Con una presión máxima y ante el vigente campeón de Europa. Al Real Madrid le gustan los retos. Acostumbra a resucitar en las batallas más complicadas y esta vez lo hizo ante Panathinaikos (90-86). La montaña helena era muy difícil de escalar, pero los de Chus Mateo se sobrepusieron a todo y a todos para lograr una victoria que sirve como una gran bocanada de aire fresco. [Así hemos vivido la victoria del Madrid].

El club blanco logró por fin reconducir el camino. Una nueva derrota podría haber puesto en el disparadero a Mateo, pero su equipo volvió a recuperar los automatismos que le convirtieron en un cuadro prácticamente infalible. Musa volvió a renacer, Campazzo ofreció un ‘clinic’ y Abalde se sumó a la fiesta del WiZink que explotó de júbilo en el tercer cuarto.

Y es que fue ahí donde el Real Madrid terminó por dinamitar cualquier tipo de opción de Panathinaikos. Cinco minutos frenéticos en los que firmaron un parcial de 18-3 para decantar la balanza. Un festival de transiciones y acierto en el lanzamiento que hundieron por completo a los que fueron sus verdugos en la última final de la Euroliga.

Los 300 segundos de locura unidos a un primer cuarto brillante fueron suficientes para provocar la segunda derrota consecutiva del equipo griego. Nunca estuvieron cómodos los de Ergin Ataman que pagaron caro su pobre acierto en el tiro libre y el mal partido de Lessort, totalmente inoperante.

Buenas sensaciones

Quizá por la sed de venganza tras lo ocurrido en la final de la Euroliga, pero también por la necesidad de reaccionar para cortar de raíz una racha preocupante, lo cierto es que el Real Madrid sorprendió a propios y extraños con un inicio de partido sublime en el WiZink ante Panathinaikos.

Un comienzo demoledor con un parcial de 19-5 gracias a un excelso Campazzo (12 ptos en la primera mitad), que volvía al parqué tras su sanción ante Baskonia, y que dinamitó la zona del conjunto heleno con sus continuas penetraciones. Todas ellas, fruto de la gran labor de Tavares en el bloqueo. Pero no estuvo solo el argentino, siempre bien secundado por sus compañeros que hicieron daño en el tiro exterior (6 de 10 en triples en el primer cuarto).

Ergin Ataman, desconcertado ante el comienzo de su equipo y el de su rival, pidió un tiempo muerto más que necesario en busca de un plan B que pudiera hacer cosquillas a un Real Madrid que jugaba a placer. Y es que fueron unos 10 primeros minutos de partido en los que los de Chus Mateo fluyeron en su juego y recordaron a aquel equipo que acaparó prácticamente todos los trofeos el curso pasado.


Dzanan Musa, durante una acción ante Panathinaikos.

EFE

Logró el técnico turco cambiar el guion del choque con un baloncesto más físico y con varias interrupciones que mermaron a un Madrid obligado a bajar de revoluciones. Ibaka, lento y fuera de forma, fue el gran debe de un Real Madrid que cedió terreno antes del descanso y que se sostuvo con los destellos de calidad de Rathan-Mayes (4 ptos consecutivos). Juancho Hernangómez, el más destacado de Panathinaikos, fue el gran quebradero de cabeza para la defensa blanca. 

Kendrick Nunn por fin apareció en el partido y logró recortar distancias en el marcador y dejar la desventaja en cinco puntos antes del descanso. Un primer acto que acabó con una pitada ensordecedora del WiZink ante la dudosa actuación arbitral.

Momento crucial

La tensión era máxima en el pabellón madridista. El Madrid parecía ver las orejas al lobo, pero cinco minutos de éxtasis absoluto acabaron por dinamitar el partido. Musa se erigió como el héroe y Abalde se puso a su par para hacer enloquecer al respetable con un festival de puntos. Ambos fueron protagonistas de 19 de los 27 puntos del equipo en el tercer cuarto y llevaron en volandas a los suyos hacia la victoria.

Abalde celebra una acción contra Panathinaikos.


Abalde celebra una acción contra Panathinaikos.

EFE

Esta vez el conjunto dirigido por Chus Mateo no se dejó sorprender, a pesar de un Kendrick Nunn empeñado en firmar una remontada heroica. Se acercaron en el luminoso los griegos, pero dos triples firmados por Campazzo y Hezonja pusieron el sello al triunfo. 

El Real Madrid y Chus Mateo cogen aire. Venían firmando uno de los peores inicios de temporada en años, pero este triunfo puede servir para cambiar la dinámica y volver a ver a un equipo temible.



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