Marta Rovira ha cerrado este lunes 13 años al frente de la Secretaría General de Esquerra con una reivindicación de su papel en el referéndum del 1 de octubre y la petición a Oriol Junqueras, también a Carles Puigdemont sin mencionarlo, que sigan su ejemplo y den un paso al lado. En una larga conferencia de balance de gestión Rovira ha pasado cuentas además con Junqueras, al que ha acusado de «intoxicar» en los últimos meses para ganar el congreso que el próximo 30 de noviembre debe escoger a la nueva dirección republicana.

Tras dos horas de conferencia Rovira se ha dirigido directamente a Junqueras para pedirle que abandone la dirección de ERC junto a ella. «Todo ciclo tiene un final. Oriol este proyecto lo empezamos juntos y aún estamos a tiempo de dejarlo juntos, no divididos». Lo ha hecho tras acusar a Junqueras y su equipo de campaña de atacarla desde el día que preparaba su retorno de Suiza, cuando aparecieron las primeras informaciones sobre los carteles que vinculaban a Ernest Maragall con el Alzehimer.

Todo ciclo tiene un final. Oriol este proyecto lo empezamos juntos y aún estamos a tiempo de dejarlo juntos, no divididos

«Yo soy sospechosa, es el relato de campaña de una candidatura» se ha lamentado Rovira, que ha negado la existencia de una estructura paralela de toma de decisiones para marginar al Junqueras. «Claro que he tenido grupos de whatsapp», afirmaba en referencia a las informaciones en este sentido. «Pero ninguna decisión se ha tomado al margen de las estructuras de partido que tocaban».

Una Rovira al borde de las lágrimas en algunos momentos se ha presentado como la «receptora de campaña de intoxicación, de ataques, después de haber servido al partido y a Junqueras en primera persona. Dicen que tenía una dirección B, que si no designamos abogados para los presos, que si no sé qué muñecos….» ha enumerado, para concluir que ha llegado el momento de «decir basta», tras semanas callando «por responsabilidad».

Estructura B en Madrid

La número dos de Esquerra ha señalado, por contra, la existencia de un grupo específico «en Madrid para negociar la amnistía ¿era una estructura B?» se ha preguntado. «¿O negociar con el PSC qué cargos se quedan en el Govern?» ha añadido en referencia a una información que Junqueras ha desmentido. «¿O el grupo para activar las redes sociales solo de determinados cargos del partido?».

Lo que sí existió, concluía Rovira, es «una estructura de comunicación dedicada al presidente del partido, diferente a la de ámbito nacional, y existía porque nos comprometimos a trabajar para redefinir en positivo el perfil» de Junqueras. La número dos de Esquerra ha querido rebatir así las acusaciones lanzadas por Junqueras, desde su exclusión de decisiones políticas como el adelanto electoral a las campañas de comunicación.

La secretaria general ha pasado también al ataque, acusando a Junqueras de haber amparado la toma de decisiones como los pactos con el PSC en las diputaciones catalanas, o la negociación en el Ayuntamiento de Barcelona para entrar en el gobierno local de Jaume Collboni. Una negociación liderada por Elisenda Alamany, quien ahora concurre como número dos de Junqueras para dirigir Esquerra, con la que Rovira les acusa de haber precipitado el adelanto electoral en Cataluña.

«Estos días hay quien se borra del adelanto electoral y lo usa en campaña» advertía Rovira. «Pero las maniobras poco compartidas para entrar en el Ayuntamiento impactaron claramente en el adelanto electoral» al excluir a los Comunes, de esas negociaciones, ha argumentado. Sobre los pactos en las diputaciones provinciales ha asegurado que «se me escaparon de las manos», mientras defendía los pactos con el PSOE para las investiduras de Pedro Sánchez primero, y Salvador Illa después, que a su juicio sí guardan coherencia con el proyecto independentista que ha liderado durante más de una década.

«Fue la gota que colmó el vaso, pero el affair de Barcelona tuvo una previa en la forma de forzar a Ernest Maragall a renunciar» ha añadido, en un nuevo ataque a Alamany. Se ha referido también a las presiones de Junqueras para ser el próximo candidato a la Generalitat, cuando Pere Aragonés ocupaba la presidencia, o su exclusión de la comisión electoral del partido.

Advertencia a Junqueras

Tras los desmentidos, Rovira ha reclamado «cambiar el perfil de la campaña» interna de ERC. «Una responsabilidad que nos interpela a todos» y que «es cuestión de voluntad y actitud, solo depende de nosotros». Aunque también ha lanzado un aviso a Junqueras, advirtiendo que en las semanas que le quedan como secretaria general «seré implacable en mantener la cohesión interna» contra quienes «osen dividir, machacar» al partido «extendiendo acusaciones gratuitas contra los compañeros».

Antes de llegar a ese punto, Rovira ha aprovechado su balance de 13 años como secretaria general de Esquerra para pasar cuentas con solo con Junqueras y quienes ahora cuestionan su gestión al frente del partido, sino también con sus antiguos socios de Convergencia primero, Junts después. «Lo que más siento del 1 de octubre es que no hay legado» por la desunión del independentismo, ha apuntado. «Algunas se declaraban hijas del 1 de octubre» añadía en referencia a Laura Borràs, «y tildaban a los padres y madres de traidores mientras abucheaban a Carme Forcadell, que fue la única líder que se atrevió a proclamar la independencia».

«Algunas se declaraban hijas del 1 de octubre y tildaban a los padres y madres de traidores mientras abucheaban a Carme Forcadell, que fue la única que se atrevió a proclamar la independencia»

Rovira ponía así en cuestión el «compromiso con la independencia» no solo de Junqueras, sino también de Carles Puigdemont, al que ha reclamado igualmente un paso al lado. «Llevamos siete años así» se ha lamentado en referencia a la batalla abierta entre Junts y ERC que ha concluido con la pérdida de la mayoría independentista en el Parlament. «¿Alguien cree que los que teníamos responsabilidades en aquel momento podemos arreglarlo?» se ha preguntado.

«Lo dejo porque durante siete años hemos demostrado que somos incapaces» de volver a trazar una estrategia común. «Me cuesta aceptar que el 1-O se haya reducido a ver quien le saca mas rédito electoral» añadía para afirmar que «todo el mundo» que tuvo responsabilidad en la organización del referéndum y posterior declaración de independencia «tiene que dar un paso al lado».

«Yo hago autocrítica y soy capaz de aceptarlo» ha apuntado tras reconocer que «los últimos meses han sido los más duros de los últimos 13 años, y habiendo pasado exilio y represión te lo tienes que pensar antes de decir esto» por la guerra abierta en Esquerra.

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