1. Expulsiones sin llegar al juicio oral
  2. Centrar el argumentario en la reacción del PSOE
  3. Convencer con el ejemplo: Tito Berni, Ábalos…
El exministro de Transportes José Luis Ábalos.

El Partido Socialista tiene decidido cómo actuar ante posibles avances en la instrucción del ‘caso Koldo’: tolerancia cero. Expulsará a cualquier cargo que se vea involucrado en la presunta trama, al igual que sucedió con el exministro de Transportes, José Luis Ábalos. Ferraz considera clave que la reacción a los hechos que se van conociendo marque la diferencia con los casos de corrupción que golpearon al Partido Popular en la época de Mariano Rajoy.

Una fórmula con la que el secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, busca trazar un cortafuegos que proteja al PSOE como partido. Ferraz centrará el argumentario en las próximas semanas en la “permisividad” que tuvieron los populares frente a la contundencia de los socialistas, que no han dudado en echar del partido al que fuera número tres de la formación.

Una dureza que no solo se extiende a Ábalos, sino que también sufrió el diputado Juan Bernardo Fuentes, más conocido como ‘Tito Berni’.

Expulsiones sin llegar al juicio oral

En esta clave hay que entender las primeras declaraciones del Gobierno tras conocerse el informe de la UCO que cerca al exministro, buscando resaltar la actuación de Ferraz cuando estalló el escándalo: “Se abrió un expediente al señor Ábalos y se le expulsa (…) Tolerancia cero ante la corrupción. Esa es nuestra forma de trabajar”, ha asegurado la ministra portavoz, Pilar Alegría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes.

Sánchez no quiere medias tintas con un tema del que hizo bandera, precisamente, para llegar a la Moncloa. El líder del Ejecutivo impulsará medidas drásticas contra cualquier cargo de su partido o del Gobierno que sea vea implicado, a pesar de que las investigaciones por el ‘caso Koldo’ están en fase de instrucción.

En Moncloa son conscientes de que la lucha contra la corrupción fue la espina dorsal de su discurso para echar a Mariano Rajoy y temen una sangría de votos si se extiende una sospecha sobre todo el partido. Un cortafuegos que busca contrarrestar la intención del PP de implicar a la formación en vez de centrarse solo en el exministro y su asesor.

Por eso, los populares han preferido obviar las novedades en el ‘caso Koldo’, para armar una querella contra todo el PSOE, utilizando, únicamente, la entrevista a un empresario anónimo en el diario ‘The Objective’ asegurando que se presentó en Ferraz con un saco de dinero.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados, a 9 de octubre de 2024, en Madrid.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados, a 9 de octubre de 2024, en Madrid.

Centrar el argumentario en la reacción del PSOE

“Casos de corrupción pueden tener todos los partidos, lo que marca la diferencia es cómo actúan los partidos frente a ellos”, subrayan fuentes socialistas en la misma línea. La dirección del partido centrará el foco en cómo han reaccionado a los casos de corrupción desde que Sánchez llegó a la secretaría general frente a cómo lo hizo el PP cuando se investigó el caso Gürtel o el caso Kitchen.

Esta última pieza investiga, precisamente, el uso de fondos reservados por parte del Ministerio del Interior bajo el mandato de Jorge Fernández Díaz para espiar al extesorero del PP, Luis Bárcenas, y evitar que aflorasen “pruebas materiales que pudieran resultar incriminatorias para el Partido Popular y sus máximos dirigentes”— tanto por la Gürtel como por los sobresueldos en el partido— “con la finalidad de evitar que pudieran resultar investigados esos dirigentes”, en palabras de la propia Fiscalía Anticorrupción.

Convencer con el ejemplo: Tito Berni, Ábalos…

Para trazar esta línea roja que separe el partido de los cargos implicados en futuros casos de corrupción, Sánchez predicará con el ejemplo. No serán palabras, sino hechos los que definan la respuesta de la cúpula socialista. Una línea dictada por el secretario general que ya se aplicó en el caso del ‘tito Berni’. El propio secretario de Organización, Santos Cerdán, se reunió con el parlamentario para exigirle que dejara el acta en el Congreso de los Diputados.

En ese mismo encuentro, el número tres del PSOE le comunicó que la dirección había iniciado los trámites para expulsarle del partido. Una actuación acorde a lo ordenado por Sánchez y que el secretario general calificó como “rotunda” y “clara” frente a cualquier atisbo de corrupción.

En el ‘caso Koldo’, la respuesta fue algo más lenta, pero se produjo en menos de cuatro días. Un miércoles saltó a la opinión pública el escándalo, que en aquel entonces no implicaba directamente a Ábalos, y ese fin de semana Ferraz llamó al exdiputado para exigirle que dimitiera por “responsabilidad política”. La conocida responsabilidad “in vigilando” que enarboló Sánchez para exigir la dimisión de Rajoy, a pesar de que el entonces presidente del Gobierno no estaba imputado en ninguna causa.

La portavoz del PSOE, Esther Peña, en una rueda de prensa en Ferraz.
La portavoz del PSOE, Esther Peña, en una rueda de prensa en Ferraz.

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