Benicàssim culminará en diciembre la primera fase de las obras que se pusieron en marcha en enero para terminar la iglesia de San Juan Pablo II, conocida popularmente como la Sagrada Familia de la localidad. El templo llevaba inacabado desde hace 23 años.
Así lo expresó el párroco local, Luis Oliver, quien explicó que los trabajos van «a buen ritmo» y los vecinos «están respondiendo muy bien». Y es que esta primera fase del proyecto para concluir la iglesia supone una inversión de cerca de 900.000 euros, de los cuales 460.000 debían ser aportados por la comunidad parroquial y de ese importe «faltan 200.000».
Con este dato es casi seguro que se podrá continuar con la segunda fase en cuanto acabe la primera, según declaró Oliver, con unos costes que se calcula que serán de alrededor de 700.000 euros y que permitirán adecuar el interior.
El objetivo es que esta segunda parte de la intervención pueda arrancar en febrero o marzo y tendrá una duración de seis meses. Teniendo en cuenta el parón obligado por el verano en Benicàssim, el templo podría estar completamente concluido a finales del 2025, si se consigue reunirla totalidad del presupuesto necesario.
La construcción de este templo comenzó en el año 1996, con la colocación de la primera piedra, quedando interrumpidos los trabajos en el 2001 y dejando este gigantesco edificio sin acabar, en la entrada sur del casco urbano, junto a la plaza de Les Corts Valencianes.
Oliver siempre ha defendido la importancia de terminar esta iglesia, ante la necesidad de un espacio como este, con mucha mayor capacidad, ante el crecimiento poblacional del municipio. Y es que además de ser fundamental durante los meses de temporada alta, cuando la localidad multiplica considerablemente sus residentes, superando los 100.000 habitantes, también hace mucha falta ya durante todo el año. La parroquia de Santo Tomás hace tiempo que se queda pequeña para todos los actos que acoge, señala el cura.
El proyecto ha sido adaptado a la actualidad y está promovido por el Obispado. También contó con una subvención de 80.000 euros del Ayuntamiento de Benicàssim, que decidió colaborar en la finalización de este templo.
La primera fase de las obras consisten en el cerramiento del edificio, que ha permanecido así todo este tiempo, aunque ello no ha impedido que se le diera uso igualmente, con misas en verano y también acogiendo muchos actos durante los años de pandemia, debido a la crisis sanitaria del covid-19, que hizo que este espacio, grande y abierto, se convirtiera en uno de los más idóneos para la celebración de los eventos religiosos, pero también otros más festivos.
Financiación
La comunidad parroquial continúa con su campaña Ladrillos de fe, que permite colaborar mediante la adquisición simbólica de un ladrillo o bloque de construcción de este edificio, que se pueden elegir a través de la página web ladrillosdefe.com, también se vende el dulce favorito del papa Juan Pablo II, los karolinos; y se impulsarán nuevas acciones en Navidad.
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