La falta de acceso a la vivienda está empujando a muchos canarios a situaciones extremas. En el sur de Tenerife, concretamente en Granadilla de Abona, caravanas y coches estacionados de manera permanente se han convertido en el hogar de quienes no pueden permitirse un alquiler. Este fenómeno no es aislado, y refleja la magnitud de una crisis que afecta a miles de personas en toda Canarias.
Kaat, una residente belga que lleva más de un año viviendo en una caravana cerca de Montaña Roja, comparte su historia: “Los alquileres son tan altos que es casi imposible encontrar un lugar donde vivir. Hay gente que ha perdido sus casas tras la erupción en La Palma y aún no tienen dónde ir, así que viven aquí mientras esperan una solución”. Aunque sus circunstancias son distintas a las de sus vecinos, conoce de cerca las dificultades que enfrentan los moradores de este improvisado campamento.
Convivencia y apoyo mutuo en medio de la precariedad
Lejos de ser un entorno caótico, la comunidad que se ha formado en este espacio demuestra una gran solidaridad. “La gente aquí trabaja, se van temprano y regresan tarde. Nos apoyamos entre nosotros, si alguien tiene un problema mecánico o de electricidad, siempre hay alguien dispuesto a ayudar”, cuenta Kaat. En esta pequeña comunidad, el compañerismo parece ser una respuesta natural a la adversidad.
Un terreno privado, fuera del control del ayuntamiento
Por ahora, las autoridades locales no han intervenido, ya que el terreno en el que se han asentado estas caravanas es privado. “El ayuntamiento no ha hecho nada porque el terreno no es público, pero no estoy segura de cuánto durará esta situación”, añade Kaat, consciente de que su modo de vida actual podría verse en riesgo si las cosas cambian.
Falta de vivienda pública, un problema sin solución inmediata
El problema de fondo es la escasez de vivienda, tanto pública como privada, que afecta no solo a los más vulnerables, sino también a trabajadores con empleos estables que no pueden hacer frente a los elevados alquileres en el sur de la isla. La demanda supera con creces la oferta, y la construcción de nuevas viviendas no avanza al ritmo necesario.
Mientras las autoridades debaten soluciones a largo plazo, muchas personas siguen buscando alternativas como esta: vivir en caravanas o coches en terrenos donde, por ahora, nadie les impide quedarse. Sin embargo, la incertidumbre sigue presente, y para quienes ya han sido golpeados por la crisis, cada día es una lucha para encontrar un lugar seguro donde vivir.