Cuba entró este viernes en una nueva era de penumbras al quedarse casi todo el territorio sin luz. La desconexión total del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) se produjo en horas de la mañana tras salir de servicio la termoeléctrica Guiteras. «Desde la dirección del país estamos dedicando absoluta prioridad a la atención y solución de esta contingencia energética de alta sensibilidad para la nación», escribió el presidente Miguel Díaz Canel en X. «No habrá descanso hasta su restablecimiento». Los apagones se han convertido en un episodio costumbrista que han incluido incluso protestas de vecinos. Pero la desconexión total del SEN supuso un problema mayúsculo para el Gobierno y el Estado. De acuerdo con ´Granma`, el órgano oficial del partido Comunista, en el poder, a las 15 horas comenzó un restablecimiento gradual del sistema en algunas provincias.
El ingeniero Lázaro Guerra Hernández, director de electricidad del ministerio de Minas y Energía (MINEM) aseguró que se estaba trabajando a destajo para revertir una situación que es una fuente de malestar en una sociedad atravesada por otros problemas como la inflación, los bajos salarios, la escasez y la falta de transporte y medicamentos. Hernández dijo además que se están «investigando las causas» que provocaron el mega apagón. La falta de fueloil y diésel necesarios para generar electricidad se había agravado debido a a las condiciones meteorológicas que impedían el atraque de los barcos en la bahía de Matanzas.
Los cubanos ya presentían el colapso. El primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, se había presentado por la noche en la televisión junto con directivos del MINEM para informar sobre la crisis energética. Marrero Cruz reconoció frente a las cámaras que la situación es muy crítica y sin solución verdadera a corto plazo. El alto funcionario, uno de los hombres de mayor confianza de Díaz-Canel recordó que la infraestructura energética se encuentra muy deteriorada y que el Gobierno intentaba proteger al sector residencial de los apagones, aun a costa de paralizar actividades económicas e instituciones estatales que no sean esenciales. Horas más tardes, sus palabras fueron superadas por los hechos. Antes de que se fuera la luz, ´Granma` había hecho un llamamiento desesperado: «resulta imprescindible extremar las medidas de ahorro, como el incentivo del teletrabajo, el funcionamiento de los Consejos Energéticos y la desconexión general o el apagado de locales vacío».
La quimera de la luz
De acuerdo con el portal ´El Toque` el tema de la disminución del consumo forma parte de la «retórica recurrente» de las autoridades que se inclinan ahora a recomendar a los ciudadanos lo que parece imposible: la adquisición de paneles solares fotovoltaicos que cuestan entre cuatro y cinco mil dólares en una isla donde el salario mínimo es de 14 dólares. «De trata de equipos cuyo costo estaría fuera del alcance de la mayoría de los cubanos».
La crisis se remonta a la caída del bloque socialista europeo en los años noventa, según los especialistas. En la segunda década de este siglo se resolvieron parcialmente algunas de las rémoras del pasado y casi el 100% de la población pudo contar con energía. La cuestión de base nunca ha sido resuelta: Cuba depende de los combustibles fósiles crudos y refinados que importa de Venezuela. Sus problemas se convierten en problemas cubanos que agravaron la vulnerabilidad estructural. Díaz-Canel, Marrero Cruz y otros funcionarios no dejaron de reponer el contexto de la calamidad energética: las sanciones unilaterales de Estados Unidos, que profundizan la crisis. Algunos especialistas sostienen, sin embargo, que el Gobierno tampoco ha podido ir más allá de la denuncia. Ni siquiera ha logrado acuerdos en la materia con países aliados como Rusia y China.
Según el portal ´La joven Cuba`, Daniel las plantas termoeléctricas se alimentan a su vez de un petróleo nacional con alto contenido de azufre que genera incrustaciones en las calderas y un desgaste acelerado de la infraestructura. «Este desgaste hace que los mantenimientos sean más frecuentes y costosos, sin que exista la capacidad financiera ni tecnológica para garantizar una recuperación efectiva». A eso se le suman la escasez de inversiones, la precariedad de los mantenimientos, y la incapacidad de prever soluciones duraderas.
Los cortes recurrentes comprometen cualquier intento de despegue económico. Se afecta el sector productivo y también el circuito turístico.
En otros tiempos analógicos, la sociedad reaccionaba con resignación a las informaciones oficiales que corrían con el ritmo de los rumores. Pero en la actualidad, existen casi ocho millones de teléfonos celulares en la isla y los usuarios le hacen saber a las autoridades de sus fastidios en sus mismas cuentas en X. «¡Váyanse, roben lo que queda del país y váyanse de una vez!», «Dejen a los cubanos que saben reconstruir ese país»; «Son una banda de ladrones, pero además son lo más inepto que ha parido Cuba», «Renuncia, inepto»; «Bájate del Mercedes y lárgate del poder», son algunos de los comentarios con los que se encuentran los funcionarios.