Tras el paréntesis para la parte más lúdica de la programación de las patronales que supone el triduo religioso, las fiestas de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo de la Vall d’Uixó retomaron este miércoles el apartado taurino con dos exhibiciones.
Fue la de un ejemplar de Herederos de Juan José Cano, que no falló en presentación, pero se quedó justo de bravura, y el embolado de Salvador Gavira García, al cierre de esta edición.
A diferencia de lo que sucedió el sábado pasado, cuando los rodaors disfrutaron tanto en la salida como con la predisposición de los dos toros en el recinto, el que patrocinó la peña El Quinto este miércoles por la tarde no puso fácil el lucimiento.
Al poco de pisar la calle pareció querer dar un vistazo a todas las vías de escape posibles, aunque no tardó en apalancarse en la plaza Recaredo Centelles, que es un buen lugar para trabajarse el espectáculo, pero no dio oportunidad.
El recinto de la Sagrada Familia cuenta con varios puntos estratégicos para los rodaors, pero la mencionada plaza tiene las características idóneas para facilitar la confrontación de fuerza y habilidad entre hombres y animales que se espera cuando hay un cerril suelto. Así se pudo ver, como se ha mencionado, con los dos de la tarde del sábado pasado. Pero cuando no hay voluntad por una de las partes, poco más hay que decir, y el toro no estuvo por la labor.
El papel del ‘rodaor’
Con todo, cuando el de Herederos de Juan José Cano quiso atender a las provocaciones de los rodaors, llegaron a escucharse algunos aplausos, reconociendo así el esfuerzo, porque son los que se juegan el tipo delante de los morlacos los que propician el espectáculo.
A las patronales de la Vall les quedan todavía varios bous al carrer por exhibir. Será el próximo domingo por la mañana, cuando habrá tres seguidos, a partir de las 10.30 horas. Uno de José Vazquez, de la peña 8 del 8; el de San Martín de El Búnker y el de Aldeanueva, que ofrecerá Paga i Calla.