La palabra adolescencia proviene del latín adolescens, que significa joven, y adolescere, que quiere decir crecer, florecer. Es una etapa de transición entre la niñez y la vida adulta que no está libre de conflictos familiares, entre amigos o con una misma. En en el plano educativo se visualiza bien con el cambio del colegio al instituto. Según los docentes, 1º y 2º de la ESO suelen ser los cursos más convulsos. Para evitar problemas mayores, la Comunidad de Madrid ha propuesto una solución: no impartir esos cursos en los institutos.
En concreto, este pasado martes, el consejero de Educación, Emilio Viciana, avanzó la intención de que el cambio de colegio a instituto se produzca a los 14 años a partir del curso que viene. Retrasar la llegada al centro donde se encuentran con otros adolescentes mayores es, en su opinión, una forma de «proteger» a estos menores.
«Estamos convencidos de que estas medidas nos van a ayudar a combatir el abandono escolar, mejorar el rendimiento de los alumnos, su descanso o sus hábitos de alimentación, así como luchar contra la soledad, las adicciones o la posible influencia de las bandas juveniles», aseguró el consejero, tras aseverar que la medida anunciada por la presidente de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha tenido «buena acogida» entre las familias y que hay «estudios que avalan esta decisión», que creen que redundará en beneficio de los alumnos.
Pero Enrique Castillejo, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España, discrepa sobre esto último. «En España no existe ningún estudio, al menos publicado en los últimos tiempos por la comunidad científica, que estudie la prevalencia sobre conductas no adecuadas según el grado y el modo de escolaridad», explica. Es decir, que todavía nadie ha aportado ningún trabajo que demuestre que los y las menores vayan a estar más protegidos en centros de Primaria que de Secundaria.
Sí existen otros datos, continúa Castillejo. Como que la violencia juvenil se ha multiplicado por cinco en los últimos años, especialmente en comunidades como la Comunidad Valenciana, o que hay un mayor consumo de tabaco, alcohol y otras drogas y a edades más tempranas. «También es obvio que tenemos mayores problemas de convivencia en los centros educativos», pero el presidente de los pedagogos lo achaca mucho más al «libre acceso a la tecnología» que a la edad.
«A veces una buena hipótesis de trabajo -como viene siendo el pensar que así se protegerá a los menores- no deja de ser una buena hipótesis de trabajo. A partir de ahí, todo lo que viene detrás me temo que son más creencias y opiniones, incluso fantasías, que criterios profesionales y mucho menos científicos», añade.
Volver a la Ley General de Educación
Lo de pasar a otro tipo de centro con 14 años no es nuevo. La Ley General de Educación de 1970, la última de carácter educativo de la dictadura franquista, contemplaba la enseñanza obligatoria hasta los 14 años, cursando la EGB, que duraba ocho cursos. A partir de ahí se podía acceder al BUP.
Pero Jordi Perales, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Educación de la UOC, recuerda que su padre, que fue uno de los maestros que trabajaron durante aquella época, explicaba que el momento complicado no era en el cambio de centro, sino de desarrollo. Es decir, en el antiguo séptimo de EGB y en posterior 1º de la ESO con la entrada de la LOGSE en 1990.
Él, que ha ejercido prácticamente en todos los niveles educativos, desde Infantil hasta a universidad, está de acuerdo. También Castillejo, como antiguo estudiante de EGB, recuerda que en esos últimos cursos, por mucho que se impartieran con cursos menores, la inocencia ya no estaba tan presente.
Por eso Perales cree que la propuesta del gobierno madrileño va más allá del revisionismo histórico: considera que es por una cuestión económica. «Ahora mismo, la población en edad de estar escolarizada en Educación Primaria ha bajado muchísimo por la disminución de nacimientos. Están cerrando aulas por falta de alumnado. Así que lo hacen es disfrazar esto: como en los colegios de Primaria va a sobrar espacio, y no quieren hacer más inversión en la construcción de institutos, piensan traspasar los dos primeros cursos de estos a la escuela», explica.
A día de hoy, añade, escasean centros de secundaria. En ellos las ratios son mayores, hay más líneas y también cursos de Formación Profesional. Falta sitio y, en su opinión, retrasar la llegada del alumnado es una forma de conseguirlo.
Si fuera por la mera vocación protectora, añade, también se construirían escuelas infantiles para que los niños y niñas más pequeños no coincidiesen nunca con preadolescentes en el centro.
Además, el hecho de que las escuelas concertadas y privadas tengan todos los niveles educativos, sin que nadie haya puesto el grito en el cielo, también le hace sospechar: ¿Solo los institutos públicos entrañan peligros? Por eso, para el profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Educación de la UOC todo se reduce con una explicación: la «falta de inversión que se viene haciendo en la escuela pública» y que ha llevado a una «segregación», especialmente acuciante «en comunidades como la de Madrid». Solo hace falta, añade, darse una vuelta por unos [centros privados] y otros [institutos].