Aunque esta entrevista no es para la sección del corazón del diario, hay que decir que ‘Palmeras en el jardín’ habla de un romance imposible y que hace pensar en una relación suya muy concreta y cubana que quedó atrás (la artista visual Rachel Valdés), ¿no es así?
Creo que es muy evidente. Yo siempre he sido muy autobiográfico con lo que escribo, pero no siempre se sabía a quién iba dirigido. En los tiempos que corren, todo el mundo lo sabe casi todo de todo el mundo, y es más fácil ubicar las cosas. En esta canción soy bastante explícito por una cuestión puramente poética. Es la única forma auténtica de expresar el dolor, porque si lo escondo, me da la sensación de que no soy todo lo honesto que podría ser conmigo mismo.
En la canción, ella está en La Habana y usted habla de la Cibeles y le dice “yo siempre seré Madrid”. ¿Ha deseado deshacer algún equívoco, una idea de Alejandro Sanz muy vinculado a Miami y alejado de España?
Bueno, Madrid es donde nací y donde me crie, y donde estoy viviendo ahora. Sin ánimo de dar ni quitar nada a ningún sitio. Me siento muy andaluz también, y Miami lo sentí también muy mío todo el tiempo que pasé ahí. No renuncio a nada, pero sí reivindico Madrid porque es donde estoy.
La canción despliega una melodía clásica, de su estilo, pero con una sonoridad muy sutil y arreglos mínimos. ¿Marca el camino de las próximas canciones y del álbum que vendrá?
No tiene por qué. Aquí la idea básica era que los arreglos se llevaran a la mínima expresión. Ha habido fases en mi carrera que era todo lo contrario: más grandilocuente en arreglos, muchos músicos. En esta ocasión queríamos primar la melodía y la lírica, con arreglos que no distrajeran. A partir de aquí, me gustaría sacar al menos tres o cuatro sencillos antes de que salga en álbum, que será dentro de la primera mitad del año próximo, como muy tarde en primavera. El año que viene habrá gira y quiero renovar mucho los repertorios.
Da la impresión de que viene de un período extraño, en el que ha lanzado mensajes desconcertantes: ruptura con su ‘management’ histórico, un álbum intimista y casi anticomercial que no presentó en directo (‘Sanz’, 2021) y ahora el cambio de discográfica, de Universal a Sony Music.
Hay una parte premeditada en todo ello, y otra muy visceral. De repente, el cuerpo me pide romper con determinadas situaciones que creo que han completado una etapa o que ya no me satisfacen, y necesito retos nuevos, motivarme. Sentí que había perdido la ilusión y las ganas de hacer música y tenía que remover todo eso. Fue un cúmulo de cosas que al final culminan en esa especie de manotazo virtual.
En mayo de 2023 alarmó a sus seguidores con aquel mensaje en la red X: “No estoy bien”, “estoy triste y cansado”…
Ahí fue el momento en el que rompí, pero ya venía de antes. Me di cuenta de que me había pasado toda mi vida intentando cumplir las expectativas de todo el mundo y que yo me ponía siempre último en las prioridades. Creo que en ese momento exploté. Reconozco que puse ese tuit sin pensar mucho en el revuelo que iba a causar. Me fui a dormir y al día siguiente había un revuelo enorme y no sabía como reaccionar. Puse otro mensaje diciendo que estaba bien, pero realmente no estaba tan bien.
¿Y qué hizo entonces?
Hay que ponerse en manos de profesionales, tomar decisiones y relativizar las cosas. Redistribuir prioridades. Estoy trabajando con una psiquiatra. Medicación y todas esas cosas.
Antes, los artistas no hablaban de estos temas. Ahora hay más comprensión, quizá porque afectan al común de los mortales.
Pues sí, le pasa absolutamente a todo el mundo. Para que mi padre fuera al médico, ya no te digo por una cuestión mental sino por cualquier cosa, tenía que verse muy mal. El tema mental era completamente tabú hasta hace muy poco. Hace sentirse culpable a quien lo padece, y no quieres que parezca que pretendes dar pena. Es muy complicado. Todo lo que sea hablar de ello y normalizarlo me parece bueno.
Dado su nivel de fama, ¿ha podido sentir en algún momento que se alejaba del nivel terrenal y que eso podía comprometer su creatividad como creador de canciones?
Las emociones son terrenales y siempre las van a sentir, porque un desamor, un enamoramiento, un dolor, una herida…, todo eso no hay pedestal que te salve de sufrirlo. Ahí sigue fluyendo la fuente de las canciones. Pero, bueno, mantener los pies en la tierra es una buena idea.
¿Alguna vez se ha dejado aturdir por el exceso de elogios?
Yo cada vez que empiezan a elogiarme demasiado ya empiezo a temerme lo peor (ríe). No, más que el elogio, lo grave es cuando empiezas a apartarte de lo que para ti es importante. En mi carrera, es la música y todo lo que tenga que ver con ella. Cuando se enturbia con temas de la industria y dejas entrar otro tipo de cosas es cuando pierdes el interés y tiendes a desconectarte.
Lo latino ha entrado en tromba en el ‘mainstream’: seis de los diez álbumes más vendidos, escuchados o descargados en 2023 en España fueron de artistas latinoamericanos. ¿España está sacando partido del auge latino a escala mundial?
Durante mucho tiempo fue al revés, solo los artistas españoles iban a América y nadie venía para acá. Pero esos artistas ahora son globales, tienen una plataforma mucho más grande allá, su región de influencia es mucho más amplia, en el mismo continente, y con Estados Unidos y su enorme población de habla hispana. Hay algunos hándicaps en España, pero se puede hacer mucho más. Rosalía abrió una puerta muy interesante, pero hay mucha gente que viene del flamenco y hace música urbana que, con un poco de apoyo, podría hacer subir todo un escalón más. La música está cambiando constantemente. Hay gente que se asusta, siempre ha habido música buena y mala, y canciones con letras que hoy no te creerías. En los 80, La Polla Records decían barbaridades.
¿La cancelación está creando límites en el arte que antes no existían?
Estamos en un proceso donde esto se lleva a un límite y luego se suavizará. Es física pura. Pero subiremos los estándares un poco, y creo que era necesario hacerlo.
Con más de 30 años de carrera, asistiendo a tantos cambios en la música y la industria, ¿algo le ha descolocado de lo que ocurre ahora?
Algunas cosas me pillan a contrapié y, antes de que me dé cuenta, ya han pasado. Pero me gusta, porque la música está viva y todo puede ocurrir. Cuando hice mi primer disco, nadie sonaba como lo que yo hacía. Todo eran grupos de pop-rock. Ahora, Billie Eilish no es la artista más comercial del mundo, y es una estrella mundial sin cumplir los cánones de lo que debería ser una estrella pop en inglés. Eso es maravilloso, y te dice que a la gente siempre le cabe una canción más.
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