(¿Cita?). Ya está. Era todo o nada en una edición atípica y marcada por los tres cuartos de siglo que cumple la compañía líder en el mercado editorial de España y Latinoamerica. El nombre de la escritora Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) se alza por segunda vez victorioso en un Premio Planeta junto al de su compatriota, la periodista Beatriz Serrano, en el puesto de finalista. En esta ocasión, Sánchez-Garnica alcanza el millón de euros con su ficción histórica ‘…’, ambientada en el Berlín de la Guerra Fría.
Tras quedar finalista del mismo certamen en 2021, por la ficción histórica Últimos días en Berlín, Sánchez-Garnica conquistó anoche el gran premio con una trama continuista que se despliega dentro de las páginas de (…), presentada bajo los pseudónimos de Buenas noches y buena suerte, como alusión a la película dirigida por George Clooney.
El manuscrito presentado por Paloma Sánchez-Garnica aborda un romance en tiempos de la Guerra Fría. En el Berlín derrotado tras la Segunda Guerra Mundial, Victoria se ve obligada a partir a Estados Unidos para ejercer de espía del bando soviético, motivo por el que acaba iniciando un romance. De vuelta a su ciudad, se convierte en una famosa locutora de radio y logra reunirse con su familia y vivir en directo la construcción del muro.
El texto de la obra ganadora aborda una trama paralela, en el que se aborda la discriminación racial en Norteamérica y el nacimiento del grupo de odio Ku Klux Klan. Narrativa en la que se encuentra cómoda esta autora que firma varios títulos de Editorial Planeta, en donde caben El gran arcano (2006), La brisa de Oriente (2009), El alma de las piedras (2010) o sus grandes éxitos de ventas: Las tres heridas (2012) y, sobre todo, La sonata del silencio (2014).
Otro de los títulos conquistados por la escritora es el Premio de Novela Fernando Lara, cuando en 2016 dio a conocer al mundo Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido, del que se publicaron cinco ediciones y que se ha traducido para todos los países de habla inglesa. Enmarcado en la novela negra, la escritora y licenciada en Derecho y Geografía e Historia plasmó a través de ríos de tinta un detalle de su propia vida, al protagonizar esta novela una mujer jueza.
Por su parte, junto al de la novelista madrileña vibró el otro nombre en femenino para la plaza de finalista: la periodista Beatriz Serrano (Madrid, 1989) quien completó el podio con su propuesta Fuego en la garganta. La autora especializada en nuevas narrativas presentó la propuesta finalista como (cita).
La carrera de Serrano despunta especialmente este año, en el cual ha conquistado una serie de hitos en la profesión. Junto al escritor Guillermo Alonso, codirige el pódcast Arsénico Caviar, que fue galardonado con el premio Ondas en la categoría de mejor conversacional. El descontento es su primera novela, con la que fue nominada como autora revelación en la edición 2024 de los premios Openbank Literatura de Vanity Fair.
Además, de trabajar en activo para El País, la finalista ha escrito en numerosos medios de comunicación asociados al periodismo digital como BuzzFeed, Vanity Fair, GQ, Harper’s Bazaar, SModa o Vogue.
El camino andado para llegar hasta aquí no fue fácil. Si bien otros años los días previos al Premio Planeta era un murmullo formulado in crescendo conforme se acercaba la gala, la incógnita de quién sería el premiado y el finalista fue este año una cacofonía ininteligible. Quedan despejados los fantasmas de Pablo Motos, nombrado en la primera rueda de prensa concedida por la editorial literaria y desmentido de inmediato por el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras, o bien los rumores que apuntaron al compañero de cadena de Motos, el presentador de televisión de Antena 3, Vicente Vallés.
En el universo del Premio Planeta, cada edición se despliega como un lienzo en blanco, distinto y vibrante, donde no hay año que se repita. La esencia del certamen cambia con las historias que se presentan, las voces que se suman al jurado y las inquietudes literarias que emergen en cada convocatoria. Este año, la atmósfera se carga de expectación y frescura, transformando el murmullo habitual en una sinfonía singular que resuena con nuevas tonalidades. La literatura se reinventa, y con cada nueva edición, el Premio Planeta se reafirma como un faro de innovación y diversidad, prometiendo una experiencia única y envolvente para todos los amantes de las letras.
Nervios, tensión y especulaciones por parte del periodismo, como ya es menester en esto del Premio Planeta, pero ayer la prensa estuvo «más despistada que nunca», o eso se comentaba en salas de prensa. Se rumoreaba una posible salida de Dueñas. Ficción de galardón no disfrutado y por el que la escritora se le inquirió en el pasado saber si concursaría en el certamen.
El acto contó con la presencia de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, así como la del presidente de la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa. La ceremonia, auspiciada por el presidente del Grupo Planeta y Atresmedia, José Creuheras, homenajeó el 75º aniversario de la fundación de la empresa por el editor José Manuel Lara Hernández.
Ningún rastro queda de los manuscritos firmados por una pluma canaria de entre el alto número de borradores enviados a la Editorial Planeta desde algún punto de la geografía nacional. Al menos 16 llegaron procedentes de Canarias. En el listado facilitado a los medios hay nueve títulos que partieron de Santa Cruz de Tenerife y siete de Las Palmas de Gran Canaria.
El hombre de la plaza Garibaldi, de Antonio Chaves Ferrand (seudónimo)
Una novela de crímenes y corrupción, en la que el hallazgo del cadáver de una mujer en un coche y el intento de asesinato de una jueza ponen a un joven periodista sobre la pista de un entramado de corrupción en la Administración andaluza. Una trama que se entrelaza con la presencia de militares alemanes nazis en la Sevilla de 1937.
Niño raro de pampa húmeda, de Baltasar Valdez (seudónimo)
Esta es una novela de búsqueda y construcción de identidad, que en realidad tiene en sí todos los elementos de las minorías: se trata de un relato costumbrista y social en Argentina en el que el protagonista, gay, rememora su infancia con piernas ortopédicas. El hecho de haber nacido con una particularidad física y la pasión que ya de niño sentía por todo lo femenino hacen que el protagonista siempre se haya sentido especial. La evocación de sus recuerdos de infancia en un pueblo argentino hará aflorar sus sentimientos más íntimos.
Lo que está escrito, de Elizabeth P. Vaquero
Amor, romance y saga familiar. La historia de tres parejas del pasado y sus familias se entrelaza con la actual historia de amor de la protagonista, que bucea, a través de cartas, diarios y objetos, por los conflictos esclavistas de mediados del siglo XIX que marcaron la vida de tres generaciones de mujeres. Se trata de una historia de amor tradicional que se emplaza en los albores de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial.
El amargo sabor de las crisálidas, de Pasifae (seudónimo)
Un hombre de sesenta años decide cumplir su sueño de ser escritor marchándose una temporada de retiro tras sufrir una paliza. Una mujer misteriosa lo acoge en su casa del río, un lugar idílico en el que encontrará la paz pero que acabará siendo el escenario de un macabro acontecimiento. En el resumen de Juan Eslava Galán: “Juan es un sesentón en paro que pasa el confinamiento en casa de una rusa amable que guarda un misterio”.
Milagro, de Eutropio (seudónimo)
Una de esas novelas de búsqueda de la propia identidad, de crecimiento personal o llamadas coming of age. En este relato iniciático la protagonista, poseedora de ciertos poderes sobrenaturales, recorre la década de los 90 y los primeros años del siglo XXI. Hija de una mujer condenada por la sociedad de la época por el hecho de sentirse diferente, Blanca se convierte en una adolescente que se rebela contra el abandono que sufrió en su infancia. Es gracias a un chat de internet por lo que descubre que tiene poderes, y encontrará una comunidad con la que sobreponerse a la herida del abandono.
Metamorfosis femenina, de Jon Mur (seudónimo)
Un dilema de una mujer casada, cansada y madre de tres hijos. «¿Soy feliz?», se plantea María, el personaje protagonista de esta novela femenina que aborda «la rebelión de la ama de casa», al preguntar a sus 40 años si se siente realizada con su vida. Para llenar ese incipiente vacío existencial, causado por el hartazgo del rol otorgado a las mujeres en la familia y en la sociedad, decide tomar las riendas de su vida para encontrar nuevas oportunidades de crecimiento personal. María buscará en aplicaciones para ligar y el sexting una forma de satisfacer sus vacíos emocionales.
Solo me sirve el odio, de Gallo (seudónimo)
Rota de dolor por la violación y el asesinato de de su hija, la protagonista se cobra venganza descuartizando al que sabe asesino de la joven. Tras confesar, decide asistir a la consulta del psiquiatra de la prisión, donde, sesión tras sesión, reconstruye los hechos con una frialdad estremecedora.
Anda suelto Satanás, de Ernie Loquasto (seudónimo)
Este thriller de investigación pero con tintes de realismo sigue a un detective empleado por la SGAE y que, sin saberlo, se encuentra en manos del diablo. El investigador da con una antaño famosa cantante de boleros cubana. Los dueños del cabaret donde esta trabaja secuestran al investigador con la intención de matarlo, aunque sean ellos los que finalmente acaben muertos.
Lluvia de cristal, de Dolors Fernández Guerrero
Una anciana se pone tras la pista de unos sucesos que ocurren en su barrio: una explosión, una plantación de marihuana, un cuerpo maniatado, la desaparición del hijo de un vecino herido en la explosión y el hallazgo del cuerpo decapitado de un vecino musulmán. No descansará hasta demostrar que todo está relacionado. El Premio Planeta la presentó como una novela «clásica policiaca, coral, del más estilo Agatha Christie».