Built to rent’ es la expresión mágica. La fórmula que, al parecer, se necesitaba para solventar décadas de inexistentes políticas públicas de vivienda, y que ha situado a Balears en el furgón de cola en cuanto a la ratio de viviendas protegidas por habitante. En el ‘built to rent’ una promotora se hace cargo de la construcción de los pisos y asume su gestión, en régimen de alquiler limitado, durante un largo periodo de tiempo -lo habitual son 75 años-. Una opción que combina la iniciativa pública y la privada, y que ha sido bendecida por el Govern.

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