Nuestra galaxia está contenida dentro de un vasto caparazón de materia oscura, según un nuevo estudio. Los astrofísicos han descubierto evidencias de enormes campos magnéticos que serpentean a través y alrededor del «halo» de materia oscura que recubre la Vía Láctea. Las gigantescas estructuras magnetizadas serían el producto de flujos galácticos de regiones activas de formación estelar.
Un equipo de científicos liderado por el Instituto Nacional de Astrofísica (INAF) de Italia descubrió nuevas formaciones a gran escala que cubren la Vía Láctea, dotadas con intensas cargas magnéticas y alineadas con las denominadas burbujas de eRosita, dos extrañas estructuras que se extienden a ambos lados del centro de la galaxia. Esto sugiere un origen común para ambas formaciones, vinculando los halos magnetizados con la actividad de formación estelar.
El nuevo estudio, publicado en la revista Nature Astronomy, revela que los campos magnéticos dentro de las burbujas, observadas originalmente desde el satélite eRosita gracias a sus emisiones de rayos X, conforman estructuras filamentosas que se extienden por una distancia igual a aproximadamente 150 veces el diámetro de la Luna. Los enormes filamentos están relacionados con vientos calientes, con una temperatura de 3,5 millones de grados Celsius, expulsados del disco galáctico y alimentados por las regiones de formación estelar.
Producidos por centros de formación de estrellas
Los astrofísicos creen que todas estas estructuras, tanto las burbujas como los filamentos magnetizados, forman parte de un gran caparazón de materia oscura que recubre toda la galaxia, aunque su existencia no puede confirmarse hasta tanto no se revele la naturaleza exacta de esta misteriosa sustancia, que se advierte por su influencia sobre otros cuerpos pero que no interactúa con la luz.
“Nuestro trabajo proporciona las primeras mediciones detalladas de los campos magnéticos en el halo de la Vía Láctea, que emite rayos X y revela nuevas conexiones entre las actividades de formación estelar y las emisiones producidas en esas regiones. Nuestros resultados muestran que las crestas magnéticas observadas no son estructuras aleatorias simples, sino que están estrechamente vinculadas a las regiones de formación de estrellas de nuestra galaxia”, indicó en una nota de prensa el científico He-Shou Zhang, autor principal del nuevo estudio.
Nuevos conocimientos sobre la galaxia
Según un artículo publicado en Science Alert, el análisis de los filamentos sugiere que el origen de las burbujas de eROSITA fue la formación de estrellas. A una distancia que oscila entre 10.000 y 16.000 años luz del centro galáctico, un anillo de formación estelar habría producido el calor y los vientos que causaron que el gas caliente y el plasma se elevaran hacia el halo galáctico, a una distancia de decenas de miles de años luz.
En un principio se había pensado que las enormes burbujas podían estar relacionadas con la actividad de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea, pero los nuevos datos las relacionan directamente con los procesos de formación de estrellas. Esta característica podría ser común a otras galaxias activas.
Zhang y sus colegas destacan que los hallazgos son un paso adelante en nuestra comprensión de la Vía Láctea, porque ahora sabemos que nuestra galaxia puede generar salidas de materia alimentadas por eventos intensos de formación estelar, produciendo estructuras como las enormes burbujas y filamentos observados, más allá de la actividad del agujero negro supermasivo central.
Referencia
A magnetized Galactic halo from inner Galaxy outflows. He-Shou Zhang et al. Nature Astronomy (2024). DOI:https://doi.org/10.1038/s41550-024-02362-0