De gris vistió el Real Madrid en Balaídos y más gris todavía fue el juego que practicó en el partido ante el Celta de Vigo. Consiguió llevarse la victoria, que es de lo que se trata la competición, pero ni mucho menos dejó una imagen convincente acorde con el resultado. [Así vivimos la victoria del Real Madrid ante el Celta de Vigo]
Dos destellos de calidad de sus dos mejores futbolistas fueron los que desequilibraron el partido. Primero Mbappé con un derechazo desde fuera del área y después Vinicius con una gran definición ante Guaita desatascaron a un Madrid que arroja síntomas preocupantes antes de El Clásico.
Los blancos se salvaron en Balaídos, pero dejaron fallos groseros que la semana que viene seguramente pagarían con un precio mucho más caro. Pese a todo, los números son los que mandan y la clasificación dice que los hombres de Ancelotti dormirán, con mejores o peores sensaciones, con los mismos puntos que el Barça al frente de la clasificación.
Un partido caótico
A tumba abierta. Como si se tratara de la final de la Champions o cualquier otro partido en el que hubiera algo más de tres puntos en juego, Celta y Real Madrid salieron a comerse el césped desde el primer instante.
La actitud valiente de los dos equipos, o quizás el desgobierno en el que ambos se sumieron en este arranque, protagonizó un espectáculo de primer nivel al que cualquier buen aficionado al fútbol acudió gustoso. Sin apenas juego en el centro del campo, los primeros minutos se caracterizaron por la aparición de los espacios y por la velocidad en el juego de uno y otro equipo.
En este descontrol, el Celta lo tuvo todo de cara para haberse adelantado en el marcador. Los gallegos cazaron al Real Madrid a la contra con un toque de Borja Iglesias con el que dejó completamente solo a Swedberg. Sin embargo, el delantero, con todo el tiempo del mundo y con todo a favor, se estrelló con una parada descomunal de Courtois.
El Real Madrid puso la réplica con un disparo de Fede Valverde desde la frontal del área ante el que tuvo que responder Guaita. Aquello fue el primer aviso, pero los blancos no suelen advertir demasiadas veces antes de dar el golpe definitivo.
Por eso, y en medio del bendito caos, Mbappé demostró para qué le ha fichado el Real Madrid. El francés se aprovechó de un error garrafal de Fran Beltrán en la salida para, desde la frontal del área y sin pensárselo dos veces, clavar un derechazo en la escuadra y hacer el primero del partido.
Con Kylian demostrando que tiene su punto de mira cada vez más afinado, lo que quedó también claro es que quien no está brillante en conjunto es el equipo de Ancelotti. Incapaz de hacerse con el partido, el Celta siempre llevó peligro, aunque la última de la primera mitad la tuvo Vinicius de cabeza.
Modric pone la luz
Con Tchouaméni en una posición indeterminada en la que a veces parecía un central más y otras un jugador del centro del campo, llegó el descalabro para el Real Madrid a los pocos minutos de la reanudación.
En ese desconcierto que propició la indefinición del futbolista francés, Swedberg supo sacar provecho. El Celta cargó desde la banda derecha antes de llevar el balón al corazón del área. Ahí, en ese baile de marcas fatídico para el Real Madrid, apareció libre de marca Swedberg para empujar a gol y batir a Courtois.
Los blancos marcaron en la siguiente jugada por medio de Vinicius, pero la acción había quedado invalidada por un fuera de juego previo de Mbappé. El Celta estaba en la cresta de la ola, confiado y espoleado por el gol del empate, y a punto estuvo de completar la remontada.
De nuevo Swedberg entró en el área como en el salón de su casa, pero su lanzamiento con la pierna derecha se marchó demasiado cruzado. El Real Madrid era un caos, y por eso Ancelotti movió ficha y dio entrada a Modric y a Rodrygo para poner algo de orden.
A veces las cosas lógicas y sencillas son las que mejor salen, y Luka se encargó de confirmarlo en muy pocos minutos. Un pase filtrado increíble por parte del croata buscando el desmarque de Vinicius completó la conexión con el brasileño y él se encargó del resto. Quiebro a Guaita y definición incontestable para volver a poner al Real Madrid arriba en el marcador.
Los blancos fueron incapaces de gobernar el choque desde aquí hasta el final. Y a punto estuvieron de pagarlo muy caro porque, ya en el tiempo añadido, Douvikas falló de manera inexplicable cuando ya saboreaba el empate. Pese a todo, el Real Madrid duerme colíder junto al Barça.