El Real Madrid se impuso este jueves al Panathinaikos (90-86) en un choque en el que se vengó de la derrota sufrida en la última final de la Euroliga y, al mismo tiempo, cargó la mochila de buenas sensaciones en medio de un dubitativo comienzo de curso.
Pese a la presión por los tropiezos recientes, salió el plantel de Chus Mateo con voracidad, dispuesto a no dejar ningún resquicio para que se colara el sonido de viento que amenazaba a poco que la cosa se pusiera fea. Lo único que silbó en el inicio del partido fueron los triples, que salían con música de las manos de los que vestían de blanco. Así, entraron cinco de los seis primeros en un parcial inicial de 17-5 que, sin ser decisivo, dio tranquilidad.
No se arredró el bando ateniense, con el español Juancho Hernangómez y Ioannis Papapetrou como respuesta ante la falta de brillo de hombres llamados a mayor gloria como Lorenzo Brown o Cedi Osman, quienes sonaron en verano como refuerzos del Real Madrid sin que su llegada pasara de mero rumor.
La furia ofensiva del anfitrión se redujo en el segundo cuarto, donde casi dividió por dos los puntos anotados en los diez minutos iniciales. Se mantuvo en cambio constante el Panathinaikos, lo que le permitió acercarse a un rival tocado en su juego interior al ver Serge Ibaka, en el ecuador de ese acto, una técnica que supuso su tercera personal.
Al poco comenzó a enchufarse Kendrick Nunn, tirador eléctrico de los que te agarra la mano entera si le das un dedo. Con la confianza en ascenso mantuvo el temple también a la vuelta de los vestuarios, sosteniendo la amenaza de los de verde mientras esperaban un despiste para hincar el diente y ponerse por delante.
Este no llegó porque Dzanan Musa y Alberto Abalde se negaron en rotundo, firmando un tercer cuarto de absoluta jerarquía. Empezó a percutir el bosnio con siete puntos seguidos y se subió a su carro el español. Así entre ambos anotaron 19 de los primeros 21 puntos de los suyos. Los dos restantes los hundió Walter Tavares en el aro con un mate de pura potencia.
El vendaval fue demasiado para el vigente campeón de Europa, que de repente se vio quince abajo y apenas pudo reducir esa renta desfavorable de cara a los diez minutos decisivos pese a los esfuerzos titánicos de Nunn, que no cejó en su empeño de hacer puntos como rosquillas.
Sin embargo su talento individual quedó en nada ante la conciencia colectiva madridista, concentrado el plantel para no dejar escapar una victoria que había merecido, yendo por delante toda la noche. Pese a ello le costó, porque cuando se enfrió Nunn florecieron el talento del resto de jugadores visitantes. Con mejores vibraciones de lo que dice el resultado final, un rayo de luz asoma en mitad del túnel donde se haya el Real Madrid.
FICHA DEL PARTIDO:
90 – Real Madrid (28+15+27+20): Campazzo (19), Abalde (13), Musa (15), Ndiaye (5), Tavares (8), -cinco inicial-, Hugo González (-), Deck (11), Rathan-Mayes (4), Ibaka (-), Hezonja (7), Llull (8).
86 – Panathinaikos (19+19+20+28): Brown (-), Nunn (23), Osman (13), Mitoglou (-), Lessort (8) -cinco titular-, Juancho Hernangómez (16), Papapetrou (12), Sloukas (3), Yurtseven (8), Grant (3), Grigonis (-).
Árbitros: Sreten Radovic (Croacia), Gytis Vilius (Lituania) y Kristaps Kostantinovs (Letonia). Sin excluidos.
Incidencias: partido de la jornada 4 de la Euroliga disputado en el WiZink Center ante 10.175 espectadores.