No era una noche fácil. Pero entre Kevin Punter y Jabari Parker la convirtieron en una fiesta para el Palau. No era fácil porque el Mónaco, que estuvo en la pasada edición de la final four de la Euroliga, era algo más que un complicado obstáculo para los azulgranas. Pero todo quedó allanado por el majestuoso Punter, escoltado por la llegada decisiva de Parker y los puntos de Laprovittola, sintetizado todo en el tercer cuarto donde se desgarró el encuentro con diferencias de hasta 20 puntos para el equipo de Peñarroya.
Y eso que el primer cuarto del Barça fue irreprochable. Y eso que no arrancó bien el equipo azulgrana, sometido por el Mónaco, duro y rocoso rival. Se pasó de un 2-7 en contra al 12-7 apoyado en la puntería de Kevin Punter y la eficacia de Willy Hernangómez, unido al dominio en el rebote. Pero nada se explica sin la completa exhibición del estadounidense. Fichado para noches así, acreditó su condición de estrella y pilar fundamental del nuevo proyecto.
Esos fueron los pilares, junto al acierto en los triples, que cimentaron el dominio en esos primeros 10 minutos certificado con el tiro exterior de Laprovittola. El Palau estaba feliz, disfrutando de ese juego colectivo de su equipo. Aunque después todo se complicó en el comienzo del segundo cuarto donde el Mónaco acortó la diferencia, llevando el partido al territorio de la igualdad provocando el empate gracias a esos puntos de Motiejünas, el veterano pívot lituano.
Firmado el empate provisional (27-27) era el momento del imprescindible tiempo muerto solicitado por Peñarroya para detener el horrible segundo cuarto, con un parcial que lo decía todo: 1-9. Ahí nació la reacción azulgrana, concretada en el tercer cuarto.
Reacción más que imprescindible porque el juego del Barça se había atascado. No tenía frescura ni tampoco soluciones para solventar la estructura defensiva monegasca. Ni rastro de Punter, que había logrado ocho puntos de forma consecutiva en el primer cuarto. Y sin noticias de Willy.
Punter despierta, otra vez, al equipo
A falta de fluidez, el dominio del rebote defensivo sostenía a los azulgranas, ayudado por un triple fundamental de Brizuela y la aparición decisiva de Vesely. Pero el partido ya se movía en el intercambio de canastas sin margen para que nadie se despegara.
Y entonces, visto que el Barça andaba ofuscado, emergía otra vez la figura de Kevin Punter con unos dos minutos extraordinarios para abrir el hueco que se resistía. Llegado al descanso, los números indicaban el valor del escolta estadounidense, quien firmó 13 puntos en esos primeros 20 minutos. En realidad, fueron 13 puntos en los 12 minutos que él había estado en la pista.
Fue la luz que iluminó al Barça, que apareció en la pista con energía renovada para impulsarse en el tercer cuarto provocando, ahora sí, una distancia seria. Entre Punter y Parker guiaron al equipo azulgrana hasta obtener la máxima diferencia (55-44), la prueba de que el Mónaco no tenía el antídoto para desactivarlos. Sobre todo al exjugador del Partizan, transformado ya en el ídolo del Palau, que se entregó a su talento.
La brecha aumentaba (67-49) porque Parker no quería dejar solo a Punter teniendo, además, de aliado esta pareja a Laprovittola y sus triples. Aquí se terminó el partido con ese devastador parcial de 12-1. El cuarto cuarto no tuvo sentido -si acaso para comprobar el enfado de Peñarroya por el descenso de tensión en sus jugadores- porque el boquete, que en ocasiones alcanzó los 20 puntos de margen para los azulgranas, era una puerta imposible para el Mónaco.
La ficha del Barça – Mónaco (86-71)
Barça: Punter (21), W. Hernangómez (7), Parker (16), Laprovittola (13 ), Núñez (2), Vesely (10 ), Metu (7), Anderson (-), Abrines (-), Satoransky (1), Brizuela (9)
Mónaco: M. James (11), Jaiteh (10), Diallo (12), Okobo (13), Motiejünas (8), Papagiannis (4), Blossongame (7), Strazel (2), Loyd (4), Brown (- ).
Parciales: 26-18; 21-21; 24-15; 15-17