El cáncer de mama es el más frecuente en mujeres. Por cada 100 casos en mujeres, solo se diagnostica 1 en hombres. Sigue siendo la segunda causa de muerte por cáncer en el sexo femenino, solo superado por el cáncer de pulmón.
La edad media del diagnóstico se sitúa en los 62 años. Sin embargo, la comunidad médica ha percibido un preocupante cambio: incremento en los casos de cáncer de mama en mujeres menores de 50 años.
Lo que parecía ser una percepción ha sido confirmado por estudios epidemiológicos recientes, que confirman que a partir de 2016 ha habido un crecimiento anual del 1,1% en la incidencia de esta enfermedad en mujeres jóvenes.
Además, los resultados revelan que el aumento se ha centrado específicamente en tumores hormonales, en particular aquellos con receptores de estrógenos positivos.
La doctora Sara González, oncóloga del Hospital Universitario La Luz, nos explica que, tradicionalmente, el cáncer de mama en mujeres premenopáusicas se ha asociado más frecuentemente con tumores de tipo triple negativo, que suelen ser más agresivos y con opciones terapéuticas más limitadas.
- “El reciente auge de los tumores hormonales en mujeres jóvenes ha generado nuevas hipótesis y líneas de investigación que sugieren una serie de factores desencadenantes”, señala la oncóloga
Los principales factores de riesgo identificados están relacionados con cambios en los estilos de vida y patrones reproductivos de la sociedad actual. Entre ellos se encuentran la tendencia a retrasar la maternidad y el descenso de la natalidad, que se relacionan con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
¿Retrasar el primer embarazo aumenta el riesgo de cáncer de mama?
La especialista hace hincapié en que “el desplazamiento de la edad del primer embarazo hacia edades más avanzadas y la nuliparidad (no haber tenido hijos) están asociados a un aumento de riesgo».
- «Esto se debe a que la maduración completa de las glándulas mamarias se da durante la lactancia, y cuando ocurre a partir de los 35 años, las probabilidades de desarrollar cáncer de mama aumentan”.
Se están evaluando otros factores de riesgo para desarrollar cáncer de mama a una edad temprana. Hablamos de los ya conocidos hábitos alimenticios, el consumo de alcohol y el incremento del índice de masa corporal (obesidad) en mujeres jóvenes.
- “Aunque históricamente la obesidad se había considerado un factor de riesgo predominante en mujeres postmenopáusicas, ahora se están llevando a cabo estudios para determinar su relación con el desarrollo del cáncer de mama en edades más tempranas”.
Primeras señales de alarma del cáncer de mama
La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) señala que «un nódulo palpable en la mama es el signo más frecuente por el que se consulta, generalmente no doloroso, aunque también es frecuente la retracción del pezón o alteraciones de la piel de la mama. Si notase alguno de estos síntomas, debe consultar con su ginecólogo o cirujano para que lo valore e inicie un estudio más profundo si lo considera apropiado».
Más casos de cáncer de mama, pero menos fallecimientos
El número de casos de tumores en las mamas ha aumentado. Pero la buena noticia, coincidiendo con el Día del Cáncer de Mama, que se celebra este sábado, 19 de octubre, es que la mortalidad ha disminuido de manera significativa.
Desde 1989 hasta 2021, la tasa de mortalidad por cáncer de mama ha disminuido en un 42%, con un descenso anual del 1%. De acuerdo a la doctora Sara González, esta reducción se atribuye en gran medida a las mejoras en las técnicas diagnósticas, la implementación de nuevas estrategias terapéuticas y la aparición de biomarcadores específicos que permiten personalizar el tratamiento de cada paciente.
«Hemos avanzado considerablemente en el diagnóstico temprano y la personalización de los tratamientos. Ahora podemos identificar subtipos específicos de tumores y ofrecer terapias dirigidas que han mejorado tanto las tasas de curación como los tiempos de supervivencia», recalca la especialista.
Desde el Servicio de Oncología Médica ponen de relieve la importancia de mantener una vigilancia activa y un diagnóstico temprano, especialmente en mujeres menores de 50 años.
“Las mamografías, junto con otros estudios complementarios como la resonancia magnética (RM) en casos específicos, son herramientas clave para la detección temprana y mejorar el pronóstico aumentando las probabilidades de curación. Además, es fundamental llevar un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico», subraya la doctora González.