María Santísima, a cuya dedicación se han empeñado los cofrades jerezanos en el gran lío de la Procesión Magna, quiso que, pese a las mil puntadas dadas durante meses y meses al magno proyecto, todo saliera adelante con grandes dosis de actuación de la Divina Providencia. Todo estaba calculado, pero quizá, no del todo en lo que se refiere a la cantidad de gente que atestaría la calle Tornería, dificultando al borde de lo imposible el acceso de los pasos, la mayoría de los 36 previstos, al punto de partida del camino común: la Plaza de la Asunción.

Gabriel Álvarez

Manto de la lasaliana Estrella Coronada

El ambiente no podía ser más bonito a lo largo de todo el día. Y la llegada de miles y miles de visitantes estaba dando mucho movimiento a la hostelería del centro de Jerez. De Sevilla, Dos Hermanas, Lebrija. Córdoba, Antequera, Málaga, Huelva, Cádiz, San Fernando, Sanlúcar, Arcos, Rota… Andaluces, en su mayor medida, tampoco faltaron otros acentos patrios en las calles de una ciudad de punta en blanco y con la sorprendente ocupación de sillas desde la hora de almorzar. Ganas había. Tantas unas horas después ocurriría lo que ocurrió.

Gabriel Álvarez

La Virgen del Refugio, de la Hermandad de la Paz de Fátima

Monseñor José Rico, el obispo de Jerez, y otras representaciones religiosas; la alcaldesa María José García-Pelayo y otras autoridades civiles, las 14.000 sillas ocupadas en Carrera Oficial… Y los pasos en la calle. Y la expectación en la Plaza de la Asunción, entre cuyo monumento al Dogma que da nombre al lugar y la fachada plateresca del Cabildo Viejo, había de ocurrir, ante la tribuna oficial, el milagro de la alineación, paso a paso, de la Procesión Magna. Ya hemos divulgado lo más llamativo que nos esperaba. Solo faltaba que todo saliera bien.

Gabriel Álvarez

Nuestra Señora de la Esperanza Coronada, de la Yedra

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