tiene memoria histórica y genética. Venimos del franquismo y de una ley de vago y maleantes , donde nos metían en campos de concentración o en manicomios por ser lesbianas. Utilizaremos la memoria todas las veces que haga falta para tener gobiernos que realmente defiendan los derechos humanos y trabajen por los derechos de la diversidad, la nuestra y la de las personas migrantes, las mujeres, las gitanas o con discapacidad. Porque todas las disidencias estamos en peligro con el discurso de la ultraderecha.
P. También lanzan ese mensaje de que los derechos cuesta ganarlos pero es fácil perderlos.
No ha sido fácil conseguir la ley trans. Lo logramos sin todos los máximos que queríamos, pero es buena. Debemos seguir trabajando para defender ese proyecto de ley al tiempo que conquistamos otras cosas. Nunca podemos bajar la guardia porque mañana cambia el poder legislativo y adiós. Lo hemos visto con [Isabel Díaz] Ayuso y su mayoría absoluta. No ha necesitado a Vox para derogar leyes de la comunidad autónoma. Al final ha dado marcha atrás con el recurso, pero esto ha sido un acto de cobardía, no de fe. En ningún momento reconoce que estas personas necesitan estos derechos. En cuanto puedan lo intentan otra vez.
Hay que estar pendiente y hay que defender nuestros derechos a capa y espada.
P. Todavía falta desarrollo pero, ¿cree que se podría haber hecho mejor en esa ley trans?
No me canso de decirlo. Hay tres elementos necesarios que se quedaron bastante cortos. Alguno ni aparecen. Uno es mejorar las condiciones de los derechos de los menores trans, otra la de las personas migrantes LGTBI, que también habría que mejorarlo; y mi espinita: las personas no binarias que no estamos en la ley. Pero espero que que en un futuro más próximo que les amo se consolide nuestros derechos.
P. La ministra ya ha dicho que de momento no es una prioridad.
Aún no estando recogido en su programa, pero sí que se habla de la posibilidad en las mesas de trabajo con Igualdad que tenemos sobre los derechos de las personas no binarias.
P. ¿Cómo empezó con esto del activismo?
R. Yo me tiro a la piscina siempre, esté llena o medio llena. Pancho, un amigo, me propuso en el 2004-2005 crear un colectivo LGTBI+ en Tenerife, que no había. Le dije que sí sin pensármelo. La explosión vino con dos momentos: el 17 de mayo [de 2005], donde la Federación en Las Palmas de Gran Canaria, acompañados del colectivo GAMÁ, presentaron por primera vez el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, así como con la aprobación del matrimonio igualitario. Siempre digo que empecé en ese momento. Fue cuando fundamos Algarabía [una asociación de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersexuales].
Dejé la presidencia el momento justo en que el Tibunal Constitucional responde al recurso de la vergüenza del Partido Popular y avala el matrimonio igualitario. Fueron ocho años de proceso de un proceso impresionante. Después entré en la entidad, fui vocal de Educación en la Legislatura de Jesús [Generelo] y a mediados de abril de 2018 me eligieron como presidenta.
P. Le he visto emocionarse en algún discurso hablando de las drags. ¿También fueron ‘culpables’ de la semilla del activismo?
R. Yo soy más de las travestis, de las mujeres trans que se dedicaron al espectáculo; de esa gente que se travestía en los garitos. Recuerdo en Santa Cruz de Tenerife el, por desgracia ya cerrado, Sueños Azules. Aguantaba hasta las dos de la mañana para ver el espectáculo de mi Aroa y sus piernas.
Siempre he querido hacerles un homenaje. Han sido salvadoras de vida. A veces, sin quererlo, esos espacios nocturnos, donde tú te refugiabas y donde te veías con iguales, se convertían en algo maravilloso. Además, nos burlábamos de nosotros mismos por esa resiliencia. A veces tenemos de apoderarnos de ciertas palabras y del lenguaje para reírnos del odio que recibimos.
Te empoderaban. Me quedaba embobada y emocionada viéndolo. Me fascinaba esa transformación que hacían en la nocturnidad y que nos alegraba la vida a todas las personas LGTBI+ que teníamos que seguir, o tenían que seguir, estando en los armarios o a escondidas, mintiendo en sus espacios laborales, en su familia… Me parece maravilloso en lo que se ha convertido ahora el mundo drag, pero no es lo mismo no pero. El drag es más vistoso y el travestismo me da más calor.
P. ¿Cómo se explica que con todo el tiempo que pasó desde entonces, y con todos los derechos que se han ido ganando por parte del colectivo LGTBI+, todavía hay mucha gente que esconde su condición sexual en espacios laborales o educativos, por ejemplo?
R. Sigue habiendo LGTBIfobia. Existe gente que niega a la ultraderecha. Ahora mismo se está celebrando un juicio por el asesinato de Samuel, al que mataron al grito de maricón. Claro que hay miedo.
Siempre hablo las miradas al colectivo. En el momento en que dices que eres lesbiana, trans, bi o gay lo notas. Hay cuchicheos. Exiten otras fomas de fobia que igual no tienen nada que ver con lo físico, pero sí con lo psíquico o con otras formas de discriminación.
La gente tiene miedo. El símbolo de todas, todos y todes, la banderas de España, se está utilizando por un sector de la ciudadanía que hace que a veces, cuando ves a alguien con una pulsera en la mano o con un pin con ella, te dé miedo. Y eso ocurre en el siglo XXI, en el año 2024. Todavía hay jóvenes a los que echan de sus casas, a que los que su familia rechazan a sus niños, niñas y niñes, que sufren discriminación en los centros escolares.
Con el matrimonio igualitario se hizo un trabajo espléndido en la concienciación a la ciudadanía del derecho, pero en esta última etapa no ha faltado esa pedagogía social con la ciudadanía para cambiar también pensamiento.
P. ¿Con la educación?
A través de la educación y el respeto hacia la diversidad.
P. ¿En estos últimos seis años y medio ha notado que han crecido los actos de odio?
Las cifras son complejas. Nosotros estamos haciendo una evaluación para ir recabando datos y elaborando una retrospección en el tiempo para saber qué ha pasado en estos últimos cinco años. Las cifras que manejamos no concuerdan bien con el Ministerio del Interior. Son más altas. Pero hay un aumento. Sigue habiendo infradetección, pero se denuncia más, no solo a la policía, también a las entidades sociales que trabajamos en este ámbito.
La aprobación de la ley LGTBI y trans ha sido de los momentos más hermosos que he podido vivir
No es casual que aumente el discurso de odio. No solo en la población, sino que el problema que tenemos es que desde las instituciones y desde las redes sociales ha aumentado. Tenemos que vigilarlas.
P. Y eso es complicado.
En algún momento tendrán que hacer alguna normativa que lo impida. Eso se tiene que regular. No puede ser que abras X y lo que veas sea insultos bulos que nadie contrapone porque, si se hace, no hay éxito.
Haciendo un análisis rápido tenemos que tener cuidado con lo que leemos y contrastar por nosotros mismos. Debemos indagar y formarnos. Seguro que encontramos la información veraz en cualquier otro medio que no sea la red social.
P. ¿Cuál fue el mejor momento que ha vivido como presidenta de la Federación?
La aprobación de la ley LGTBI y trans ha sido de los momentos más hermosos que he podido vivir.
P. ¿Y alguno más personal?
En el último Orgullo me acompañaba en la pancarta de cabecera Margarita, una chica con discapacidad intelectual que unos días antes me hizo una entrevista. La invité y apareció allí.
La discapacidad y yo siempre hemos ido de la mano porque mi presenete y futuro laboral está relacionado con las personas con discapacidad.
P. ¿También quieren avanzar en eso?
Un poquito antes de que fuera presidenta, ya habíamos firmado algunos convenios con Plena Inclusión. Después con Cermi, con la ONCE… Llevamos todo este tiempo trabajando de la mano, solo que es una labor menos visible.
Yo trabajo con personas con discapacidad severa. Lo que me han enseñado ellas en cuanto a la diversidad es maravilloso. Son personas que no tienen estereotipos, que están ‘blanquitas’. Nadie les ha enseñado que ser lesbiana o ser negro está mal. Así que me han mostrado que naces, vives y amas seas como seas, salvo que alguien les meta en la cabeza que no puede ser así.
P. ¿Tiene algún recado, mensaje o consejo que le quiera decir a la persona que te va a sustituir en la presidencia?
Consejos no. Yo estaré ahí para darle mi opinión si me la quiere pedir, y para hacer una transición generosa, además de acompañar, porque al principio hace falta. Lo único que le diré a esa persona es que sea ella misma. Yo estaré ahí dos tres pasos detrás para apoyar. Y seguiré haciendo activismo.