El nivel de confrontación que se vive en las primarias de ERC ha sacado del foco el congreso de Junts. El partido, acostumbrado a las trifulcas internas desde su propio nacimiento, vive con cierta serenidad el proceso actual, en gran parte por el hiperliderazgo que ejerce el expresident Carles Puigdemont. Pero esto no significa que entre bambalinas no haya discrepancias. Prueba de ello son los centenares de enmiendas que se han presentado durante las asambleas territoriales a las ponencias, que son los documentos que definen la estrategia y la organización del partido. Gran parte de ellas, según fuentes del partido, han sido ya rechazadas, pero hay una parte que ha superado la primera criba y que, si no se transaccionan o se retiran, acabarán debatiéndose en el cónclave de Calella.
La mayoría de estas discrepancias han surgido alrededor de la organización interna, principalmente por el hecho de que la nueva dirección se elija con listas cerradas, así como por la creación de un nuevo espacio municipalista para coordinar toda la política local. Además, durante las asambleas territoriales también se han expresado dudas por el hecho de que se levante la obligación de llevar seis meses como militante para aspirar a algún cargo, así como por la posibilidad de tener doble militancia. De hecho, esta ya fue una de las cuestiones polémicas durante la elaboración del reglamento del congreso, por lo que se acabó limitando su participación en la elaboración de la nueva hoja de ruta del partido.
Los críticos temen que el partido sea a partir de ahora más «vertical», con más poder de la cúpula frente a las bases, y creen que deberían poder aprovechar el congreso para valorar personalmente cada miembro de la dirección, sin que las listas sean cerradas y bloqueadas. También hay quien ve la nueva organización municipal como un intento de crear una «estructura dentro de otra estructura» y para blindarse ante la entrada de independientes dentro de la ejecutiva. Otros consideran que detrás hay una voluntad de la dirección de «imponer» sus candidatos a las elecciones locales. Sin embargo, no se prevé que las enmiendas vivas tengan un gran recorrido.
La nueva dirección
Pero más allá de las ‘normas’ de funcionamiento interno, también hay un cierto runrún por la composición de la nueva ejecutiva. Hace dos años, Laura Borràs y Jordi Turull llegaron a un acuerdo para evitar un enfrentamiento, ella asumía la presidencia del partido -tras el paso al lado- y él la secretaria general, además de repartirse el resto de cargos de forma equitativa. Este tándem debía durar cuatro años, pero tras las elecciones del 12 de mayo y la investidura de Salvador Illa como president, se decidió avanzar el cónclave. «Decían que no era un congreso para cambiar cargos, pero al final parece que sí», lamenta uno de los consultados.
Previsiblemente, Puigdemont volverá a coger las riendas del partido y, aunque aún no lo ha verbalizado públicamente, todo apunta que lo hará como presidente de la formación. Esto «rompe el equilibro» y «se vuelven a tirar los dados», prosigue la misma fuente. En total hay un máximo de 33 plazas en juego: presidencia, un máximo de cuatro vicepresidencias, secretaría general, del que dependen la secretaría de organización y la de finanzas, y hasta 25 vocales. Y también hay que sumar a esta lista la presidencia del consejo nacional y la de la fundación del partido, un cargo de nueva creación.
Laura Borràs
Este último puesto es el que se baraja que pueda ocupar a partir de ahora Borràs, aunque algunas fuentes también apuntan que podría optar a una «vicepresidencia única«, y también se había especulado con que se quedara como presidenta del consejo nacional. Fuentes de su entorno evitan confirmar ninguno de los supuestos, pero lo que sí dejan claro es que la actual president no tiene intención alguna de dar un paso al lado y que no da por terminada su etapa política.
Se descarta que la actual presidenta tenga intención de confrontar con Puigdemont, ella misma ha asegurado siempre que si el expresidente se lo pide, le cederá el puesto. Sin embargo, aspira a seguir dentro de la ejecutiva y de la permanente del partido. Borràs ha ido perdiendo adeptos durante los dos últimos años, pero sus allegados consideran que mantiene una ascendencia entre de la militancia y que es una clara representación de la transversalidad de Junts de la que la nueva cúpula no puede prescindir.
No obstante, es más que probable que haya un acuerdo entre los distintos sectores del partido para evitar tensiones y que todas las sensibilidades tengan su espacio en la nueva dirección. Se da prácticamente por hecho que habrá un acuerdo con Borràs, así como también con los conocidos como ‘pragmáticos’, como el exconseller Jaume Giró.
Suscríbete para seguir leyendo