Julián Calero es un entrenador diferente al resto. Su metodología, carisma e inicio de competición lo han alzado a ser una figura más que querida entre la afición granota. En el día de ayer, alrededor de 300 peñistas se dieron cita en el Ciutat de València, en un encuentro con el técnico levantinista. Calero volvió a hacer muestra de su cercanía con el aficionado, una cualidad cada vez menos común en el mundo del fútbol. Sin ir más lejos, la última vez que el entrenador del Levante acudía a un acto como este de la Delagación de Peñas fue en la temporada 2014/14, cuando Joaquín Caparrós se sentaba en el banquillo granota.

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