- Jugar en el alambre
- Miedo a llevar propuestas al Congreso
- Buenos resultados
- Aprender de ERC
- No pasarse de frenada
- El apoyo al techo de gasto, más cerca
El amago de Laura Borrás, dirigente de Junts, con apoyar una moción de censura al Gobierno, esconde un mensaje al presidente Pedro Sánchez: la ley de amnistía no garantiza la gobernabilidad ni el apoyo parlamentario durante toda la legislatura.
El partido independentista quiere dejar claro que solo firmaron un acuerdo para la investidura —que permitió al líder socialista resultar reelegido por tercera vez—, pero en ningún caso asegura el apoyo de los postconvergentes a cualquier iniciativa del Ejecutivo o del PSOE.
Jugar en el alambre
En Junts descartan apoyar una moción del Partido Popular que sume sus votos a los de Vox para convertir a Alberto Núñez Feijóo en presidente. La formación busca moverse en el alambre, entre impedir un Ejecutivo de la derecha y marcar distancias con los socialistas haciendo valer sus votos.
El principal objetivo es mostrar dureza con el Gobierno y solo votar a favor de las medidas del Ejecutivo cuando se trate de iniciativas que consideren beneficiosas para Cataluña; pero habiendo escenificado antes las cesiones del Ejecutivo a las exigencias de Junts.
Tanto en el PSOE como en Sumar y en el Gobierno consideraban que esta legislatura no sería muy distinta de la anterior, en la que, a pesar de las dificultades parlamentarias, consiguieron aprobar más leyes que ningún otro Ejecutivo en democracia.
Sin embargo, la realidad ha resultado mucho más dura de lo esperado, y así los admiten fuentes de las dos formaciones del Ejecutivo.
Miedo a llevar propuestas al Congreso
Los primeros paquetes de medidas que impulsó el Consejo de Ministros, el pasado enero, salieron adelante por la mínima y en el tiempo de descuento. Junts anunció que votaría en contra de los tres macrodecretos ley que se aprobó en la Cámara Baja incluso en el mismo día del Pleno. PSOE y Sumar no conocieron qué habían decidido los siete diputados de Junts hasta que vieron el panel de votaciones.
Esa experiencia que sentó precedente y ha disparado el temor del Gobierno a impulsar cualquier iniciativa.
Dicha estrategia es la que han priorizado desde el inicio de la legislatura. Tanto es así, que la situación para el partido de Carles Puigdemont está resultando más que beneficiosa.
Buenos resultados
En Junts ven cumplidos sus objetivos: han arrancado al PSOE la ley de amnistía, impiden que Vox toque ministerios, tumban gran parte de las iniciativas del Gobierno —evitando ser calificados como traidores en Cataluña— y encima salen reforzados en las elecciones autonómicas —obtuvieron tres escaños más que en 2019 y superaron en quince a Esquerra Republicana— ganando así la batalla por liderar el independentismo.
En este ambiente se enmarca la decisión de Junts de amagar con una moción. Aunque en el partido de Puigdemont niegan que las palabras de Borrás abriesen la puerta a apoyar una moción de censura al Gobierno, ha sido la primera vez que un mandatario del partido ha mencionado esa posibilidad. El propio Jordi Turull rechazó contestar a preguntas sobre una moción antes del verano, y ahora tuvo que pronunciarse en los mismos términos para deshacer la polémica que levantaron el lunes las palabras de su compañera de partido.
Aprender de ERC
Junts ha medido al máximo sus pasos, con la ventaja de haber aprendido de la experiencia de los republicanos. ERC sostuvo al Gobierno en casi todas las iniciativas que impulsó la pasada legislatura: la ley de vivienda, la del solo ‘sí es sí’, la ley de eutanasia, los sucesivos paquetes anticrisis, las pensiones… Junts ha tomado nota del desgaste que dicho apoyo ha supuesto para el partido de Oriol Junqueras, que cayó ocho escaños —de quince a siete— en las elecciones generales de julio de 2023.
No pasarse de frenada
Por eso Junts mantiene máxima cautela a la hora de secundar las medidas del Ejecutivo. Pero también a la hora de tumbarlas.
Fuentes de Sumar y el PSOE aseguran que están detectando cierto hartazgo en el electorado independentista por haberse opuesto a normativas que afectan y benefician directamente a sus votantes. Más de 200 personas se manifestaron frente a la sede del partido separatista en Barcelona tras su negativa a regular los alquileres temporales.
Fue una iniciativa impulsada por Sumar y que contaba con el apoyo de la fuerza liderada por Míriam Nogueras en el Congreso de los Diputados hasta una hora antes de la votación.
El apoyo al techo de gasto, más cerca
En Ferraz utilizan el ejemplo de esa manifestación ante su sede para advertir que los postconvergentes deben tener cuidado a la hora de pasarse de duros. En el Gobierno confían en que cada vez se ejerza más presión sobre Junts desde Cataluña.
Ese escenario llevó a Moncloa a retrasar la votación del techo de gasto, la antesala de los Presupuestos. Es una idea que está dando resultados: la demora ha permitido al Ejecutivo avanzar en las negociaciones con Junts, que tumbó el déficit propuesto por el Ministerio de Hacienda en julio pero ya se muestra más favorable a llegar a un acuerdo