No hay quien baje a España de la nube. La campeona de Europa sigue su paseo triunfal con Luis de la Fuente al mando y su último logro fue conseguir una plácida victoria ante Serbia para sellar su billete hacia los cuartos de final de la Nations League. [Así vivimos la victoria de España ante Serbia]

La Selección sabía que si ganaba seguiría viva en el torneo y, de paso, encarrilaría mucho la primera plaza del grupo. Por eso, no dio concesión alguna a un rival que podía ofrecer batalla pero que pareció un equipo menor a manos de un equipo que se divirtió de lo lindo sobre el terreno de juego.

Laporte abrió el marcador cuando tan sólo se habían disputado cinco minutos de encuentro. Y pese a que España lo intentó por todos los medios y gozó de innumerables ocasiones para haber firmado una goleada de escándalo, no fue hasta la segunda mitad cuando, con los tantos de Morata y de Baena, decantó la balanza a su favor definitivamente.


Laporte celebra su gol con España.

RFEF

Un monólogo

Un minuto de fútbol fue más que suficiente para darse cuenta de cuál iba a ser el guion que iba a seguir el partido en la primera mitad. España fue la encargada de ejecutar el saque inicial, y desde el arranque se vio que iba a ser quién iba a llevar el peso del partido. 

Y si tan sólo hizo falta un minuto para ver por dónde iba el camino del choque, tan sólo se necesitaron cinco para confirmarlo con el primer gol. España ejecutó una acción preparada a balón parado. Sacó un córner en corto y sirvió un balón llovido al segundo palo, donde emergió la figura de Laporte más fuerte que ninguna otra para cabecear al fondo de las mallas. 

A las primeras de cambio, el equipo de Luis de la Fuente se había puesto por delante en el marcador y tenía el partido en el escenario que quería. El tanto, lejos de aplacar la ambición del equipo español, le impulsó para ir a por el segundo. 

Enseguida llegó un mano a mano de Oyarzabal que Rajkovic desbarató de manera casi milagrosa, o el remate de Mikel Merino de cabeza al poste acto seguido en una acción calcada a la del primer gol. Se olía el segundo tanto, parecía tan sólo cuestión de tiempo que cayera, pero lo que se precipitó del cielo fue una buena tromba de agua.

Bajo la lluvia también dominó España. Luis de la Fuente ha sabido imprimirle a la Selección un carácter indomable, ambicioso y desenfadado. Por eso este equipo siempre busca el gol con verticalidad y sin titubear más de la cuenta.

Serbia se vio impotente, incapaz prácticamente de pasar del medio del campo en la primera media hora de juego. Una sumisión absoluta que no se materializó, sin embargo, de manera tan clara en el marcador ni con el disparo de Oyarzabal desde la frontal del área que obligó a Rajkovic a realizar una gran intervención. 

Morata, con un cabezazo dentro del área, también se encontró con el guardameta serbio en su camino hacia el gol, y ahí murió una primera parte que dejó un resultado excesivamente corto.

Morata falla un penalti

En la segunda mitad hubo más de lo mismo. Un abuso incontestable por parte de la Selección ante una Serbia que no es un equipo cualquiera y que estuvo presente en la pasada Eurocopa. Sin embargo, ante los de Luis de la Fuente, pareció un equipo menor.

Uno de los grandes protagonistas de este segundo acto fue Álvaro Morata. Generó mucho peligro, gozó de muchas ocasiones a cada cual más clara, y experimentó las dos caras de la moneda.

Primero, la frustración. Se le escapó una gran oportunidad con un disparo a la media vuelta que se marchó por poco, y sobre todo sufrió cuando falló un penalti provocado por Pedro Porro. Morata buscó ajustar el lanzamiento a la escuadra y metió el pie demasiado abajo, así que el balón se fue a las nubes. 

Sin embargo, el delantero del Milan no se descompuso. De la Fuente movió el banquillo, pero a él le dejó en el terreno de juego, como si supiera que algo bueno iba a pasar. Efectivamente, hubo final feliz. En una jugada preciosa por el carril central entre Oyarzabal, Merino y el propio Morata, el delantero culminó la acción con un toque de primeras con el batió a Rajkovic y selló la victoria de España. 

Había más para España. Serbia se quedó con diez futbolistas por la expulsión de Pavlovic, que trastabilló a Oyarzabal siendo el último jugador, y en esa misma falta Baena clavó el esférico en la escuadra para hacer el tercero. 

Todavía el marcador pudo ser mayor si Pedri no se hubiera encontrado con el larguero o si Rajkovic no hubiera tenido alguna acción afortunada más. Pero daba igual. La victoria era un hecho para España, al igual que su pase a los cuartos de final de la Nations League.

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